La humanidad es una especie tan insegura y débil como extraordinaria. Estos momentos de crisis ponen de manifiesto los dos extremos. Por un lado está la irracional afirmación de algunos en sus temores bajo la figura de dioses o venganzas imaginarias, o el execrable egoísmo de los que hacen como que nada sucede; por otro, como acertadamente señalaba Camus en La Peste, los seres humanos poseen más cosas dignas de admiración que de desprecio. Este momento de crisis mundial ha puesto en evidencia quiénes son verdaderos líderes de sus naciones y quiénes no, quiénes son verdaderos buenos ciudadanos y quiénes sólo lacras sociales. Ha habido más de una manifestación de grandeza, de solidaridad, de acogida que hace recobrar la esperanza en la humanidad.
Saquemos lo mejor de nosotros y por estos días de mundial confinamiento, busquemos la elevación del espíritu cultivando la lectura, las artes y la ciencia. Pocos tienen una ocasión tan extraordinaria como esta para estar con sus familias. Esta crisis debería producir a largo plazo grandes y buenas cosas para nosotros y para nuestra sociedad. Si algo ha demostrado esta situación es que aquello de que sólo existen los individuos es una ficción de quienes viven para su vientre. Ojalá el futuro lejano nos encuentre con el recuerdo de que en momentos de penuria fuimos grandes, nobles y sabios.
Los editores.