Fotógrafo del mes edición 102

CAMILA RÍOS BEDOYA: MIRADA Y REPRESENTACIÓN DEL ENTORNO PROPIO


Camila Ríos Bedoya es fotógrafa documental. Seleccionada entre 10 artistas plásticos de Guarne, Antioquia, en la serie documental «Vestigios», seleccionada entre las 101 miradas fotográficas de Medellín por la corporación de Cine Casa del Sol y poniente en la biblioteca León de Greiff para hablar de su proceso de creación en el evento organizado por la CNCCS en «La Mujer en el Cine». Exposición permanente «Dignidad: un encuentro Mayor», y selección de retratos en la librería Remanso de las letras en Entrerríos, Antioquia.

Los imaginarios sociales componen valores, apreciaciones, gustos, ideales y conductas en la conciencia de las personas que conforman una determinada cultura. El imaginario además de mantenerse en interacción constante con las individualidades, se destaca como el efecto de un complejo entramado de relaciones entre discursos y prácticas sociales. La fotografía es un certificado de presencia, es ventana y espejo de la vida misma. La observación es ese marco desde donde la creación empieza a tomar forma, porque de la percepción del entorno es que surge la propia mirada. El espejo es la realidad que nos rodea, en la que habitamos, por lo tanto, Ventana–Espejo: Mirada–Cámara. Agnès Varda dice: «La verdadera belleza del cine radica en su capacidad de mostrar lo extraordinario en lo ordinario».

En sus recorridos en bicicleta o caminando, la observación de las calles, de los entornos urbanos y rurales, a donde sucede la vida, ha construido su propia mirada sin perder la objetividad del ambiente del que hace parte. El acercamiento la ha sensibilizado con respecto a la realidad cotidiana; la necesidad de reconocimiento y de comunicación la han hecho entender la manifestación de Agnes Varda, porque existimos y necesitamos una identificación, con relación al lenguaje, la fotografía es ese espacio y ese medio para hacer sublime y para darle un lugar a las cosas simples que nos rodean día a día. Se trata de hacer un acercamiento personal, humano y sensible con las personas. El reconocimiento real y sincero por su ser, sus oficios, saberes y experiencias.

Le interesa la fotografía monocromática por las posibilidades expresivas que permite. Dejar de lado el código cromático, hace posible, por otro lado, acentuar otros aspectos que son de todo su interés como fotógrafa. La luz, la textura, el contraste, la mirada, la concentración en lo esencial. Le interesa en cada retrato a través del click sensible, identificar la mirada que nos revele al ser que encuentra frente a su lente y su mirada, el brillo, la luz interna, la que proyecta y nos revela su intimidad.

Una o un vigilante nocturnos que son testigos y cómplices de los amantes, de las conversaciones solitarias de los borrachos, de las peleas, de los insomnes. Un campesino labrando la tierra u ordeñando las vacas antes de que salga el sol, un hombre tomando un café en una taberna convencional en un horario matutino de un pueblo cualquiera, escuchando boleros mientras una mujer barre la calle, resplandeciente y fresca, como las primeras horas del día. Infantes jugando en el parque, rodeados de las personas que salen de misa, transeúntes que van y vienen de trabajar, los habitantes de calle que reciclan, buscan una moneda para el pan recién horneado. Los oficios se mezclan al mismo tiempo que las emociones: el dolor, la alegría, la incertidumbre, la certidumbre, la risa, el llanto. El ser humano, lo cotidiano, la belleza de «lo insignificante».

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