Sociedad Cronopio

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¿A QUÉ QUIERE JUGAR EL ESTADO ISRAELÍ?

Por Hasan Türk*

Por estos días lo que se observa y detalla en Oriente Medio es a un Israel que no tiene paciencia para vivir en paz con sus vecinos. Es la misma historia pero con nuevos ingredientes. Es obvio que el Estado israelí debe tener intereses ocultos en medio de las nuevas jugarretas para crear «nuevos asentamientos».

Aumentaron las tensiones otra vez cuando un funcionario israelí —supuestamente Netanyahu no tenía ni idea— declaró que el gobierno tenía la firme intención de  construir 1.600 viviendas más en la región de Ramat Shalom, mientras el Vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, estaba de visita en Israel para reiniciar el diálogo. Esto quiere decir que Netanyahu como cosa rara no va a hacer caso a nadie, ni siquiera de los consejos de Barack Obama.

La administración de Obama siempre se opuso a los nuevos asentamientos, pero Netanyahu ha demostrado al estadista norteamericano que cueste lo que cueste, quiere seguir en su plan. Inclusive recibió duras críticas de algunos ciudadanos judíos ortodoxos. Por tanto, gracias a las políticas represivas de su administración, se ha dado reinicio a un conflicto que esta vez puede traer consigo consecuencias letales e inesperadas.

Después de duras críticas por parte de la opinión internacional por la invasión a Gaza, se nota que el gobierno israelí no aprendió la lección de todo este asunto. El mundo musulmán sabe que detrás de las intenciones de Netanyahu no sólo subyacen los asentamientos. Lo cierto es que mientras no exista estabilidad y seguridad en la región, Israel solo quiere ampliar su geografía en territorio palestino. Y más adelante, cuando se sienten a dialogar, Netanyahu no va a dar un paso atrás. Y todo será cuestión de tiempo y tendrá un efecto inexorable: se apropiará por la fuerza de una buena porción palestina.

Pese a las declaraciones del secretario de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, cuando aseguró que los nuevos asentamientos van en contravía del derecho internacional, Tel Aviv ignora estas reclamaciones y se hace la de la vista gorda. Israel con sus actos parece  un niño mal criado y las Naciones Unidas están pagando estas consecuencias: esta organización fue el padre y creador de esta nación después del holocausto de la Segunda Guerra Mundial.

Israel no crea nuevos problemas sólo con los nuevos asentamientos. También lo hace con la construcción de un muro descomunal en la frontera de Egipto y con la reapertura de la sinagoga Hurva. Todos estos hechos fueron suficientes para el inicio de la tercera intifada.

Después de tanto tiempo, La Unión Europea por fin despertó y envió a su vicepresidente Catherine Ashton a Gaza. Esta visita fue importante e histórica, porque le permitió comprobar con sus propios ojos el desastroso resultado de actividades represivas que conllevaron a un alto número de víctimas civiles. Ashton decidió llevar el caso a la Conferencia de Moscú, donde se habló sobre la situación crítica de la región. A su vez, el Cuarteto para Medio Oriente condenó el plan de construcción de viviendas.

Lamentablemente, la actuación del gobierno de Estados Unidos demuestra contradicciones y una ausencia clara en la política exterior hacia el Medio Oriente. Un día decidieron no enviar a su asesor George Mitchell a la región y a los pocos días aseguraron que era patente una amistad inquebrantable entre Estados Unidos e Israel. Hasta ahora existía un gobierno israelí que hacía caso a Obama, pero desde hace unas semanas estamos viendo un Israel que está decidido a no hacer caso a su gran aliado.

En realidad, Obama depende del apoyo del congreso norteamericano para aprobar la Ley de Salud, teniendo en cuenta que el «lobby» judío en el congreso es fuerte.  Por consiguiente, no se podía esperar unas declaraciones más fuertes. El premier israelí estaba consciente de esto y quiso aprovechar hasta lo máximo esta situación. Al analizar todos estos hechos, están ayudando inconscientemente al pueblo palestino, porque hasta el momento todo el mundo a la hora de hablar de este conflicto se refería al término «conflicto palestino», pero después de estos hechos se podría rotular ahora como el «conflicto israelí». Si los palestinos deben asumir la prudencia, ahora deberán estar atentos ya que todas las miradas están dirigidas hacia una mala jugada de Israel.

Otro interés muy importante del Estado judío es tumbar la Mezquita al Aksa para poder reconstruir el Templo de Salomón. Estas acciones podrían desencadenar una Tercera Guerra Mundial, ya que es evidente el odio reconcentrado en ambas partes. Ahora bien, ni el mundo musulmán, ni el mundo judío, ni el cristiano desearían una confrontación ya que hay armas nucleares en Israel y posiblemente en Irán.

La Unión Europea y Estados Unidos  tienen una decisión difícil de tomar ¿Seguirán luchando por sus ideales de democracia y ahora, más que nunca, tienen una última oportunidad para llevar esos aires democráticos al Oriente Medio? ¿Podrán dejar sus ideales y ciegamente apoyar a un Estado israelí a todo costo? Si se toma la segunda opción, occidente para siempre perdería la credibilidad ante 1.570 millones de musulmanes y el resto del mundo.

Estados Unidos y Europa tendrán que demostrar al mundo que tan sinceros son en sus ideales o simplemente son excusas para llevar su hegemonía y saquear las riquezas de estos pueblos y luego dejar una población destruida como en muchas ocasiones la historia nos ha ensañado.
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* Candidato a Magíster en Ciencias Póliticas de la Universidad Pontificia Bolivariana e investigador del Centro de Estudios de Turquía de la Universidad de Antioquia. hasturco@gmail.com

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