Literatura Cronopio

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EVOLUCIÓN Y OTROS POEMAS

Por Alejandro Pérez*

Con cada año que pasa, me gusta menos el pastel y más la fruta. Me gusta menos lo artificial y más lo natural. Ya no me atraen las mujeres que caminan con tacones y postura perfecta, que llevan siempre vestidos elegantes y el pelo resplandeciente. Ahora aprecio a las mujeres que caminan por la calle despeinadas, en piyama y en chancletas, que tienen pinta de recién haberse levantado.

Ya no me gustan los frappuccinos con nata y sirope de vainilla y chocolate. Ahora me gusta más el café amargo, sin leche y sin azúcar.

Ahora odio los sonetos de Shakespeare y Rimbaud. Prefiero los poemas poco trabajados. Los que usan lenguaje coloquial. Los que tienen un verso de diez sílabas, seguido por uno de cinco, seguido por otro de doce. Los que no tienen ni orden ni estructura.

PESADILLA

I.

Soñé con un mundo en el cual

las personas ya no hacían

la tortilla de patata a mano.

No compraban ni huevos ni patatas

ni cebolla ni aceite de oliva

virgen extra. Iban al supermercado

y compraban la tortilla ya

empaquetada para después

calentarla en el microondas.

II.

Soñé que ya no había poetas

en el mundo, que solo quedaban

académicos. Que ya nadie creaba

nuevas ideas, que la gente se

conformaba con simplemente

interpretar las existentes.

AUTORRETRATO

 

Me llamo Alejandro

y pasé años y años

odiando mi nombre

por ser muy común

pero después de

aprender de Alejandro

Magno y sus grandes

hazañas cambié de

opinión. Odiaba la

poesía pero tras

leer a Nicolás Guillén

me empezó a gustar.

Antes me gustaba

el color rojo,

pero ahora lo asocio

con sangre y ya

no me gusta.

Quiero conocer

a Borges pero

está muerto.

Quiero hablar

con Dios pero

he aprendido

que es bastante

callado.

Quería ser futbolista

pero vi que se me

daba mejor la

poesía.

Quería ser rico

pero he aprendido

que me caen

mejor los pobres.

Quería tener un

coche de lujo

pero ando en

un Volkswagen

del 2000 que ya

se está descomponiendo.

Tuve una rata de niño

porque todos los demás

tenían perros y gatos

y yo quería ser diferente.

Escribo mis poemas

en papel porque odio

los ordenadores.

Me gusta la tortilla

de patata pero me

gustan más

las tortillas de maíz.

Me gusta la playa

pero me gusta más

la ciudad.

Me gusta el humo

y me fascinan las

vallas publicitarias.

Odio soñar de noche

pero me encanta soñar

de día. Les tengo

miedo a los puentes

porque sé que son

frágiles y que fácilmente

se vienen abajo,

como las

personas.

POETA ABANDONADO

Si estuviera

en una isla,

abandonado, no

intentaría cazar

ni pescar, como

harían otras

personas. Cogería

un palo y con

él escribiría un

poema en la arena.

Escribiría algo

profundo,

algo digno de

ser recordado,

algo como:

«Lo que da miedo

no es la muerte

inminente,

lo que da miedo

es ser olvidado».

UN MUNDO MEJOR

En el mundo

de mis hijos

no existirá

el género.

No habrá

distinción entre

prosa y poesía.

No habrá distinción

entre hombre y

mujer.

PREGUNTA

¿Qué es más triste:

un blues o una

elegía?

¿Es más

triste la pérdida

o la muerte?

____________

* Alejandro Pérez es de padre guatemalteco y de madre estadounidense y ha vivido en los dos países. Actualmente estudia escritura creativa en la Universidad de Columbia en Nueva York. Sus poemas y relatos han sido publicados en Star 82 Review, HEArt Online, Literary Orphans, Acentos, Gravel, SOMOS Latinx Literary Magazine, Letras de Chile, y Letralia entre otras revistas. Su poema «Words of my Father/Palabras de mi padre» ha sido nominado para un premio «Pushcart» y su poemario Maybe the Trumpet is Human fue ganador del Boston Accent Lit Chapbook Series 2018.

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