Diario de un cronopio salvaje.

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DICIEMBRE 18

Por Santiago Andrés Gómez Sánchez*

El domingo estaba desayunando y miré por la ventana. Enmarcada por la cortina y un postigo, a unos cien metros, o poco menos, se veía entera la ventana de otro edificio. Reflejado en su cristal, un montón de fachadas de otros edificios dispuestos en perspectiva, algunos más cerca que otros. Justo encima de uno de los más cercanos y más bajos, surgiendo no sé de dónde, se encendió una luz brillantísima, como una estrella.

¿De qué punto del sol venía ese rayo que ahora rebotaba dos veces hasta mí, primero en un edificio cercano al río Medellín, luego en un alto edificio de El Poblado, y debía atravesar el propio cristal de mi ventana, por entre una cortina y un postigo, para hacerse ver un instante por mí? El destello vacilaba y por supuesto no duró mucho. Me preguntaba yo también por el ángulo especial del cristal primero en que se reflejaba tal brillo, y en la infinidad de otros rayos, algunos que nadie veía, que se reflejaban en ese instante en vidrios cercanos a aquel cristal a donde primero llegaba el rayo que yo estaba viendo. Entre tanto, estaba pensando muchas cosas, y un rocío cubría el queso que le estaba poniendo, rodaja por rodaja, a unas galletas con mermelada, en desayuno, quizás, inconveniente, ya un poco inconveniente para mi salud. Pensaba en que no solo es que se han cerrado muchos capítulos de mi vida, sino que hay algunos que parecen cerrados definitivamente y a voluntad. Pensaba que lo que ha sido el destino de mi vida está más que bien, y no es necesario promulgar, como a veces quisiera al menos escribirlo aquí, en qué consiste esta conciencia de ser escritor y creador audiovisual para siempre, sin que me sea necesario ya hacer mucho más. Cómo me resulta de absurdo el que yo mismo piense en ocasiones que si uno está vivo, debe seguir perseverando en las publicaciones o difusión de sus obras, cuando ellas mismas han alcanzado su lugar peculiar y, por más que algunas de ellas merezcan ser resaltadas o presentadas en uno u otro aspecto (pienso en Tratado sobre la mentira y El cuarto asesino, especialmente), sería indigno impulsar una lectura suya más atenta en un medio condicionado por las coordenadas más innobles de la imagen y el mercado. Sí, este es el lugar único, para mi conciencia volátil y mi sensibilidad confusa, para señalar que el centro más estable de mi ser ha conseguido dictar una actitud que confía en lo hecho y sabe diferenciar su naturaleza. A unos metros, sobre el abismo, en la punta de un balcón, una macetica con un cactus verde oliva.

Diciembre 31

De tantos me he alejado, de tantos a quienes valoro pero quiero cerrar las puertas… Siento que hay mucha gente que yo quiero o que simplemente estimo pero no me valora, porque tal vez no valora nada. Lo más conmovedor es que de todos hay que aprender algo y a todos los recuerdo por una u otra cosa. De X, por ejemplo, hay que aprender esa voluntad de corregir la poesía (ella dice «enrarecer»). De C, que más bien no me quiere ver a mí, ha sido importante para mí y recuerdo con frecuencia la idea de que una mínima variación en una melodía o en el acento de un ritmo diferencian por completo a una obra o a una idea musical de otra. De S, la noción de que mejoras sustanciales en una obra literaria se dan por sencillos cambios de palabras, operaciones casi o del todo mecánicas y muy delimitadas. De M, que a los libros de poemas de uno es mejor ponerlos a esperar.

Sin embargo, es necesario, es saludable comprender que hay batallas perdidas, lugares a donde no puedo ir, entidades intocables, y que la única actitud por asumir entonces es no mirar hacia atrás, o al menos no volver atrás, algo que en buena medida he ido logrando.

De nuevo, debo insistir en que hay que limitarse a mis pagos.

Enero 5

Está atento a una señal hoy, a no ser que ya la señal se haya dado, como la palabra raíz que encontraste cuando te diste cuenta de que en el relato de Foción [en Paradiso] sobre el origen de Fronesis, la madre de este ya estaba en embarazo de él, o como esa gotita de clara de huevo que cayó sobre la sartén y al secarse se erizó como una aguja. Tú sabes lo que significa cada una de estas cosas, solo porque el referente modificado está latente desde antes. Cállalo. Crees que habrá cosas más determinantes que demuestren hoy lo que ya presientes y te pide ante todo prudencia.

Menos mal escribo aquí para mí mismo, para no enloquecer.

Enero 13

Pues bien, la señal del 5 de enero sí llegó. Se murió Blas Emilio Atehortúa. Lo recuerdo hoy cuando he hecho un juramento: «Todo por la literatura». Un juramento que me da paz, luego de momentos de mucho cansancio. Publicar un artículo de opinión sobre el llamado neo–paramilitarismo me ha dejado extenuado. Y también trasnochar el sábado pasado oyendo música de Bach. Eso no debo volver a hacerlo. Trasnochar es lo peor.

Enero 26

Días de tranquilidad mental pero preocupación por mis seres más queridos, salvo Adriana. Mi madre sufre por una inflamación que no sabe a qué se debe, y cumple ya varios meses de peregrinación a un médico aquí, a otro allá, a otro más allá, con otras dolencias diversas que le aparecen y se vuelven más urgentes, y la inflamación no sana, empeora misteriosamente. Nubia, por su parte, está viviendo desde hace tres semanas los últimos días de su hermana Amparo, que va de mal en peor en la clínica. Yo me debato entre los dos frentes, atento a ambos, acompañando mucho a mamá, con Gabriel, a todas las citas que pueda, y tratando de consolar y aconsejar a Nubia, que no debe y sin embargo se las arregla para excederse en el esfuerzo por ayudar a su hermana. Me lleva esto a reflexiones tristes, porque para mí ellas son las fuentes de la vida y, como le decía yo a María del Pilar hace unos días, es un milagro haberlas conocido, haber sido formado por ellas, así como es un milagro haber conocido a Adriana y seguir siendo formado por ella en nuestro trato diario. Hace ocho días, luego de hacer yoga, me acosté un momento y Adriana pasó y me acarició los pies. Yo agradecí al Universo por darme lo que cualquiera sueña y, penosamente, muchos no logran disfrutar en la vida, y es el hecho y la conciencia de disfrutar de un techo tranquilo en la compañía de una pareja invaluable, con amor. Parece que todas estas preocupaciones y ansiedades hacen más patente la necesidad de cuidarse y de cuidarnos entre todos, y al mismo tiempo me sensibilizan sobre el hecho de mi humanidad, de mi fragilidad y mi relación con otros.

Febrero 16

Ser crítico con la mentalidad hegemónica occidental, con la propia academia, con las tendencias imperantes, favorecer una moderación de la industria y negar el crecimiento económico, facultar para el conocimiento crítico y el pensamiento independiente, para una comunicación comunitaria, para el tejido de memoria, no para el espectáculo ni el circuito elitista de los grandes festivales. Postular un documental meditativo, un encuentro sanador de las heridas dejadas por la dictadura de la razón.

No muerdas el anzuelo de las intrigas y ambiciones laborales. Haz tus aportes con amor. No dejes de aprender. No dejes de trascender la vanidad de este mundo de apariencias. Nada es tan grave, por doloroso y arduo que sea el trance. Enfrenta la batalla de la vida con compasión y desapego.

Febrero 23

Ayer me quedé hasta las dos de la mañana pasadas con Fernando Restrepo, que está en nuestra casa, hablando de chamanismo. Las ideas de lo amargo y lo dulce como principios fundadores del cosmos me sirven mucho para mi libro sobre Lezama. Hay un texto que leí hace unos días de un señor Arjuna que considera a Paradiso, como ya lo había hecho González Echavarría, a partir de la relación entre el tabaco y el azúcar. Es en torno a este maridaje que se da la resurrección de Oppiano Licario, al final, y Arjuna lo demuestra. Por otro lado, el tabaco es relacionado todo el rato como una energía poética. Fernando y yo mambeamos, y él me contó que la coca elaborada del mambe es la única sustancia que el amazónico considera alimento. Todo esto fue una experiencia intensa, esta mañana hablamos mucho de la palabra como fundamento del universo en las culturas, una palabra más amplia que lo que hoy conocemos como tal, por supuesto. Él me habló de los conjuros de los Evangelios, como de pasada, porque dice que en eso no hay que meterse mucho.

Marzo 29

Han pasado unos días determinantes desde que escribí por última vez en el diario. Ahora, mientras vuelvo a estas páginas irredentas, dentro de todo, siempre rastrillando en el fondo del pantano, o no siempre, porque solo es una metáfora, y también rastrillar en el fondo del pantano es escribir y escribir y escribir y saber que todo va a quedar en un polvillo más bien sórdido, el ámbar digital, que solo es parte del ámbar sustancial, irredentas páginas, entonces, porque no necesito la redención, siquiera, no yo, al menos no yo… Suena el tema nuevo de Bob Dylan, sobre la significación de la muerte de John Fitzgerald Kennedy, que incluso para mí fue tan importante, para mí que nací más de diez años luego… ¿Fue eso el origen de lo que estamos viviendo? Caramba, no son pocos los que dicen que esta peste del coronavirus, extendida por casi todo el mundo, esta pandemia, es el fin de unos tiempos y el comienzo de otros. Las versiones al respecto son delirantes y divergentes. Yo no creo en ninguna, pero tampoco dejo de creer en ninguna. Lo que capto son efectos de una situación que dice más de nosotros por el modo en que la recibimos que por lo que fueran los eventuales orígenes de la misma. En efecto, si esta cosa fue diseñada, o si no lo fue, lo que resulta determinante son sus consecuencias sobre un mundo que ha llegado a ser lo que es, justo para dar de frente con algo así. Bueno, hay que decirlo, tal vez no vuelva a ver a mi mamá, aunque eso podría escribirlo todas las noches o cada vez que me despedía de ella, pero ahora quiere decir algo más tenaz. Puede caer enferma y no la podría ver, o lo mismo pasa conmigo. Y difícilmente podría ella sobrevivir a la enfermedad, sería al parecer casi imposible. Eso por supuesto me exaspera cuando la veo escandalizada por el creciente número de muertos pero defendiendo todas las medidas que ha tomado el presidente, incluyendo su demora para cerrar los aeropuertos. Los gritos que he terminado dándole son, ante todo desde mi perspectiva, un desgaste, un insulto a mí mismo. Yo en verdad me doy cuenta de que lo que sigo sin poder aceptar es que nunca aprenderemos la lección de los límites. Tal vez el escándalo de las muertes es lo que me enfurece, el escándalo siempre, inútil. Por mí, me siento abocado a un destino que se me hace simplemente inevitable, ingobernable, pero veo que estoy muy bien apertrechado. Y sé que todo es diabólico pero juega a mi favor, como siempre, señora verdad, como siempre, señora verdad.

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La presente columna, Diario de un cronopio salvaje, son tajadas de vida, como llamaba el gran cineasta Louis Feuillade al cine, son estas páginas extraídas del diario de un crítico solitario, narrador alucinado, estudiante eterno de literatura, cine y música.

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*Santiago Andrés Gómez Sánchez (Medellín, 1973) es periodista de la Universidad del Valle, magíster en literatura de la Universidad de Antioquia. Ha publicado los libros Madera Salvaje (novela, Ediciones B, 2009), El cine en busca de sentido (crítica, Universidad de Antioquia, 2010), Los deberes (cuentos, Universidad de Antioquia, 2012), Todas las huellas. Tres novelas breves (novela, Universidad de Antioquia, 2013), La caminata (cuentos, EAFIT, 2015), El cuarto asesino (novela, Universidad de Antioquia, 2016), Certeza de lo imborrable. El cine en busca de sentido, vol. 2 (crítica, Universidad de Antioquia, 2017), La Musa asesinada. ‘Conversación en la Catedral’, de Vargas Llosa: novela marxista (crítica, Universidad de Antioquia, 2018), Régimen de criterios. Cines y cineastas colombianos (crítica, Editorial Deliberar, 2019) y Diálogo de raíces (cuentos, EAFIT, 2019). Entre 1992 y 2011 fue crítico de la revista Kinetoscopio y del diario El Colombiano, de Medellín. En 1994 fundó la Corporación Cultural de Video Independiente Madera Salvaje, con la cual ha realizado 28 obras audiovisuales de corto y largometraje en los géneros de documental, ficción y experimental. En 1996 recibió el Premio Nacional de Video Documental por Diario de viaje, considerada una obra pionera en el cine de ensayo en Colombia. En 2014 fue merecedor de una beca a la creación del Municipio de Medellín para la escritura de su libro La caminata. Ha sido profesor de historia del cine, apreciación cinematográfica, lenguaje audiovisual y teoría del cine en EAFIT, la Universidad de Antioquia y el Politécnico Jaime Isaza Cadavid. También ha sido jurado en la convocatorias del Ministerio de Cultura, el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, IBERMEDIA y la selección de la película colombiana para los premios Oscar, Goya y Ariel. Actualmente es candidato al Doctorado en Literatura de la Universidad de Antioquia. Como músico, grabó el disco Savia con el grupo Los Dados y persiste en ser rockero de tiempo completo.

 

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