DONNA BAIER STEIN: ENTRE LA MELANCOLÍA Y LA LUZ

0
214

donna baier

Traducción al español por María Del Castillo Sucerquia*

Dependiendo de su contexto y tiempo, leer a poetas extranjeros nos acerca a su manera de sentir, ver y ser en el orbe, para, y/o, desde su terruño. Hoy en Cronopio Errante, columna de traducción, les presento cinco poemas de la destacada escritora Donna Baier Stein.

Donna Baier Stein (Kansas City). Novelista, cuentista y poeta laureada. Originaria de Kansas City, vive en Nueva Jersey y escribe a tiempo completo. Autora del libro The Silver Baron’s Wife, premio PEN/New England Discovery, ganador de bronce en reseñas de prólogos, libro del año 2017 y finalista del premio Paterson de ficción; de Sympathetic People, finalista del premio de ficción de Iowa, libro independiente de próxima generación 2015, finalista de premios en Ficción Corta; de los poemarios Sometimes You Sense The Difference y Let The Rain Have Its Say. Fue editora fundadora de Bellevue Literary Review y Tiferet Journal. Recibió la beca Bread Loaf, estímulo para seminarios de escritura de la Universidad Johns Hopkins, subvenciones del New Jersey Council on the Arts and Poetry Society de Virginia, la beca de los Summer Literary Seminars, entre otros premios y reconocimientos. Sitio web: https://donnabaierstein.com/

ON HEARING A WIDOW SPEAK

She said she felt like Emily Dickinson without the poetry,
never getting out of bed but once

on the anniversary of her mother’s death.
I told you, knowing you would remember

the book her husband wrote, the one about the way
we mark time and the light that saves us.

With a TV thrown in, literally, for good measure.
I think I’ve spent my whole life missing someone.

Now even take-out Chinese tastes
like I should be eating it with you.

LO QUE DIJO UNA VIUDA

Dijo que se sentía como Emily Dickinson sin poesía,
y que nunca se levantaba de la cama, excepto

en el aniversario de la muerte de su madre.
Te lo dije, sabiendo que recordarías

el libro que escribió su marido, el de cómo
marcamos el tiempo y la luz que nos salva.

Con un televisor incluido, literalmente, por si acaso.
Creo que he pasado toda mi vida extrañando a alguien.

Ahora incluso la comida china para llevar sabe
como si debería comerla contigo.

* * *

TRICKS AUNT RUTH TAUGHT ME

Cast a careful eye about you—
look at the size of muskrat houses,
the depth of carrots sounding the soil.

These are tricks worth learning at any age:
how to test the fur on the bottom of a rabbit’s foot
or the skin on a potato. If the fur’s thick
or the skin tough, expect a hard winter.

Then toss the almanac over your shoulder
and ignore weather maps on TV,
because these are the signs to look for:

Cows’ hooves breaking off early.
Worms crawling into abandoned houses.
Screech owls beginning to sound,
to your ears, like women crying.

TRUCOS QUE ME ENSEÑÓ LA TÍA RUTH

Mira con atención a tu alrededor:
observa el tamaño de las casas de las ratas almizcleras,
la profundidad de las zanahorias sondeando el suelo.

Estos son trucos que vale la pena aprender a cualquier edad:
cómo probar el pelaje de la pata de un conejo
o la cáscara de una papa; si el pelaje es grueso
o la cáscara es resistente, espera un invierno tenaz.

Luego, echa el almanaque sobre tu hombro
e ignora los mapas meteorológicos de la televisión;
estas son las señales que debes buscar:

Las pezuñas de las vacas se quiebran muy pronto.
Los gusanos metiéndose en casas abandonadas.
Los chillidos de las lechuzas empiezan a sonar,
en tus oídos, como el llanto de una mujer.

* * *

LA SÉCHERESSE

One woman, one tree.
(Anonymous)

When Senegalese women
tend their communal garden,
they water vegetables
from a hand-dug well
one bucket at a time.
Their animatrice, or leader,
has seven children
but only half a harvest.
As she bends dry dun hands
to cracked ground, the Harmattan wind
peels topsoil and carries
her continent’s cast-off skin
many kilometers south.

When she gives the women buckets
to water the soil,
plant the trees,
feed the children,
they draw a garden—
full, green, and fertile—
from parched earth.

The animatrice, blowing life
into her disciples,
reminds them their tribe has a riddle:

Where does the dry season go in rainy season,
and where does the rainy season go in dry?

When they are silent,
she answers for them:

Into the acacia tree
evergreen, with pendulous leaves
and silver wattle.

It’s from you, she insists,
dusting her pinched breasts,
the tree comes; even to him—our tribe’s chief—
the tree remains a riddle.

LA SÉCHERESSE

Una mujer, un árbol.
(Anónimo)

Cuando las mujeres senegalesas
atienden su jardín comunitario,
riegan las verduras con agua de un pozo
excavado a mano, un cubo a la vez.
Su animadora, o líder, tiene siete
hijos y solo la mitad de la cosecha.
Mientras inclina sus pardas y secas manos
sobre el suelo agrietado, el viento Harmatán
desnuda la capa superior del suelo y arrastra
la piel desechada de su continente
muchos kilómetros al sur.

Cuando les da baldes
a las mujeres para regar la tierra,
plantar los árboles,
alimentar a los niños, hacen
un jardín, pleno, verde y fértil,
de la tierra árida.

La animadora, vivificando
a sus discípulos, les recuerda que
su tribu tiene un acertijo:

¿A dónde va la sequía en la temporada de lluvias
y a dónde va la temporada de lluvias en la sequía?

Si no responden,
ella lo hace por ellos:

Dentro de la acacia, árbol
perenne, con hojas colgantes
y zarzo plateado.

Es de ustedes, insiste,
sacudiéndose el polvo de los senos pellizcados.
Siempre permanece el árbol. E incluso para el jefe de nuestra tribu,
el árbol sigue siendo un enigma.

* * *

EDITH ROSE HINOTE

In my great grandmother’s kitchen
with its wood-burning range,
scored oak table, and square ochre tiles,
she fed hungry farm hands
steaming drop biscuits, honeycomb from her bees,
ham and mustard beans, candied dills, raisin pie.

She dried corn in cloth sugar sacks;
boiled eggs from her Rhode Island whites;
wove rugs of burlap; stitched quilt patterns
like Dakota Star, Queen’s Delight, Bird’s Eye View.

She made soap in the butchering kettle
and red pepper tea to cure chicken cholera.

Whatever grief was in her life crouched silent
behind a hard face above a hand-crocheted collar.
Her hair curled tight as Brillo.

At 83, she shared strong coffee
each morning with her neighbor,
the widowed Mrs. Doakes,
until one morning, pulling pie from the oven,
she slipped to the ochre tiles, spirit rising
warm, fragrant, formless as steam.

EDITH ROSA HINOTE

En la cocina de mi bisabuela,
con su estufa de leña,
mesa de roble rayada y azulejos color ocre,
alimentó a los hambrientos peones con
galletas humeantes, miel de sus abejas,
judías con jamón y mostaza,
eneldo confitado y pastel de pasas.

Secaba el maíz en los sacos de tela del azúcar;
hacía huevos duros de Rhode Island;
tejía alfombras de arpillera con patrones de colchas
de Dakota Star, Queen’s Delight, Bird’s Eye View.

Hacía el jabón en la marmita de carnicero
y té de pimiento rojo para curar el cólera del pollo.

Ocultaba el dolor en silencio
detrás de su rostro duro sobre un cuello tejido a mano.
Su cabello era rizado como Brillo.

A los 83 años, compartía un café fuerte
cada amanecer con su vecina,
la viuda Doakes.
Hasta que una mañana, sacando el pastel del horno,
se resbaló de las baldosas ocres,
mientras su espíritu se elevaba cálido,
fragante, informe como el vapor.

* * *

YOU ASKED WHAT SUSTAINS ME

In the movie Night of the Iguana
a young Richard Burton
asks Deborah Kerr
what the spooks of depression respect.

Endurance, she says.

In that same movie, Ava Gardner
survives on rum and coke,
and her midnight swims in the ocean
with eager young men.

An old man recites
his last poem
before a white moon
veiled by clouds
that hang soft above
deep, dark water.

PREGUNTASTE QUÉ ME SOSTIENE

En la película La noche de la iguana
un joven, Richard Burton,
le pregunta a Deborah Kerr
qué respetan los fantasmas de la depresión.

La resistencia, dice.

En esa misma película, Ava Gardner
sobrevive a base de ron y coca cola,
y baños de medianoche en el océano
con jóvenes ansiosos.

Un anciano recita
su último poema
ante una blanca luna
velada por nubes
que cuelgan suaves
sobre profundas
y oscuras aguas.

___________

* María del Castillo Sucerquia (Barranquilla, Colombia – 1997). Poeta, traductora (francés, inglés, italiano, portugués y griego), agente literaria, terapeuta en medicina oriental (Escuela Neijing, España). Aprendió idiomas en la Universidad del Atlántico. Estudiante de idioma hebreo. Ganadora del premio de poesía Naji Naaman, categoría Creativity prize, (Líbano, 2022); del premio «Un poema para Meira Delmar» – 2022 (Biblioteca Meira Delmar, Barranquilla, Colombia); del premio Golden Heart, que otorga la Fundación Internacional Rahim Karim Karimov (Rusia–Kirguistán, 2022), en reconocimiento a su labor literaria y de traducción; del primer puesto del VII premio Mesa de Jóvenes «Jorge García Usta» (Festival Internacional PoemaRío – Biblioteca Piloto del Caribe) con su libro «El tren silenciado», entre otros reconocimientos. Directora de la revista Read Carpet Colombia. Curadora y traductora de revistas literarias y medios nacionales e internacionales. Sus poemas han sido traducidos al chino, inglés, canarés, bengalí, polaco, entre otros, y publicados en antologías y medios digitales e impresos nacionales e internacionales.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.