UNA VOZ PROPIA

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una voz propia

Por Luis Fernando Macías*

En palabras de Hölderlin, Heidegger nos recuerda que «el lenguaje es la casa del ser», ya que «en su vivienda mora el hombre». Nosotros podemos entenderlo así: el lenguaje es el vaso cuyo contenido es el ser, y podemos anunciar que, a través del poeta, aquello que emana del ser se hace canto; es un cantar que proviene de la fuente prístina y es la esencia de la experiencia primordial humana, no el canto de uno sino el canto de lo Uno.

Dice Erick Neumann: «Esa irrupción de imágenes que se configuran rítmicamente en las palabras del hombre conmovido es la fuente creadora de casi toda la cultura humana. Tanto el núcleo de la religión como el del arte y el de las costumbres proviene originariamente de esa oscura y unitaria manifestación de lo creador en el alma». Es por esto por lo que el aprendiz de poeta se dirige al hallazgo de la voz propia, puesto que ser poeta consiste en tener una voz. No se trata de simular la voz de alguien, sino de encontrar la propia. ¿Cuál es la voz poética que no puede ser de nadie más, sino la mía? En el camino del aprendizaje se escuchan voces afines, voces dignas de ser amadas; algunas de ellas inciden en la configuración de la voz propia y, como poeta en formación, debe uno admitir estas voces, permitir que le abran tramos del camino (subyace aquí la idea de la imitación como método de aprendizaje); pero debe uno también estar atento a no convertirse en el otro. No es posible ser el otro. En ese sendero solo se consigue ser el remedo del otro, pero el remedo no es poeta, solo lo es el hombre verdadero. La cautela entonces consiste en mantener presente la meta de ser uno mismo, ¿cuál es mi voz auténtica? La que lleva en sí los latidos de mi corazón, la que conserva y obedece a mi temple de ánimo y configura mi lenguaje particular, la voz que ofrece mi sentido de la existencia y propone la música del sendero que soy.

Los talleres de literatura tienden a fomentar la creencia de que el asunto de la escritura es un problema exclusivamente de la forma y, por lo tanto, se resuelve en el aprendizaje de las técnicas de escritura, el estudio del lenguaje y el dominio de los géneros y de sus particularidades. Siguiendo esa lógica, la academia se esfuerza en enriquecer los contenidos teóricos de los programas e insta al aprendiz a llenarse de fórmulas y normas de toda procedencia.

Todo esto conviene solo en la medida en que se entienda que la verdadera fuente de la creación es el Ser mismo. El trabajo de cada aprendiz consiste en hacer de sí mismo un poeta. El poeta se descubre en el interior de quien lo es. El poema es solo el camino de manifestación del poeta y la poesía el latido del mundo captado por el poeta y sugerido en las palabras como un destello iluminador. El poema es aquella reunión de palabras en un texto por medio de la cual la poesía se hace visible a la conciencia o a la percepción sensible.

Quien nos dice lo que somos es el ruiseñor en su canto. En su desesperación por la pérdida de Eurídice, Orfeo viaja con su lira al inframundo y, como el ruiseñor que aprieta su corazón contra la espina del rosal, eleva el clamor que rinde a las bestias a la contemplación, detiene el mundo de los muertos y doblega la implacable ley de Hades hasta convencerlo de que le permita entrar por su amada y salir con ella al mundo de los vivos… Si en verdad quieres ser poeta, consigue que tu canto eleve la música que conmueva el corazón de Perséfone hasta la ternura del consentimiento imposible.

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*Luis Fernando Macías (Medellín, 1957). Profesor de la Universidad de Antioquia. Narrador, poeta, ensayista, autor de obras para niños, editor. Ha sido director de la Revista Universidad de Antioquia y codirector de las revistas Poesía y Esteros.

Entre sus obras podemos destacar las novelas Amada está lavando, Ganzúa, Eugenia en la sombra y Las muertes de Jung; los libros de poemas La línea del tiempo, El jardín del origen, El libro de las paradojas, Memoria del pez (compilación 1977-2017) y Todas las palabras reunidas consiguen el silencio (antología bilingüe); y los libros de ensayo Diario de lectura I: Manuel Mejía Vallejo, Diario de lectura II: el pensamiento estético en las obras de Fernando González, Diario de lectura III: León de Greiff, quintaesencia de la poesía, El juego como método para la enseñanza de la literatura a niños y jóvenes, Glosario de referencias léxicas y culturales en la obra de León de Greiff, El taller de creación literaria, métodos, ejercicios y lecturas.

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