Periodismo Cronopio

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FELO GARCÍA: PROVOCADOR URBANO

Por Kryssia Ortega*

No recuerda un solo momento de su vida en que no haya dibujado. De pequeño se escondía para hacerlo porque cuando sus hermanos lo encontraban le decían que perdía el tiempo.

Hoy, Rafael Ángel «Felo» García, sabe que para razones el tiempo. En enero de 2009 celebró, tardíamente para muchos, su declaratoria como Premio Nacional de Cultura Magón, el máximo reconocimiento que otorga el Estado costarricense por la labor de toda una vida.
Y es que en el caso de Felo su labor ha sido, contundentemente, de toda una vida. Un homenaje reciente, en la Escuela Casa del Artista me lo confirmó. Más que sus amigos, se acercaban los estudiantes pidiéndole con todo el respeto que inspira: «Maestro, me regala una foto». En Costa Rica, regalar no siempre tiene sentido literal, en este caso es conceder, aquí el idioma se vuelve cariñoso y en otros países nos terminan viendo raro.

Nacido en 1928 en Paraíso de Cartago, a sus dos meses salió de ahí para vivir en Barrio Aranjuez, en pleno centro de San José.

«En mi casa tenía muchos estímulos porque dibujaba todo el tiempo y yo me escondía para dibujar y cuando terminé mi tesis en arquitectura me sentí muy feliz porque por primera vez sentí que no había perdido el tiempo», cuenta.

Pero de pequeño no solo dibujaba, desde ya se le delineaba esa versátil personalidad, pues jugaba fútbol con los niños del barrio y siempre era el líder, cuando entre todos perseguían la pelota en el terreno donde hoy se ubica el Hospital Rafael Ángel Calderón.

Si no era el fútbol lo que lo mantenía ocupado, se distraía solo en el patio de su casa construyendo ciudades, con sus calles, puentes y edificios. Ya para entonces tenía la inquietud y cuando dijo que quería estudiar arquitectura, nadie supo qué era eso.

Una beca del gobierno lo lleva a estudiar en 1947 a Inglaterra, sitio ideal para desarrollar la carrera de Arquitectura y Diseño Urbano en el ‘Hammersmith College of Building and Arts’ en Londres.

Enamorado de las posibilidades que la ciudad y Europa le ofrecían tanto profesional como culturalmente, García estuvo muy a gusto hasta que el estallido de la Revolución del 48, lo hizo regresar. Pero un imprevisto lo llevó a quedarse en Cuba, donde volvió al fútbol y tuvo un reencuentro, decisivo para el futuro de su vida artística, con el pintor Manuel de la Cruz González.

Allí jugó con el Real Iberia y compartió su tiempo con Manuel de la Cruz, quien le despierta el placer por el dibujo y el interés por la pintura. Luego se trasladó a Colombia, donde jugó con el América de Cali.

Al regresar a Costa Rica en 1951 combina el fútbol con su trabajo en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), donde topa con otro factor determinante para su carrera, al ser compañero de don Teodorico «Quico» Quirós, uno de los pintores costarricenses fundamentales de inicio del siglo XIX. Juntos iban a pintar paisaje y la amistad con Quirós resultó ser un gran apoyo para García.

El anhelo de poder terminar sus estudios de arquitecto en Londres se concretó en 1954 con una beca concedida por el MOPT.  Al regresar, jugó tres temporadas con el Hendon Football Club, convirtiéndose así en el primer futbolista costarricense en jugar en Europa. Su regreso al país, graduado como arquitecto y planificador, y ya como artista emergente se da a fines de 1956.

LA ÉPOCA DE LOS OCHO

El año de efervescencia para el medio artístico costarricense fue en 1958, momento de convergencia de varios artistas que recién regresaron al país.

«En 1958 en el Museo Nacional fue mi primera exposición al regresar de Londres. Ya Manuel de la Cruz había hecho su exposición y fue terriblemente criticado porque era muy geométrica. Luego de la mía, expuso Lola Fernández», cuenta García.

«En ese año conversé también con Harold Fonseca y César Valverde que también venían llegando del exterior. Luego, llegó a mi oficina del MOPT Néstor Zeledón, quien preparaba una exposición de escultura y también fue terriblemente criticado, por artistas de la época y gente de la entonces Escuela de Bellas Artes».

«En ese momento decidimos formar un grupo para luchar contra el medio e hicimos una lista de todos los que estábamos siendo afectados. Fuimos a hablar con todos uno por uno y todos estuvieron de acuerdo y luego hicimos el famoso manifiesto. Éramos ocho artistas planteando un cambio radical», recuerda García.

El grupo de los ocho estaba integrado por Manuel de la Cruz González, Harold Fonseca, Guillermo Jiménez, César Valverde, Luis Daell, Hernán González y Néstor Zeledón, según el libro «Arte costarricense: un siglo», de José Miguel Rojas (pág. 107).

Este grupo hizo su primera exposición colectiva en Las Arcadas, en los alrededores del Hotel Costa Rica, en pleno centro de la capital. Estuvo abierta al público durante 22 días «en un San José en que no había mayor alternativa y trascendió fuertemente, pero para entonces hubo críticas más conceptuales y como nosotros asistíamos todas las noches, la gente se acercaba a conversar con nosotros y esos conversatorios [sic] nos hicieron más populares y la gente entendía más de nuestra propuesta», comenta el artista.

Luego vinieron grandes cambios en la plástica costarricense, aparecieron otros grupos como el grupo Taller en el que estaba Rafa Fernández, otro de los grandes pintores de la plástica costarricenses, quien fue formado por Manuel de la Cruz González y para entonces, el objetivo del grupo de los 8, estaba cumplido.

«Lo que sucede ahora es producto de eso, pues actualmente se abren grandes posibilidades dándoles a los artistas un marco económico del cual hasta pueden vivir. Yo diría que el movimiento actual no es similar porque el que dimos nosotros que fue una lucha revolucionaria contra el medio. En esa época andábamos treinta años atrás y eso fue una provocación general contra todo el medio y que al unísono se nos vinieron encima», afirma García.

«Hoy día se da un cambio favorable por las nuevas técnicas pero se está dando sin la violencia de nuestro movimiento, ahora la gente lo asimila poco a poco y hay gran cantidad de galerías que dan espacio a artistas emergentes, hay exposiciones casi a diario y un movimiento social alrededor de la producción artística que hace que ésta se incremente», agrega.

OBRA DE TODA UNA VIDA

Luego de su lucha por abrir la visión hacia el arte, se dio la de su papel como Director General de Artes y Letras, cuyos grandes logros fueron los festivales de arte, que movilizaban espectáculos por todo el país; y también fue la plataforma para artistas jóvenes y el establecimiento de las becas taller.

Su camino siguió de la mano de otra de sus pasiones la arquitectura. Junto al arquitecto Jorge Bertheau, lograron la apertura de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica en 1971, siendo Felo García su primer director.

«De entonces a ahora hay grandes diferencias, la arquitectura de hoy es de altísimo presupuesto y tiene una incidencia grande en el paisaje urbano del país. Es una arquitectura de grandes contrastes se acentúa muchísimo la diferencia y socialmente se establece aun una diferencia más grande», asegura García.

Tras la arquitectura, la pintura siempre estuvo presente. Su obra característica se desarrolla tomando el tugurio como elemento plástico, abstraído por el artista en su faceta de arquitecto y por preocupación de planificador urbano, tal como lo señala Elizabeth Barquero en el libro «Felo García: artista, gestor, provocador, innovador», de Ileana Alvarado (pág. 37). Otro punto no menos importante en su obra pictórica es la desarrollada en 1998, producto de su relación con el paisaje marino, donde el color es su principal protagonista.

«He tenido que pelear duro por mis ideales porque, en cada cosa que me he propuesto realizar encuentro una oposición muy fuerte. Nada ha sido fácil son muchas las cosas en que he intervenido y he caído en la consideración que en la mayor parte de ellas tenia razón, porque yo cuestiono absolutamente todo y no tomo las cosas de primera instancia. Tal vez me quede en la época del porqué cuando uno era ‘güila’ y vivía preguntando ¿por qué?», dice García.

Al día de hoy el artista, que sigue con una agenda apretadísima, celebró la llegada de sus primeros 80 años en julio de 2008 y en enero de 2009 la llegada del Premio Magón, que no esperaba.

«Los premios me han sorprendido siempre. Desde que gané el Teodorico Quirós (2001) que fue mi primera sorpresa y ahora con el Magón desde luego, porque ya me había acostumbrado a ser candidato, escuchando siempre a los amigos indignados porque no llegaba el premio, pero ahora por fin podrán descansar», dice riendo el artista.

«Nunca he hecho nada por tener un premio y me he mantenido trabajando sin pensar en ello. Con la llegada del Magón he sentido un gran gusto porque me he dado cuenta de la cantidad de amigos dentro y fuera del país, que me hicieron llegar sus felicitaciones y fue muy reconfortante recordar tanta gente bonita, fue un premio agregado», aseguró.

SOBRARON LOS MOTIVOS

El jurado que otorgó a Rafael Ángel «Felo»  García, el Premio Nacional de Cultura Magón 2008, integrado por Sandra León, Mabel Morvillo, Jorge Trejos y Alberto Cañas, resumieron en tres grandes razones el porqué se le otorga este galardón.

– Felo García fue el capitán visible del llamado Grupo de los 8, que en 1960 se lanzó a renovar las artes plásticas costarricenses, principalmente la pintura. Desde el grupo de los 8, Felo García contribuyó a inaugurar, por así decirlo, el arte abstracto en Costa Rica, aunque no fue el único que marchó por ahí. Hay que recordar  que Harold Fonseca y Manuel de la Cruz González, también experimentaron esa corriente. Pero, las abstracciones de Felo García o llevaron rápidamente a gozar de una estimación y admiración generales.

– Como elementos adicionales hay que mencionar también su labor profesional de arquitecto y educador como promotor de la creación de la Escuela de Arquitectura en la Universidad de Costa Rica. También debe reconocerse su valor como propulsor de la cultura: su trabajo como Director General de Artes y Letras.

– Para el jurado «no es ocioso señalar su condición de notable deportista, pues fue el primer costarricense que jugó en Inglaterra como profesional».
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* Kryssia Ortega es periodista y promotora cultural, graduada de la Universidad Latina de Costa Rica. Trabajó como periodista encargada de la sección de cultura y espectáculos del Periódico La República durante cinco años. También se desempeña como promotora de artistas. Formó parte del equipo de producción de la exposición «Bestiario» de la pintora Florencia Urbina, quien por ese trabajo obtuvo el Premio Nacional de Pintura Aquileo J. Echeverría en 2005. Adicionalmente, es colaboradora del periódico Al Día en la sección de espectáculos y es asesora en comunicación para diversas empresas privadas.

3 COMENTARIOS

  1. Bien descrito! Tarea difícil meter dentro de un artículo a tan excelente ser humano.
    Mi admiración y respeto de siempre para don Felo.

  2. Un artículo por demás interesante, que lo enamora a uno. Hermosa y atractiva historia de uno de los artistas costarricenses más notables. Gracias Kryssia por compartir este artículo con nosotros.

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