Acronopismos y otras delicatesen Cronopio

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Conexiones secretas

CONEXIONES SECRETAS

Por Manuel Cortés Castañeda*

exit

ante la inminencia del peligro
y ya casi en ascuas
en el último instante
saltó por la ventana
que un desconocido
había dibujado
en una de las paredes
de la casa…

los cinco sentidos

-solo para ella
que compra para mí
cada día
en el mercado
los frutos que mas quiero
y que me gustan-

aún no he olvidado nuestra primera cita en el campo sembrado de árboles frutales…. temblabas de pies a cabeza y yo simulaba matar las moscas que se hartaban de sangre en mi delirio… estaba descalzo y disfrutaba de las piedrecillas que se desangraban en mis patas…

yo no llegué a tiempo porque siempre estuve ahí esperándote desde la primera vez que te vi, y te olí, y te derretiste exquisita en mi lengua… tú llegaste unos minutos tarde, aunque toda la noche no pudiste dormir soñando y tocando y malgastando los frutos mas maduros… los que la dicha te había reservado, solo para ti…

era la época de la cosecha y un olor delicioso y como de otro mundo inundaba el campo y los alrededores… el sol también estaba en su punto… los pájaros venían en bandadas y en bandadas desaprecian ahítos de felicidad y de cantos…

el ruido monocorde y casi sublime de los insectos se saciaba en el oído y se ahogaba en cada palpito del corazón, en cada suspiro de la mirada… de vez en cuando una vaca bramaba en el infinito como si buscara su respiración…el silencio mostraba de tanto en tanto su rostro de niño malcriado acostumbrado a mirar por las rendijas de las ventanas y el ojo de la cerradura de la puerta…

los minutos que te tardaste en llegar fueron míos para recoger los frutos que se habían caído de los árboles… para sacudir las ramas del placer… para contar las estrellas del delirio… tenía un montón para ti… una pila perfumada… una ola de sabores… una melodía sin tiempo… una montaña de colores en tus pupilas… un arroyo maduro y en descomposición para lavarte las heridas… para lavarte los huecos y los gritos y el delirio…

no recuerdo si llegaste ya desnuda, o te desnudaste en el lugar de los hechos sin que yo ni tú lo supiéramos… yo ya desde antes de verte y respirarte y de lamerte en mis sueños estaba desnudo esperando por ti… solo recuerdo que te tiraste sin saberlo sobre la tierra untada de felicidad, inundada de delirios, abrasada de lamentos, salpicada de sabores de otro mundo… los ojos cerrados y las brazos y las piernas bien abiertos… y yo que fruto a fruto, gota a gota, pájaro a pájaro, lengua a lengua, aguja tras aguja, te metí las manos bien adentro, hasta chamuscarme y quemarme los dedos en la gloria…

y te unté de naranjas y de duraznos y de guanábanas y aguacates y papayas y mangos y gusanos y bananos y moscas y suspiros y minches… por las piernas arriba, por los brazos abajo, mis dedos en tu boca amontonados, mis manos en tu hueco, en tus huecos, abriéndole paso a la cosecha, refundiendo las semillas, revolcado en tus quejidos, mi lengua por entre tus nalgas despilfarrando olores y sabores, a tientas en tu culo tan oloroso a gloria, acumulando, sazonando, disfrutando, masticando, relamiendo, lamiendo, chupando, regurgitando… una a una las manos en lo mas profundo de tu intimidad, a puñados, manotazos, a montones, pelo a pelo, lo desconocido, lo perdido, lo que aun hoy en día guardo en la yema de mis dedos, en la punta de mí lengua, en la ebriedad de las horas, en el apetito de mis pupilas, en los paraísos de de mi verga…

te abrí de pies a cabeza, y te saqué las entrañas, te limpié los desechos con mis dedos, te lavé con mi sangre, escribí mi nombre con mierda en las paredes del viento, y el tuyo…y te llené por dentro como se llena y se condimenta y se goza un animal amado y deseado antes de meterlo al horno…

no pasó mucho tiempo y yo ya untado hasta el cogote, echo un asco de olores y sabores y convulsiones y felicidad, perfumado y trasgredido hasta el silencio me dejé caer dentro de ti y tú dentro de mi… y los frutos seguían cayendo de los árboles, y el sol se pudría en su ubicuidad, y los pájaros que venían a beber en tu apetito y en el mío, y los insectos que se reventaban de la dicha… y el silencio que se le paraban los pelos de envidia… hasta ahora, hasta siempre, hasta nunca, hasta cuando, saboreando y malgastando la fruta prohibida, inexistente, que todavía llevo conmigo a todas partes y guardo en mi cuarto, en mi cama, cada vez mas podrida debajo de la almohada…

…Escribir…

Ya no se trata de escribir bien o mal, al menos en mi caso, sino, simplemente, de escribir… donde sea y como sea y cuando sea… lugar y tiempo y modo no son la sustancia del hecho, sino, mas bien, un algo accidental, quizás ocasional, inesperado, trasversal… otros simplemente dirán que el azar es el secreto que dio vida y forma y materia a los garabatos donde el miedo colgó sus primeras herramientas y el sueño su primer impulso de desnudez total… esa primera muerte que antecede y se muere tantas veces como sea necesario antes de su víctima… mucho antes de que la mesa este lista y los invitados ocupen el lugar que les corresponde en la película…

Una vez el fantasma de lo malo y lo bueno pierde estatura y memoria y forma y se hunde y se pudre en su propio lodazal, escribir es todo cuanto queda y lo que cuenta… sin estilo y sin estética y sin ética… escribir como quien despluma un pollo bien alimentado para comérselo con todos a la hora de la cena… como el enamorado mas loco de todos que solo espera que llegue la noche para confesarle su amor al silencio… como el pájaro que en lo mas alto del vuelo se le olvida que vuela y se viene a pique y se hace pedazos en su falta de memoria… como el demente que todos los días a la misma hora se acomoda debajo de la ventana sin saber que hay ventana y a esperar lo que no sabe que espera…

Ya lo hicieron nuestros primeros primitivos de diferentes maneras y jamás pensaron que lo que hacían estaba bien o mal… la misma palabra que se usaba para nombrar la flecha que mataba al bisonte y al ciervo era la misma que nombraba al bisonte y al ciervo y al alimento y a la fiesta que se armaba en torno a los garabatos y a las marcas de las cavernas… fue mucho después que la flecha se convirtió en doctrina y el bisonte y el ciervo en el trofeo del chaman… ellos simplemente lo manosearon sin palabras en las paredes del sueño y del delirio, tantas veces sin darse cuenta, lo hicieron, lo marcaron, lo soplaron, lo animaron, lo lamieron, lo quemaron y sangraron, solo para que el miedo se hiciera ascuas y el delirio se echara a volar, y el tiempo también, como tantas otras cosas, se pusiera de rodillas a celebrar esos primeros garabatos de la nada y de la ausencia… y después, mucho después, fue que los dioses se dejaron echar al cuello las lianas y las cuerdas y los abrazos trenzados de palabras que se hacían carne y sangre en la boca de los enamorados… deseosos de que para ellos también quedara un lugar entre los bisontes y las ciervos… una flecha mucho antes de su divinidad bien incrustada en la mitad del corazón…

Escribir, o garabatear, o delimitar un espacio al sueño y al deseo, o emborronar de tantas formas el delirio, ponerle patas al miedo, cuernos a la derrota, colores a la angustia, y apropiarse cada vez un poco mas de la desnudez, de las noches en vela, de cada pedazo de amanecer que gotea en el vacío… meterle un plumazo de lleno al silencio e inventar otro nombre para los fantasmas que no pueden largarse del todo, enamorados cada vez mas de los rasguños y marcas que dejan los secretos en la sangre… y el chillido de los monos en el ocaso de la mirada… y las marcas de las uñas en la espalda… y los lamentos que se hinchan y se desangran en la delicia de las hembras que meten su cabeza en el agua para aliviar la sed dejando a la intemperie la herida delirante de su intimidad…

Escribir, simplemente escribir, y saber que cada vez que lo haces, es comenzar de nuevo, una vez mas, otra vez, la misma vez de nunca y de siempre… soñar una vez mas, acariciar el miedo una vez mas, dormir abrazados en la misma cama con los fantasmas una vez mas… volver a meter los dedos uno a uno en nuestra propia intimidad una vez mas…

Y cuando se deja de escribir entonces la ventana que ha permanecido abierta todo el tiempo, es solamente un lugar donde se pudre la tarde y los pájaros detienen su vuelo de repente y se mueren de una conmoción súbita… y de tanto en tanto un amante encabronado salta y se hace papilla en la mitad de la calle… mientras en la cueva otro demente le dibuja una flecha mas o demás al bisonte y al ciervo que todavía corren indiferentes y libres en el vacío de las páginas…


Acronopismos y otras delicatesen Cronopio es la nueva columna de opinión de temas variados, y de relatos, de Manuel Cortés Castañeda, para Revista Cronopio.
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* Manuel Cortés Castañeda, nacido en Colombia, es licenciado en Español y Literatura de la Universidad Nacional Pedagógica (Bogotá), director y actor de teatro. Cursó estudios de doctorado en la universidad Complutense (Madrid). Enseña español y literatura del siglo XX en Eastern Kentucky University. Ha publicado seis libros de poesía: Trazos al margen. Madrid, España: Ediciones Clown, 1990; Prohibido fijar avisos. Madrid, España: Editorial Betania, 1991; Caja de iniquidades. Valparaíso, Chile: Editorial Vertiente, 1995; El espejo del otro. París, Francia: Editions Ellgé, 1998. Aperitivos, Xalapa, México: Editorial Graffiti, 2004; Clic. Puebla, México: Editorial Lunareada, 2005. Dos antologías de su trabajo literario han aparecido recientemente: Delitos menores, Cali, Colombia: Programa editorial Universidad del Valle. Colección Escala de Jacob, 2006; y Oglinda Celuilalt, Cluj-Napoca, Rumania: Casa Cărţii de Ştiinţă, 2006. Ha sido incluido en antologías tales como Trayecto contiguo. Madrid, España: Editorial Betania, 1993; Los pasajeros del arca. La Plata, Buenos Aires, Argentina: El Editor Interamericano, 1994. Libro de bitácora. La Plata, Buenos Aires, Argentina: El Editor Interamericano, 1996. Donde mora el amor. La Plata, Buenos Aires, Argentina: El Editor Interamericano, 1997. Raíces latinas, narradores y poetas inmigrantes, Perú, 2012. Además, escribe sobre poesía, cuento y cine. Actualmente está traduciendo al español textos de poetas norteamericanos de las últimas décadas: Charles Bernstein, Leslie Scalapino, Andrei Codrescu, Susan Howe y Janine Canan, entre otros.

1 COMENTARIO

  1. Gran nivel cultural!!!! un orgullo podamos disfrutar,admirar conocer,aprender,y con todo ello crecerrrr,como persona, en el arte y diversas culturas, expresando el espiritu de nuestra gente,graciasssss

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