Alfil Cronopio

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Santos

SOBRE LA FALTA DE OPOSICIÓN Y LA COHERENCIA POLITICA

Por Marcel Hofstetter Gascón*

Tanto en la política nacional como en la del Distrito Capital, se está presentando un fenómeno curioso que es la falta de una fuerza política que asuma la oposición en el respectivo ejecutivo.

A nivel nacional la explicación proviene de la habilidad con la que el Presidente Juan Manuel Santos ha liderado la llamada Unidad Nacional.  Bajo un solo paraguas logró colocar al noventa por ciento de la clase política representados en el Partido de la U, –o lo que queda del uribismo-, el Partido Conservador, el Partido Verde, el Partido Liberal y su apéndice Cambio Radical.

Las excepciones son el PIN y el Polo Democrático Alternativo, dos agrupaciones muy cuestionadas y que han dilapidado el capital político necesario para hacer una oposición de ideas que construya soluciones viables a los grandes problemas que enfrenta la sociedad colombiana.

El caso de Bogotá, el escenario político es diferente al del Gobierno Nacional, dado que el Alcalde Gustavo Petro está gobernando en solitario, luego de que fracasaran reiteradamente varios intentos por formar una coalición estable que permitiera sacar adelante las iniciativas políticas de transformación que urge el Distrito Capital.

Curiosamente, frente a la crisis reciente sobre el sistema de transporte Transmilenio que tuvo que enfrentar el Alcalde, las fuerzas políticas no salieron a capitalizar la oportunidad para proponer soluciones a la difícil movilidad. Lo único que se vio fue un rifirrafe cansino entre el Burgomaestre y su antecesora en el cargo, Clara López sobre los móviles de las protestas y los actos vandálicos.

Es curioso que las fuerzas políticas de la ciudad estando en contra del plan de gobierno de Gustavo Petro, no hayan capitalizado el escenario de crisis para proponer medidas de corto, mediano y largo plazo que contribuyan a moderar el caos que reina en la calles de la ciudad. De haber ocurrido, los partidos políticos estarían aportando ideas para el desarrollo, presionando a los encargados de la política pública a estructurar planes de acción a los problemas más inmediatos, y finalmente aprovechando el pantallazo para posicionar una ideología.

Lo que se observa es que en Colombia, la oposición constructiva, pilar básico de un sistema democrático, simplemente no existe, o no se tiene la capacidad para hacerla. En cualquiera de los dos escenarios, las consecuencias para la eficiencia que propicia el sistema democrático no son las mejores. Para que los electores puedan tomar buenas decisiones, deben tener claridad sobre los principios ideológicos que gobiernan a cada uno de los partidos. Este simple hecho, es hoy una absoluta quimera.

Algunas perlas de la falta de coherencia política: Un Presidente liberal, elegido con el apoyo del uribismo y del Partido Conservador, un Partido Verde no comprometido con los temas ambientales, el Partido Liberal abogando para la reelección de un Procurador ultraconservador, el Alcalde progresista enfrentado la oposición del principal partido de izquierda… Sálvese quién pueda.
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*Marcel Hofstetter Gascón es Director del Programa de Economía y Finanzas Internacionales de la Universidad de La Sabana.

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