LECCIONES DE DEMOCRACIA
Por Marcel Hofstetter Gascón*
El país ha percibido en el último mes una fuerte crispación política, fruto de la inaceptable reforma constitucional de la justicia y del lanzamiento de la nueva formación política de Puro Centro Democrático encabezado por el ex presidente Uribe. Ambos eventos han tenido un fuerte impacto en el escenario político, lo que augura fuertes enfrentamientos que modificarán el mapa electoral de cara a las elecciones presidenciales del 2014.
La fallida Reforma a la Justicia debilitó profundamente la institucionalidad de Colombia. Instituciones como el Congreso, las Cortes y la Presidencia de la República sufrieron un duro varapalo al querer legislar en causa propia. El Congreso buscaba la impunidad y las Cortes la ampliación de su mandato, bajo la mirada turbia e inocua de la Presidencia. Estas turbulentas actitudes demuestran que como Nación no hemos entendido a cabalidad la importancia de lo público. Las instituciones encargadas de prestar un servicio a la sociedad, deben estar volcadas de lleno al cumplimiento de su misión. Sin embargo, la agenda se ve copada rápidamente por intereses privados, mezquinos y hasta ilegales. Mientras la privatización de lo publico haga parte de nuestra identidad como pueblo, Colombia no avanzará hacia un verdadero Estado de Derecho.
El evento de homenaje a Fernando Londoño en el club El Nogal por parte de los llamados uribistas purasangre, implicó el nacimiento de un nuevo partido político, Puro Centro Democrático, en cabeza de Álvaro Uribe Vélez. Desde el punto de vista democrático, es saludable la participación de cualquier agrupación política. Sin embargo, la creación del movimiento político deja muchas dudas e interrogantes. El Partido representa hoy en día a la extrema derecha, con lo cual, al no representar el centro en el espectro político, pierde identidad y coherencia, factores básicos para un Partido Político con vocación de poder en un sistema democrático.
La agrupación creada bajo el liderazgo único del ex mandatario, no tiene líderes que puedan enarbolar las banderas. Los nombres que han salido a la palestra, son desde todo punto de vista inviables. Coroneles como Andrés Felipe Arias que está privado de su libertad, Fernando Londoño que enfrenta una inhabilidad de trece años para ejercer un cargo público fruto del caso de las acciones de Invercolsa, Luis Carlos Restrepo prófugo de la justicia y la cuestionada filosofía de José Obdulio Gaviria dejan un manto de duda sobre la idoneidad ética del grupo político.
Las únicas cartas viables del movimiento una vez descartada la de Angelino Garzón por enfermedad, son las de Oscar Iván Zuluaga y las del Procurador Alejandro Ordoñez. El primero no tiene el carisma necesario para agrupar al electorado, y el segundo polariza con sus arraigadas convicciones religiosas.
Adicionalmente, el discurso y la correspondiente política de la seguridad democrática, la inversión y la llamada cohesión social, ha degradado en los ocho largos años de implementación. Ergo, el movimiento no es políticamente viable bajo las reglas de la democracia, lo que denota la degradación que sufre Uribe una vez abandonando el Palacio de Nariño. Ahora bien, el Puro Centro Democrático ha logrado arrinconar al Presidente Santos en sus horas bajas de Gobierno, debilitamiento que sólo le sirve al ego de Uribe, en un nuevo ejemplo de privatización de la actividad política.
El Presidente Juan Manuel Santos está atravesando el peor momento de su mandato, degradando la posibilidad de un segundo período. El Presidente ha demostrado que se crece en las dificultades, y que hasta a fecha ha tenido el as bajo la manga para enfrentar con éxito las más sonadas dificultades. ¿Tendrá la estrategia para revertir la caída en las encuestas y enfrentar un entorno político adverso? ¿Empezaremos como sociedad a entender la verdadera dimensión de lo público? Sendas cápsulas para el desarrollo económico y social.
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*Marcel Hofstetter Gascón es Director del Programa de Economía y Finanzas Internacionales de la Universidad de La Sabana