“LA VIABILIDAD POLITICA DEL PROCESO DE PAZ”
Por Marcel Hofstetter Gascón*
El país ha venido viviendo una creciente crispación política fruto de la polarización entre el ex presidente Álvaro Uribe y el actual mandatario Juan Manuel Santos. El debate en la arena política ha tomado nuevos visos de cara a las próximas elecciones en el 2014. La agenda política está presa detrás de las rejas de los diálogos de paz en La Habana, Cuba.
El Presidente ha jugado su prestigio en el éxito de esta arriesgada apuesta, y de paso, en la posibilidad cierta de trascender en la historia de Colombia como el estadista que fue capaz de finalizar un conflicto endémico de más de diez lustros. En caso de fracasar en el intento, el actual gobierno pasará al olvido como tantos otros, y se materializará la amenaza latente de la vuelta al poder de la extrema derecha. Álvaro Uribe y su séquito de áulicos han realizado todas las maniobras posibles para estallar el proceso de paz, de tal forma que alguno de los llamados mini candidatos tengan alguna opción de llegar de nuevo al Palacio de Nariño.
En cuanto a la guerrilla de las FARC, su panorama también está sujeto al acontecer en la isla caribeña. El fracaso en las acciones de paz, se verá envuelta de nuevo bajo una terrible maquinaria de guerra de exterminio, alejándose cada día más del pueblo y del ideario que dicen defender. Un suicidio histórico desde cualquier perspectiva.
Bajo este difícil entorno, la única salida que parece ser válida tanto para el gobierno como las FARC consiste en el logro y la materialización de unos acuerdos de paz. Sin embargo, el torpe manejo que se la ha dado al proceso ha hecho que los colombianos sean escépticos y le hayan dado la espalda a un posible fin del conflicto. La paz no se puede hacer de espaldas del país, dado que la sociedad ha de deponer las armas como un medio en la resolución de conflictos y controversias.
De ahí la importancia de iniciar una verdadera política alrededor de la mesa de negociación, de tal forma que vaya sembrando la semilla de la credibilidad en la población. Los hechos que han marcado en la desesperanza radican en el permanente rifirrafe entre las partes, la continuidad del conflicto y la actividad del ex Presidente. Es de vital importancia romper esta cadena de desesperanza que se ha venido tejiendo. Para ello se requiere el fin de las declaraciones destempladas del Gobierno y de las FARC, el alto al fuego verificable, y un extenso diálogo social y campañas de medios, en la cual se induzca a la esperanza de una nueva Colombia. De paso se aislaría al Puro Centro Democrático como único agente en pro del fracaso de los diálogos.
Colombia está a menos de un año del desenlace de la trama. La presión en la mesa de negociación se hará cada vez más aguda, facilitando la comisión de errores que puedan resquebrajar la dinámica lograda. La diligencia en la obtención de un acuerdo, así como el buen manejo político son los pilares que conducen hacia la consolidación de la paz, de tal forma que el país respalde mayoritariamente el proceso así como los acuerdos que pongan fin al conflicto.
Urge un cambio radical o la profundización de la guerra.
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*Marcel Hofstetter Gascón es Director del Programa de Economía y Finanzas Internacionales de la Universidad de La Sabana