Alfil Cronopio

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Fortaleza proceso de paz

LA FORTALEZA DEL PROCESO DE PAZ

Por Marcel Hofstetter Gascón*

El Presidente Santos sorprendió al país hace poco más de un año, con la noticia de la apertura de unos diálogos de paz con uno de los principales actores del conflicto armado que aflige a Colombia desde hace décadas. A pesar de la luz de esperanza que se abría con la noticia, el escepticismo ha sido el sentimiento característico del pueblo colombiano a lo largo del proceso que ya completó el primer año de trabajo. Este sentimiento es el producto de una escalofriante guerra sin cuartel, y a las múltiples frustraciones de los diálogos en Caracas, Tlaxcala y finalmente el Caguán. El entorno, complejo y desesperanzador, con poco margen de maniobra, ilustra la titánica tarea emprendida por el gobierno con el objetivo único de contribuir a la pacificación de Colombia. Con este poco capital político, el proceso ha tenido que enfrentar los ataques de la extrema derecha en cabeza del recién creado Uribe Centro Democrático, quienes enarbolan las banderas del exterminio del grupo guerrillero por la vía armada como único mecanismo contra el flagelo. Y para finalizar el año, la fuerza pública descubre un plan de los rebeldes con el objeto de atentar contra el expresidente Uribe y el fiscal Montealegre.

A pesar de las mencionadas diatribas, los diálogos de paz han completado un año continuo de trabajo con un acuerdo preliminar sobre los dos primeros puntos de la agenda, concerniente a desarrollo agrario y participación política. Ambos hechos, denotan que la estrategia de negociar en medio del conflicto junto con el mecanismo de negociación con los países facilitadores y garantes, ha sido el adecuado. Nunca antes se había podido dialogar de forma ininterrumpida por tanto tiempo, ni construir acuerdos tan significativos, en medio de un entorno tan adverso. Lo anterior demuestra, que el proceso de paz está bien cimentado, y de no mediar un desastre que desestabilice la correlación de fuerzas hacia ese fin, la firma de la paz es una cuestión de tiempo. Difícilmente se logrará la firma y posterior referendo en las próximas elecciones del 2014 como es la intención del Primer Mandatario, pero el logro está al alcance de la mano. Ahora bien, esta gran conquista, representa un primer paso hacia la verdadera pacificación. La etapa de postconflicto, la materialización de los acuerdos, y sobre todo, la socialización de métodos alternativos a la violencia en la resolución de disputas tomará un gran período de tiempo, demandará grandes esfuerzos económicos y financieros, y por supuesto, la contribución inequívoca de todos los actores de la sociedad. Esta segunda etapa, se ve en este instante como el gran reto a sortear en el inmediato porvenir. La sensación se genera al transitar por la senda de un sólido proceso de paz.

La fortaleza del proceso, debe ser utilizada en la proyección de una Colombia sin violencia. El escepticismo y la polarización en las fuerzas políticas han de ser enfrentadas con rigor y determinación, con el objeto de recortar el tiempo en la construcción de la verdadera paz. La política de una pedagogía hacia la paz, es la clave en la continuidad y buen desarrollo del acuerdo.

¿Tendremos la visión y la grandeza para hacerlo realidad?
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* Marcel Hofstetter Gascón es un reconocido economista y catedrático bogotano.

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