Alfil Cronopio

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Tejer la paz

TEJER LA PAZ

Por Marcel Hofstetter Gascón*

La paz, ese bien tan preciado y anhelado por el pueblo colombiano está muy cerca de conseguirse. Este hito, perseguido por más de medio siglo, se asoma como una realidad inexorable. Difícil de imaginar, y difícil de creer. La dinámica venidera obliga a plantearse sobre los pasos que se deberán dar para garantizar la viabilidad de los acuerdos. La firma de los acuerdos, vendrá precedida de no pocas dificultades.

Por el lado militar, el país debe iniciar la resocialización de miles de combatientes, personas que a lo largo de sus vidas no han tenido otro oficio que la confrontación armada. La educación, los planes de desarrollo agrario, y las oportunidades laborales que se puedan generar serán de vital importancia en la fase posterior. Colombia no se puede permitir errores en este proceso, dado que la migración de grupos guerrilleros a bandas delincuenciales, perpetuaría el ciclo violento.

Asimismo, será de vital importancia la dinámica que tomen el resto de actores armados como los paramilitares, las bandas criminales, los narcotraficantes, el grupo guerrillero del ELN y la delincuencia común. Una vez roto el vínculo violento con las FARC, es probable que los mencionados grupos violentos copen el espacio. Las Fuerzas Armadas, con el apoyo de los organismos internacionales y países acompañantes, han de redoblar los esfuerzos para reducir la espiral de violencia, y garantizar la sostenibilidad de los acuerdos, y la reducción de la violencia, fin último de los diálogos emprendidos.

En el frente político, la totalidad de los partidos con representación parlamentaria con excepción del Centro Democrático han apoyado sistemáticamente el proceso en busca de la finalización de la confrontación bélica con el principal grupo armado guerrillero. Si bien el apoyo en pro de la paz es significativo, no es unánime, lo que sin lugar a dudas genera dificultades y obstáculos que pueden entorpecer la senda hacia la resolución de los conflictos por la vía pacífica. Un proceso de esta magnitud, debe tener el apoyo irrestricto de todos los partidos políticos para generar una imagen de unidad en pro de un beneficio común y loable.

No hacerlo, sería repetir los tristes episodios de la Patria Boba, ahora en pleno siglo XXI. La fractura política y por lo tanto social en este punto específico, puede acarrear la prolongación del enfrentamiento armado, y más grave aún, que la violencia se utilice como uno de los métodos para resolver disputas. La reincoporación de los guerrilleros a la sociedad y a la actividad política, requiere sin lugar a dudas de un espacio de concordia por parte de todos. Practicar la exclusión, o la descalificación frente a esta oportunidad única, no conducirá a la Colombia futurista.

Finalmente, a nivel social, las muestras de los diferentes grupos poblacionales expresadas en los últimos meses, inducen a pensar que gradualmente que Colombia está haciendo la transición necesaria. Son múltiples los actores que de una u otra manera se han pronunciado, y han aportado su visión. El punto neurálgico es el de las víctimas, y en consecuencia el de los victimarios. Son muchos los elementos de trabajo que se requieren para lograr la paz en tantas almas heridas.

Los retos son enormes, y en eso consiste tejer la paz, una dinámica que parece difícil de revocar ¿Tendremos la grandeza para unirnos en pro de un gran acuerdo nacional?

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* Marcel Hofstetter Gascón es un reconocido economista y catedrático bogotano.

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