Alfil Cronopio

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A trompadas

¿A TROMPADAS?

Por Marcel Hofstetter Gascón*

Gran expectación causó en la audiencia la trifulca entre los senadores Álvaro Uribe y Guillermo García, que según la información filtrada a los medios, por poco termina a los golpes de no mediar la intervención de otros senadores.

Sin lugar a dudas, la escena representa la Colombia actual, una nación que lucha por ingresar a la modernidad, y a la vez se ve atrapada en comportamientos propios de los primates.

Cuesta creer, que un país que le está apostando todas sus energías a un proceso de paz, los representantes del pueblo se enfrenten a golpes. Lastimosamente, ese comportamiento que parece aislado y peculiar, es la realidad que enfrenta día a día la sociedad. La violencia es utilizada permanentemente como medio para resolver las disputas, ha permeado a todas las capas de la sociedad, dificultando las transacciones entre agentes. Por lo tanto, a pesar de los avances en el proceso de paz, el anhelado bien está lejos de lograrse. Para ello se requiere de una política integral que abarca varios espectros.

El primer paso, sin lugar a dudas, consiste garantizar que el proceso de paz llegue a buen término, y las estructuras militares de los alzados en armas sean absorbidas como mano de obra por el sector productivo. El ejemplo de dejación de armas luego de un proceso de diálogo, impactará positivamente la psique de los colombianos, al posibilitarse un medio alternativo de solución sobre las visiones de la sociedad.

El siguiente elemento que ha de contribuir a la pacificación del país, es un acceso eficiente y oportuno a la justicia. Este bien público se caracteriza por la inoperancia, ineficiencia e inequidades de los fallos, que lo alejan de la sociedad, permitiendo que otras formas más violentas se utilicen para resolver diferencias.

La política pública, referente al gasto del Gobierno, se ha de enfocar en los sectores más vulnerables de la sociedad. Sin esta política redistributiva, no se podrá desactivar la deuda social que tiene Colombia con los menos favorecidos. La política social ha de propender por dotar con servicios de salud y de educación en la totalidad del territorio. Esto permitirá tener una sociedad más justa y equitativa, y facilitará la inmersión de comportamientos y actitudes más acordes con la anhelada paz.

Finalmente, es preciso que los líderes políticos se dediquen a debatir, a deliberar y a tener la capacidad para ceder en las posturas cuando los argumentos no conducen a soluciones acertadas. Sólo con el buen ejemplo se podrán reproducir las actitudes menos proclives a comportamientos violentos.

La paz es entonces un concepto esquivo para el pueblo colombiano, que requiere de pedagogía y de socialización en las relaciones del día a día. Sólo con una política integral, que ataque los problemas sociales, la justicia, la firma de la paz, y por supuesto, sin las trompadas de nuestros líderes políticos, podremos construir la nueva Colombia. ¿Por qué nos cuesta tanto deponer los egos, en pro de la causa pública más importante en cualquier sociedad? Paz para la paz…

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* Marcel Hofstetter Gascón es un reconocido economista y catedrático bogotano.

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