LA MÚSICA: MEMORIA ETERNA DEL CINE
Por Alberto Ortiz de Zarate*
Hace pocos días cayó en mis manos el DVD de la película italiana «Il Postino» o El Cartero de Neruda. Y me di cuenta que no recordaba casi nada de ella, nada mas que su tema central. Y sin embargo la melodía la podía recordar nota por nota. Habían pasado más de diez años de haberla visto y aún podía tararear su tema. La memoria visual me iba llegando a través de la memoria auditiva. Lo mismo me pasaba con varias películas europeas y principalmente italianas como «Cinema Paradiso».
Esto podía ser en gran medida por estar compuestas por verdaderos monstruos de la música italiana como Luis Enríquez Bacalov, que aunque es argentino, ha compuesto la mayoría de sus temas para el Cine Italiano, Ennio Morricone, Nino Rota, o Nicola Piovani, entre tantos otros.
Pero hurgando un poco más en la memoria, esto no solo me ocurría con el Cine Italiano o Francés, sino con El Cine en su totalidad. Pensar en Lo que el viento se llevó, Casablanca, o Vértigo, era recordar su música. Primero me llegaba su melodía, y esta a su vez traía hacia mi su trama, sus imágenes y hasta algunos de sus diálogos.
Y es que el cine ha pasado a ocupar el papel de mentor o mecenas para los grandes músicos sinfónicos contemporáneos que sin éste arte de fusión de todas las artes, la difusión internacional de sus obras hubiera sido mucho más lenta o limitada. Y su productividad también.
En tiempos de radio, televisión, e Internet, donde el gusto por los discos de la llamada «música culta» ha quedado reducido a una pequeña «elite», el cine ha logrado hacerlas llegar al unísono al corazón de millones de espectadores. Incluso ha creado un público para ese nuevo sub–género musical que podemos ver en todas las tiendas de discos con el nombre de «soundtrack».
Y nos ha proporcionado varios espectaculares «matrimonios artísticos» entre director y músico, que han aportado a la Historia del Cine muchas de sus más hermosas y extraordinarias obras maestras, como es el caso de Federico Fellini con Nino Rota, Jacques Demy y Michel Legrand, Alfred Hitchcock y Bernard Herrmann, Sergio Leone y Ennio Morricone y Steven Spielberg con John Williams.
Por solo mencionar a los que considero mis héroes musicales. Es por eso que quiero repasar ahora algunos de ellos.
BERNARD HERRMANN
Un músico que inició su carrera en el Cine en 1941 nada menos que con El Ciudadano Kane, de Orson Welles, considerada por muchos, y me incluyo entre ellos, la mejor película de la historia del cine, y por la que recibió una nominación al Oscar.
Pero fue junto a Alfred Hitchcock que su colaboración sostenida por una amistad de años, hiciera posible la creación de sus más importantes producciones, como es el caso de la inquietante e inolvidable música de Vértigo, su obra cumbre de 1958. Y otras tantas joyas hitchcocknianas como «Intriga internacional» 1959, «Psicosis» 1960, o «Marnie» 1964.
El sonido de las calles de Nueva York de los setentas, le trajo otra nominación al Oscar, de las cuatro que recibió en toda su carrera con la excelente Taxi Driver de Martín Scorsese de 1976.
Y obtuvo el Oscar a la Mejor banda sonora en 1942, por su segunda participación en el cine con El hombre que vendió su alma dirigida por William Dieterle, en 1941.
MICHEL LEGRAND
El tres veces ganador del Oscar y más renombrado compositor del Cine Francés, es prácticamente un olvidado del público norteamericano y eso nunca lo he entendido muy bien, pues dos de sus Oscares han sido con producciones norteamericanas: Verano del 42, de Robert Mulligan, de 1971, y Yentl, co–escrita, producida, dirigida y protagonizada por Barbra Streisand en 1983.
Pero su obra maestra como compositor y que lo catapultó a la fama internacional fue «Los paraguas de Cherburgo», de Jacques Demy que le valió su primer Oscar como compositor en 1964. Y que como película recibió la Palma de Oro en Cannes, e infinidad de premios y nominaciones alrededor del mundo. Los paraguas de Cherburgo fue una bocanada de aire fresco en el panorama del Cine Musical Internacional, en un momento de acartonamiento y decadencia de los Musicales Hollywoodences.
La colaboración con Jacques Demy, trajo otros títulos también memorables como «Las Señoritas de Rochefort»,1967, o «Piel de asno», 1970.
NINO ROTA
El universo visual felliniano, no sería el mismo, sin la larga colaboración sostenida con Nino Rota. Sus Melodías que van desde la almibarada y hermosísima L’Strada, 1954, su primera Obra Maestra, a la modernidad que adelantaba el Pop de las Nuevas Olas de los 60 con La Dolce Vita, 1960.
Aunque para los más jóvenes Nino Rota sea principalmente el compositor de El Padrino de Francis Ford Coppola, (I) 1972 y (II) 1974 —y dale con las Obras Maestras—, yo no sé si era él el que las perseguía, o ellas las que lo perseguían a él. Con ésta última recibió el Oscar a la mejor banda sonora junto a Carmine Coppola. Con esa melodía que nos acompañará por siempre.
Pero para mí, es a lo largo de la evolución del estilo cada vez más esperpénticamente pictórico de Federico Fellini que su música se hace más efectiva. No solo acompaña y dimensiona ese mundo tan particular; sino que lo trasciende, lo comenta, con el sonido casi infantil de sus flautas y organillos, nos convierte en realidad esas dulces y alegres pesadillas fellinianas donde vemos el mundo como El Eterno Circo de la Vida.
ENNIO MORRICONE
Fue compañero de colegio de Sergio Leone en la infancia, y es el creador del «sonido» del «Western Spaghetti», sub–género que revolucionó la visión que se tenía del Oeste, e influenció hasta al mismísimo western norteamericano de los años 60. Sus largas secuencias solamente acompañadas por la música, detalles y panorámicas sin transiciones, primerísimos planos de rostros polvorientos, se convertían en un verdadero espectáculo audiovisual. Quién no recuerda su hermoso «tema de la armónica» para su obra maestra «Érase una vez en el Oeste» de 1968, o las melodías de su «Trilogía del dólar» con «Por un puñado de dólares», 1964, «Por Unos Dólares Más», 1965 y «El bueno, el malo y el feo» de 1966, todas protagonizadas por Clint Eastwood. Con Leone colaboró en casi todas sus películas hasta «Érase una vez en América» de 1984, su último filme. Ha colaborado con otros grandes directores, desde Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci, Brian de Palma, Gillo Pontecorvo hasta Pedro Almodóvar en ¡Átame!
Aún se mantiene activo y, con unos quinientos trabajos en su haber, ha recibido decenas de premios tanto en Europa como en Noteamérica, y un Óscar Honorífico en el 2006.
JOHN WILLIAMS
He dejado para el final a la pareja creativa más exitosa del cine contemporáneo, con veintiséis películas trabajadas conjuntamente, esto ha definido un poco el estilo de ambos. El cine de Steven Spielberg por momentos nos parecen sinfonías audiovisuales y la música de John Williams, con su utilización de las pausas y hasta de silencios nos muestra de por si la acción dramática y nos hace «sentir» el contenido de éstas. La admiración y el respeto mutuos son las claves del milagro.
Williams dice que Spielberg, por su sentido del ritmo, pudriera ser compositor si se lo propusiera. A su vez Steven nos dice que ha tenido la suerte de haber nacido al mismo tiempo que John Williams.
Pero Williams, es mucho más que el compositor de Spielberg, aunque por eso solamente tiene ya su lugar en la Historia.
Es también el compositor de los temas de «La Guerra de las Galaxias», «Superman», «Memorias de una Geisha» y «Harry Potter» entre otros muchos. Ha ganado cinco premios Oscars, y otros setenta premios, además de contar con ciento veinte nominaciones.
Spielberg dice que fue John Williams quien hizo que volaran las bicicletas de «E.T.» Pero el ha hecho volar mucho mas que eso, ha hecho volar la Fantasía y la Imaginación de millones de espectadores en todo el mundo.
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* Alberto Ortiz de Zarate es escritor y artista plástico cubano. Estudió pintura y diseño gráfico en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Cine Educativo y Periodismo en la Habana, Cuba. Ha realizado varios documentales educacionales para el Ministerio de Cultura de Cuba. También ha creado documentales en video sobre temáticas artístico culturales, etnológicas, y videos musicales. En 1993 gana el Gran Premio Paoa en el Festival de Cine de Viña del Mar, Chile; país donde reside y trabaja hasta 1995 en que fija su residencia en los Estados Unidos. Ha ganado más de 30 Premios Internacionales como el Gran Premio del Festival de Cine de Viña del Mar y Valdivia Film Festival en Chile. Actualmente trabaja como Productor de Promociones de Univisión 41 New York. Publica Críticas de Cine en diferentes Revistas de Estados Unidos y Latinoamérica. Ha escrito los Libros Infantiles: «Cuando el Cine no hablaba», ¿Quien Inventó…? , ¿Conozco mi cuerpo? y ¿Por qué Bailamos? Para la serie «Globos del Saber» de Montoro Editorial.