LA GEOIMAGINACIÓN
Por Lucrecia Piedrahita*
El arte conlleva una categoría experiencial. La obra de Ethel Gilmour que fue expuesta en el Museo de Arte Moderno de Medellín, permite reconstruir un diario íntimo en donde la artista ofrece la iconografía de lo privado, resuelto en sus objetos domésticos cargados de recuerdos, en la observación precisa sobre sus emociones, en la persistencia por las imágenes irrevocables de la política y en la singularidad poética con que vivió y comunicó la realidad. La obra de esta artista constituye un manifiesto sobre «la invención de lo cotidiano».
Es Michel de Certeau quien contribuye a construir una teoría del consumo y una teoría de la vida cotidiana y, es en la pintura y en los objetos desarrollados por Ethel Gilmour en donde se evidencian las dimensiones de la cotidianidad: la dimensión pública, la dimensión doméstica, la dimensión familiar y la dimensión tecnológica… «Todas ellas atravesadas por procesos de rutinización y de memoria sin los cuales la cotidianidad no tendría existencia».
La Exposición «Flores para Ethel Gilmour. Homenaje», que se realizó como parte del proyecto de investigación del Grupo Estudios Culturales de la Universidad EAFIT, titulado «La obra de Ethel Gilmour y sus públicos», permite levantar un mapa de visualidades éticas. La producción de la artista está constituida de duelos por el dolor del otro, de irrupciones estéticas encontradas en los gestos mínimos de una señora de pueblo y su vida en medio de los paisajes rurales, en la poética inscrita en el objeto encontrado o recuperado, en sus recuerdos escritos en pintura para definir así la imagen como un escenario de reflexión, para hacer pensar visualmente al espectador y llevarlo a un ejercicio de opinión pública porque, por entre su obra, Ethel Gilmour nos hace andar sobre imágenes acústicas, planimétricas, profundas, rotundas, enclavadas en la memoria colectiva y política de la historia reciente del país y así nunca pasar inadvertidos.
Ethel Gilmour afirmó: «Matisse no puede pintar en ninguna parte de la tierra» y ella, la mujer que sólo pintó en el cielo, fue una investigadora minuciosa de las prácticas cotidianas. Como dijera Jesús Galindo, «el reto básico de la investigación es la creatividad, la capacidad de configurar posibilidades a partir de posibilidades… El investigador es un creador altamente reflexivo, un observador que nunca pierde detalle de lo que le sucede a su interior y de lo que acontece en su exterior.»
Su obra propone desde las subjetividades, y este es precisamente el espacio de las micropolíticas cuyo lema es: lo personal es lo político. Relaciones familiares, identidades locales, consciencia sobre su propia cotidianidad, son características presentes en la producción plástica de esta artista, que levantó sus cartografías para identificar territorios en donde tuviera cabida un contramapa de la geopolítica a partir de las micropolíticas para llegar al tránsito de la imaginación, entendida esta última, en términos de Hannah Arendt, como la facultad de hacer presente aquello que está ausente.
Tanto Arendt como Kant plantean una interpretación de la imaginación como facultad política, es decir, la imaginación es el puente entre la estética y la ética. «La imaginación es la facultad de tener intuiciones sin la presencia del objeto». Es «la condición de la memoria». De ahí el concepto que acuño de la geoimaginación, al referenciarla temporal y espacialmente para otorgarle sus múltiples sentidos, y de materializarla como facultad que tiene de dar cuerpo a lo que está ausente. Por ello la geoimaginación es un aporte definitivo a la imagen en el arte de Ethel Gilmour cuya obra es una mirada al mundo mismo, un ensayo visual que recoge las locaciones de su intimidad.
TAXONOMÍA VISUAL
En la Sala de Arte de Suramericana se expuso (agosto 3 al 29 de 2010) la 7ª Bienal, 21 Salón Colombiano de Fotografía 2010. En esta muestra, las obras de Camilo Restrepo, Andrés Sierra, Lina María Vélez y Nora Elena Múnera constituyen un ejercicio de taxonomía visual. En sus fotografías la obra de arte aparece como un pensamiento actual desde el proceso creativo del artista, desde el análisis formal de la obra y desde «las alternativas de atención», modos que involucran lo reflexivo, lo interpretativo, lo analítico y lo meramente visual.
Camilo Restrepo, con su obra «Esto es una pipa», se instala en la producción de significados para reabrir fronteras a la imagen que es en sí misma verosimilitud, engaño, ficción, modelo de maquetación y a su vez realidad objetivable escenificada en un fondo vacío para otorgarle validez documental y subrayar una mirada aguda a sus objetos-retratos.
«Dos Duelos», de Lina María Vélez plantea una relación binaria entre maquetas y juegos de escala a través del manejo de la fotografía en segundo plano que remite a la memoria, a la temporalidad y a la ubicación en primer plano de maquetas para buscar soluciones visuales en la representación de los tiempos, en la simultaneidad que ofrece la cámara cinematográfica, en la mirada que se desplaza.
Nora Elena Múnera nos ofrece la arquitectura como paisaje al fotografiar lugares amplios y desolados que adquieren espesor sensorial y perceptivo a través de la mirada. La casa se instala en un plano central y retorna de manera fantasmal para reconvertirse —visualmente— en una maqueta proyectual de lo real.
Andrés Sierra Siegert presenta dos series. Un tríptico de narración polivalente en donde el retrato doble está presente en los fragmentos de un cuerpo que aparece en planos secuenciales y la presencia constante del retrato que se asocia al documento de identidad adherido a la pared que observa con desdén su propio cuerpo mutilado. El resultado es una naturaleza muerta cuya emergencia estética está cargada de potencia conceptual y formal. Así mismo presenta una orgía de retratos colectivos dibujados y desdibujados por la luz en donde ésta no redime la miseria contenida en la mirada de quienes son protagonistas de folios precarios que determinan su existencia.
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* Lucrecia Piedrahita. Museóloga e historiadora de arte de la Universidad Internacional de Arte, Florencia, Italia. Museóloga e historiadora de arte de la Universidad Internacional de Arte, Florencia, Italia. Especialista en Periodismo Urbano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Especialista en Estudios Políticos en la Universidad Eafit. Curadora de Arte, Investigadora y docente de Ciencias Sociales. Ha publicado en prestigiosas revistas nacionales e internacionales: Publicaciones en la revista alemana Humboldt, la revista de la Universidad de Toulouse, Francia, Bienal de la Habana, FURS de Inglaterra e Italia, y periódicos y revistas locales de circulación nacional. Exaltada por la U.P.B como Egresada Distinguida (2005). Reconocida entre los Diez Ejecutivos Jóvenes del País por la Cámara Junior de Colombia en la modalidad de Logros Culturales (2007-2008). Ha sido Directora-Curadora del Museo de Antioquia, desde donde recibió del maestro Botero la intención de donación de obra que sería el paso para el proyecto Medellín, Ciudad Botero. Directora de la Nueva Bienal Internacional de Artes Plásticas de Medellín, evento que permitió la ubicación de diez obras en el espacio público. Ex directora de Medio de Comunicación – Canal U Televisión- (2005-2008).