Arte Cronopio

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El cuatro

EL CUATRO

Por Juan Fernando Conde Libreros*

Voy a darles a conocer este maravilloso instrumento que se toca en varios países del continente americano pero que se conoce como instrumento venezolano. No es muy conocido su origen: lo cierto es que también es colombiano, aunque en el país nos ha faltado su difusión en academias, centros de enseñanza musical y medios de comunicación; ha faltado su uso práctico entre los grupos musicales o en los solistas, y nos ha faltado quererlo como lo han hecho los venezolanos.

Inclusive en Colombia, muchos de los villancicos que hemos considerado colombianos y que cantamos cada navidad, no son nuestros sino que son merengues venezolanos. Aquí podrían figurar «El Colibrí», «El duraznero», «Mamá, ¿dónde están los juguetes?», «Cinco pa´las doce» —que lo cantamos cada año cuando faltan cinco para que acabe el año— también «Parranda en navidad», entre otros.

Estas canciones las hemos cantado desde que nacimos. También hemos disfrutado la vida con joropos, pasajes y tonadas. Yo aprendí a tocar el cuatro —los ritmos básicos— cuando fui integrante de la estudiantina de la Universidad del Valle entre los años de 1975 a 1980 y cuyo director era el gran músico vallecaucano Rafael Navarro. Fui intérprete del tiple y del cuatro en dicha estudiantina.

El cuatro venezolano, también denominado cuatro llanero, cuatro tradicional, cuatro criollo o simplemente cuatro, es un instrumento de cuerda pulsada que posee cuatro órdenes afinadas a razón de: la1, re2, fa#2 y si1. Pertenece a la familia de las antiguas guitarras y guitarrillas españolas. Es de tamaño reducido y debe su nombre al número de cuerdas que posee, a diferencia del actual cuatro puertorriqueño, de cinco órdenes y diez cuerdas metálicas.

Es un instrumento típico y emblemático de la música venezolana. La peculiar afinación no totalmente ascendente es un elemento bastante distintivo y original. Se utiliza tanto en los campos como en las grandes ciudades, y puede ejecutarse como solista o como instrumento acompañante. Sus cuerdas de nylon producen un bello sonido, melancólico pero sobrio.

En Venezuela es muy popular y en algunas regiones y ciudades es posible decir que es interpretado por muchas familias en las que hay dos, tres y más integrantes que lo interpretan y no sólo lo tocan con maestría; también componen canciones para interpretarlas, convirtiéndose el instrumento en un elemento de cohesión familiar y de identidad cultural.

Aunque es un instrumento típico y emblemático de la música de Venezuela, también se le encuentra en Colombia en la música llanera que comparten ambos países, como es el caso del joropo de los llanos o «joropo llanero», pasajes y tonadas, muy usado en Colombia también en la coplería popular y en largas y sentidas poesías criollas y costumbristas.

En Colombia suele denominársele no desacertadamente cuatro llanero. Quizás su forma actual se haya gestado en parte en los actuales llanos colombo—venezolanos, aunado a que en Colombia este instrumento solo está presente en la música llanera, rara vez en otra música típica folclórica colombiana. En cambio en Venezuela, se le llama no injustamente cuatro venezolano puesto que se ejecuta casi en la totalidad de los géneros musicales folclóricos venezolanos: la gaita zuliana, el calipso del Callao, los villancicos, los aguinaldos y la parranda, el galerón, el polo, la jota, la malagueña, el vals, el merengue, la música cañonera, el paso doble, la fulía, la tonada, la polca, el bambuco, el ritmo orquídea, el emblemático joropo de arpa, cuatro y maracas, entre otros.

AFINACIÓN

La afinación canónica (mirando al intérprete) es:

La — 1ª octava

Re — 2ª octava

Fa# — 2ª octava

Si — 1ª octava

El cuatro, quizás sea el único instrumento de cuerda, de entre los más conocidos, que no guarda una afinación totalmente ascendente o descendente al pulsar sus cuerdas de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba. Algunas de las afinaciones normales antiguas del cuatro son la1—re2—fa#2—si2 y sol1—do2—mi2—la2 en formas ascendentes. Las cuerdas que usaba el cuatrista popular eran de dudosa calidad, construidas de tripas de animales, las cuales no soportaban la tensión de la cuerda más aguda si2 afinada en la segunda octava. Solucionaron el problema al bajar el si2 a si1 en la primera octava obteniendo de este modo, por un motivo mecánico—económico, la afinación característica del cuatro venezolano. Actualmente las cuerdas de los cuatros son de nailon.

EJECUCIÓN

Normalmente se toca rasgueando las cuerdas con la mano derecha y haciendo los acordes con la mano izquierda. La afinación estándar no permite muchas salidas de este esquema, por lo que a veces es necesario cambiar la afinación para llegar a nuevas posibilidades melódicas, como en el caso del cuatro solista.

ORIGEN

El cuatro es un instrumento musical típicamente venezolano, de origen llanero, que consta como lo indica su nombre de cuatro cuerdas, las cuales pueden ser de tripa o de nylon, y que se denominan de izquierda a derecha: cuarta, segunda, primera y tercera, pero que musicalmente le corresponde, los nombres de: LA, RE, FA# y SI.

Tiene sus orígenes muy remotos. Aparece en grabados iraníes y cretenses en forma ovoide y cuadrada. Hay quienes afirman que existía para el año 3.000 antes de Cristo, porque se han encontrado instrumentos similares en Egipto, los que a su vez son derivados de instrumentos caldeo—asirios. Se le ve aparecer en España a comienzos del siglo XVI con cuatro órdenes. Posteriormente Salinas —Maestro de capilla de los Reyes Católicos— le añade la quinta cuerda y Vicente Espinel —quien estableció la forma estrófica actual de la décima— le agrega la sexta cuerda a comienzos del siglo XVII (conocida como bordón o espinela) dando origen a la guitarra de hoy.

RITMOS Y DISONANCIAS

La música de la época era contrapuntística. Por lo tanto, se desdeñaba la forma de tocar rasgueado. Fue Carlos Amat, a fines del siglo XVI, quien enseñaba tañer el cuatro de la manera típica en que ahora se hace. El cuatro llega a Venezuela con la conquista y entra por la ciudad de Coro, ya que en el siglo XVI era la ciudad más desarrollada del país, donde existían la primera diócesis, arzobispado y música en la Catedral. De Coro pasa a EI Tocuyo, Carora, Barquisimeto, Portuguesa y Barinas. En crónicas de El Tocuyo y Carora se citan tocadores de guitarra o cuatro. Cumaná era la segunda ciudad en importancia y es probable que por vía marítimo—fluvial se expandiera desde allí por toda la Orinoquía. El misionero jesuita Miguel Alejo Shabel llegó a Barinas entrando por Borburata y el 9 de abril de 1705 escribe a Miguel Ángel Tamborino sus observaciones de los quince días de fiestas en homenaje a Santa Lucía y la Inmaculada Concepción. Los cantos se acompañaban con cajas, tamborines, arpas y guitarras.

LUTHIERS

En Venezuela, los cuatros con mayor renombre son los de Barquisimeto y Carora, producidos por las fábricas de los Hermanos Chirinos y de Javier Camacaro, El Catire, Tumayo, Albino Hernández, así como los de Antonio Cañas en Cumaná (los preferidos de Alí Primera). También se encuentran constructores como Luis Ruiz «Gordation», quien fabrica instrumentos con fibra de vidrio y madera de primera, con resultados extraordinarios. Elis Pérez en Valencia y también Edgar Ramírez Roa de la población de Seboruco, Estado Táchira, fabrican cuatros de altísima calidad. Es posible que en otros lugares del país se encuentren luthiers de alta calidad. Un buen ejemplo de ello, es la escuela de música o sede de la Orquesta Sinfónica del Estado de Aragua, en la ciudad de Maracay.

En los Llanos orientales de Colombia también se construyen cuatros de muy buena calidad. En Villavicencio hay excelentes constructores, pero sobresale el constructor Olimpo Díaz. Su nombre es también la marca de los instrumentos. Es un talentoso constructor de cuatros con maderas finas como el comino crespo. En Acacías es posible encontrar otros virtuosos constructores. Sin embargo ya en el centro de Colombia, en la zona andina, también se están construyendo cuatros de excelente calidad, hechos por constructores de guitarras experimentados que han incursionado en la construcción de cuatros como la fábrica de «Instrumentos Artesanales de Chiquinquirá» de propiedad de Néstor Javier Cañón, en el departamento de Boyacá, en plena zona andina de Colombia.

Creo que en Colombia estamos en deuda con este precioso instrumento y que deberíamos ponerlo en el sitial que se merece, extendiendo su uso, enseñar su técnica de interpretación a los niños, pues al ser tan estrecho su diapasón es posible que niños de cuatro o cinco años, puedan iniciar su educación musical con cuerdas usando este querido instrumento. Pero también podríamos extender su uso introduciéndolo en los grupos musicales y en las orquestas de baile. Algunos mariachis lo han introducido para las interpretaciones de la música ranchera, en reemplazo de un instrumento parecido que se toca en México.

LAS MARACAS LLANERAS

Un instrumento acompañante del cuatro que se ha desarrollado más en los Llanos Orientales de Colombia que en Venezuela, son las maracas llaneras. Se han convertido en las compañeras infaltables del intérprete del cuatro. Aunque también lo ha sido el arpa, ésta tiene su origen remoto y no la incluyo porque no es autóctona como los dos instrumentos que estamos mencionando. Las maracas llaneras son hechas de un calabacín —no hay dos calabacines iguales— y tienen la particularidad que el mango está adherido directamente a la base del calabacín y carece del espigo que atraviesa a otro tipo de maracas. Las semillas que hacen de elemento percutor se llaman capachos. Es una semilla muy dura que produce un sonido muy agudo y agradable, siendo una maraca más grave que la otra.

Se designan maraca hembra y maraca macho y cada una tiene su mano. Para los diestros, el macho está en la mano izquierda y la hembra en la mano derecha. Algunos intérpretes de las maracas llaneras perforan con una broca muy delgada cada calabacín para que el polvillo que sale de las semillas y del calabacín salga y el sonido sea más limpio. Algunos llaman a las maracas capachos por las semillas.

¡Oh, querido cuatro! He aquí un sentido homenaje a tu delicioso sonido y a tus hermosos contornos, a tu agradable figura.

Paul Leal interpreta con su cuatro, «Carrao Carrao», composición del maestro José Ramírez. Pulse para ver el vídeo:
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=NwNe6iuwmP0[/youtube]
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* Juan Fernando Conde Libreros es historiador de la Universidad del Valle. Especializado en Investigación en Docencia Universitaria de la Universidad de San Buenaventura de Cali. Magíster en Estudios Políticos de la Universidad Javeriana de Cali. Catedrático de las tres universidades en distintos períodos desde 1983.

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