Arte Cronopio

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Edward Weston

EDWARD WESTON: FOTOGRAFÍA PURA Y ESENCIA DE FORMAS

Por Carlos Gustavo Rengifo Arias*

Edward Weston es considerado uno de los personajes decisivos en la fotografía moderna, sobre todo de la fotografía norteamericana, más cuando en este país la cámara fotográfica (La Kodak, en ese entonces) se había convertido en un artículo popular y de primera necesidad. Weston nació en 1886 en Hihgland Park, Illinois y sus primeras fotografías las tomo a los 16 años, con una cámara que le regaló su padre. Al igual que otros fotógrafos, los primeros años de Weston los dedicó al ámbito de la fotografía familiar, los retratos de su futura novia y los trabajos realizados dentro de su proceso de aprendizaje, algunos de los cuales iban a las innumerables exposiciones de fotografía que se efectuaban por todo el país, y en las que a veces obtuvo menciones honoríficas e incluso premios en efectivo.

Teniendo 22 años este joven fotógrafo comienza a frecuentar el colegio de fotografía de Illinois, trasladándose después a la ciudad de los Angeles, en donde fue retocador y asistente de laboratorio en un estudio fotográfico. Más tarde, abrió su propio estudio de retratos, y poco a poco comenzó a tener una gran reputación. Entre de los períodos más importantes como fotógrafo en la vida de Weston, se encuentran las fechas de 1915 y 1922. En 1915 Weston contempla por primera vez el arte abstracto, en la San Francisco Panamá Pacífic Exhibition. Esta exposición le permitió darse cuenta de que su principal objetivo artístico sería el de captar la esencia física de los objetos que fotografiaba, con gran realismo y exactitud. Entre 1921 y 1922 conoce la escuela «Pictorialista» después de haberse contactado con fotógrafos como Stieglitz y Paul Strand, abandonando después esta tendencia y dedicándose a lo que el llamaba la fotografía pura(más adelante se hablara de esto).

Otros lugares y fechas importantes son su estadía en México en 1923, con su hijo y su nueva compañera y discípula Tina Modotti (a la cual le hace gran cantidad de desnudos). Luego se traslada a EEUU y funda el grupo Focus 64, junto con Ansel Adams, Imogen Cunningham y Van Dyke (1927). Viaja al desierto de Mojave, en donde se enfrenta por primera vez con el paisaje (1928), vive en Carmel (un pueblo aislado de la costa norte de California) y trabaja en el desierto de California y en Point Lobos (1929). Realiza su primera exposición individual en Nueva York (1930), se establece en Santa Mónica y se inspira en las dunas de Bahía Océano (1935), allí tiene su primer contacto con la fotografía a color pero con mucha reticencia (1947). Luego fue nombrado miembro honorario de la Sociedad Fotográfica Americana (1951). Eward Weston fue el primer fotógrafo en recibir una beca de la Fundación Guggenheim. Muere en 1958 en Witcat Hill, después de sufrir del mal de Parkinson.

La importancia de Edward Weston radica no solo en sus elementos técnicos y en los temas de su fotografía, sino además, en su certeza de que la fotografía debía liberarse de la sombra de la pintura para componer sus imágenes, creando un lenguaje propio (fotografía pura) y ese lenguaje era para él el lenguaje de las formas. Esta búsqueda la haría a través de cuatro temas principales como son: la fotografía de desnudos, objetos orgánicos y cotidianos, el paisaje y la fotografía de la arquitectura. Este ensayo pretende centrarse en el esfuerzo que hizo Weston por liberar a la fotografía de su «Pictorialismo», muy marcado para su época, y de su interés por la búsqueda de la esencia de las cosas a través de sus formas.

LA RUPTURA CON EL PICTORIALISMO

Edward Weston afirmaba que uno de los grandes problemas que tuvieron los primeros fotógrafos al no tener una tradición en que basarse fue la de tomarla prestada de la pintura. De esta manera, la fotografía era una nueva clase de pintura, en donde se intentaba a toda costa conseguir con la cámara efectos pictóricos. Según Weston:

«El verdadero daño reside en el hecho de que este falso objetivo se estableció con firmeza, de tal forma que la meta de todo empeño artístico se convirtió en la realización de foto-pinturas en lugar de fotografías. El acercamiento al medio que se adoptó era tan distante de su verdadera naturaleza que cada adelanto básico que se conseguía en el proceso se convertía en un obstáculo más para los fotógrafos «Píctorialistas». Así pues, la influencia de la tradición pictórica retardó el reconocimiento del verdadero campo creativo que ofrecía la fotografía».

Weston rescata dentro de la historia de la fotografía la obra de los primeros retratistas que utilizaron la técnica del daguerrotipo, los documentos de la guerra (de Secesión) y de la conquista de nuevas tierras, y el trabajo de amateurs y profesionales, que practicaban la fotografía por si misma, sin pensar si era o no arte. Sin embargo, para la época de Weston la tradición «Pictorialista» sobre la fotografía aún era fuerte, culpándola de la utilización de tramas, de la manipulación de negativos y de composiciones regidas según leyes preestablecidas. Según Weston, detrás de la actitud del foto-pintor, se escondía la idea de que la fotografía directa no era arte por ser producto de una máquina y lo que se hizo entonces fue desarrollar técnicas para combatir la naturaleza mecánica del proceso y así desaparecer las huellas de su origen no artístico. Esta actitud era para Weston incompatible con la lógica de la fotografía, debido a las diferencias que tiene esta con las demás artes gráficas, y que tiene que ver con dos factores básicos característicos del proceso fotográfico: la naturaleza del proceso de impresión y la naturaleza de la imagen.

Basándose en estos dos elementos, Weston defiende la fotografía como herramienta artística. La fotografía a diferencia de la pintura tiene dos características principales relacionadas con la naturaleza del proceso de impresión, como son, primero, la gran precisión de la definición, sobre todo al registrar pequeños detalles; y segundo, la secuencia ininterrumpida de gradaciones del blanco al negro. Estas dos características son esenciales del proceso mecánico de la fotografía y no pueden ser imitados por ningún trabajo manual. De esta manera:

«La imagen fotográfica participa mas de la naturaleza de un mosaico que de la de una pintura o un dibujo. No contiene trazos, en el sentido pictórico, sino que esta compuesta de pequeñísimas partículas. La extrema sensibilidad de estas partículas confiere una tensión especial a la imagen, y cuando esta tensión es destruida -por la intrusión de trabajo manual, por una ampliación exagerada, por la utilización de un soporte rugoso, etc.-, se destruye la integridad de la fotografía. Finalmente, la imagen se caracteriza por la luminosidad y brillo de los tonos, cualidades que no pueden conservarse si las copias se hacen sobre papel mate. Solo una superficie brillante puede reproducir satisfactoriamente la claridad resplandeciente de la imagen fotográfica».

El otro elemento tiene que ver con la naturaleza de la imagen. Como el proceso de impresión fotográfica es instantáneo, esto impide que a la imagen impresa no se le puedan hacer correcciones manuales, obligando al fotógrafo a previsualizar la obra final. Por esta razón, Weston resalta que «la tarea mas importante, y al mismo tiempo, mas difícil no sea conocer su cámara, revelar o positivar, sino ver fotográficamente».

Y este «saber ver fotográficamente» consiste en aprender a ver el tema que se escoge en términos de la capacidad de sus instrumentos y del proceso, para así poder traducir los elementos y los valores tonales de la escena que se desea obtener. Como lo anota Weston, la fotografía permite infinitas posibilidades, pues a través de la posición de la cámara, el ángulo o la distancia focal del lente, el fotógrafo puede encontrar muchísimas composiciones de un mismo sujeto. Además, cambiando la iluminación o utilizando un filtro de color, pueden alterarse uno todos los valores del sujeto y variando el tiempo de exposición, el tipo de emulsión o el método de revelado, el fotógrafo puede cambiar el registro de los valores tonales en el negativo. Por último, estos mismos valores pueden variarse según la cantidad de luz que afecte las distintas partes del papel sensible durante el positivado.

Un último elemento que Weston anota en su discusión con los que el llama «foto-pintores», es el lo concerniente al tema y a la composición en la fotografía. Para Weston la fotografía es básicamente: «un medio honesto para registrar aspectos superficiales de un sujeto. Describe el actor que se esconde detrás del maquillaje y expone, tal como son realmente, lo inventado, lo trivial y lo artificial. Pero la inherente honestidad de la fotografía difícilmente puede considerarse una limitación, ya que únicamente resulta un impedimento para la realización de aquellos temas más propios de la pintura. Por otro lado ofrece al fotógrafo la posibilidad de mirar en profundidad la naturaleza de las cosas, y de presentar al sujeto en términos de su realidad básica. Le permite revelar la esencia de lo que esta frente a su objetivo con tal claridad de percepción que el espectador puede llegar a encontrar la imagen recreada mas real y comprensible que el propio objeto».

Con respecto a la composición Weston opina que uno de los grandes obstáculos de la fotografía ha sido el sometimiento de esta a reglas de composición preconcebidas, así «tales reglas y leyes se deducen del acto realizado; son el resultado de la reflexión y del examen a posteriori, y en ningún modo forman parte del ímpetu creativo. Cuando el tema debe encajar en unos modelos preconcebidos, no puede existir espontaneidad en la visión. Al seguir las reglas de composición, solo se logra una tediosa repetición de clichés Píctorialistas».

Por último, Weston opinaba que para que la fotografía fuera un arte, el fotógrafo debía desprenderse de toda regla, tabú o dogma artístico, para que así su visión fotográfica sea libre en el descubrimiento de la esencia del mundo en el que vive.

Como se ha visto, los anteriores elementos son de los que se sirve Edward Weston en su discusión con la tradición «Pictorialista» en la fotografía y su interés de resaltar este medio como un espacio autónomo en independiente de las demás artes visuales. Veamos ahora su trabajo fotográfico y su búsqueda de la esencia de las formas.

LA ESENCIA DE LAS FORMAS

Cuando Edward Weston fotografiaba su lema era «la forma sigue a la función». Como se ha dicho más atrás, Weston fue de los primeros fotógrafos que creyó que una fotografía no debía reproducir mecánicamente la realidad, ni debía inspirarse en la pintura para componer sus imágenes; sino que debía tener un lenguaje propio, el lenguaje de las formas. Estando en México (1923-1926), su búsqueda artística se dirigió a fotografiar la esencia del objeto y a encontrar el punto más expresivo desde donde el objeto podía hablar por si mismo. Pronto comenzó a interesarse por las posibilidades que ofrecía los objetos funcionales fabricados en masa y un ejemplo de esta búsqueda es la fotografía El Retrete(1925), en la que invirtió más de una semana para hacer una fotografía adecuada de este «receptáculo brillante esmaltado de extraordinaria belleza». El objetivo principal de Weston era plasmar el retrete libre de cualquier connotación humorística, escatológica, obscena o de otro tipo para expresar la «respuesta absolutamente estética a la forma».

«Los espíritus timoratos, encasquillados por la costumbre de justipreciar la belleza por el’asunto’ no entenderán jamás que esta estructura de porcelana blanca es tan hermosa en sí como la arquitectura de una flor o de la de un fruto. No quedarán conformes con el goce de ver, y romantizando a la flor por su perfume y al fruto por su gusto, harán evocaciones así, de todas las cosas. Las imágenes pues, no cobrarán en su mentalidad el valor intrínseco de su belleza desnuda y siempre estarán supeditadas al subjetivo de lo ‘moral’ o lo ´Soez’». Edwuard Weston.

A Weston no le interesaba contar una historia, ni comentar la función del objeto que fotografiaba, sino que lo que le interesaba era mostrar la esencia del objeto, su belleza. Otros temas que trabaja Weston son la fotografía de desnudos, frutos, distintos objetos como conchas, troncos y el paisaje, entre los cuales hay una analogía o correspondencia de marcado carácter sexual, aunque el mismo Weston lo negara. Como lo afirman Barrie y Rockliff:

«Weston jugaba con esas analogías y se complacía en ellas, así propugnara la más inocente, la más desprendida objetividad, imposible de conciliar con cualquier forma –así fuera metafórica y sutil- de antropomorfismo».

Fotografías como la de Pepper,1930, parecen fotos de esculturas, por la gran intención que hay en la captación de los valores tonales y por su tendencia a la abstracción. En efecto: «es difícil creer que esos volúmenes y esas texturas hayan acudido ingenuamente a la cámara de Weston, y es más plausible sospechar que le daba deliberadamente a esas fotos la misma intencionalidad escultórica (nada pictórica) que por primera vez halló en el sanitario convertido por él en una especie de escultura abstracta».

En algunos desnudos también se encuentra este carácter escultórico, al igual que en fotografías de troncos y otros elementos del paisaje.

Por último, me atrevo a hacer una metáfora entre algunas de las fotografías de paisajes y las de algunos desnudos, en donde Weston parece buscar el cuerpo de la mujer en el paisaje y el paisaje en el cuerpo de la mujer. Así, la fotografía Nude(1925) parece una invitación a recorrer a la mujer como si recorriera o se explorara un desierto, un conjunto de montañas, un bosque, y perderse en las dunas, en las cavernas, en la flora, en los ríos, en los caminos, presentes el cuerpo de la mujer.


Documental sobre Edward Weston, realizado por el Servicio de Información de los Estados Unidos en 1948. Pulse para ver el vídeo:
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=5sF8K1NfHnM[/youtube]
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* Carlos Gustavo Rengifo Arias es economista de la Universidad Nacional, sede Medellín. Especialista en Estudios Políticos de la UPB. Ha sido catedrático de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, Universidad San Buenaventura y Universidad Pontificia Bolivariana.

1 COMENTARIO

  1. Un excelente artículo que vuelve a traer al presente a un artista diferente con un ojo visonario y sobretodo un hombre que buscó la belleza en las formas cotidianas y a veces simples que se nos pasan en este acelere.
    Gracias Cronopio

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