EL BAILE FLAMENCO EN CATALUÑA. A TRAVÉS DEL ESPLENDOR DE CARMEN AMAYA
Por José de la Vega*
A Carmen Amaya la conocía por sus películas «La hija de Juan Simón» y « María de la O», que vi en el cine de mi pueblo siendo un niño, durante la Guerra Civil Española.
Personalmente la vi bailar por primera vez en el Teatro Cervantes de Sevilla, en 1947. Carmen regresaba de América después de 11 años de ausencia.
Una hora antes de empezar la función ya estaba yo por la puerta del Teatro. Cuando abrieron, los que teníamos entradas de gallinero se mataban abriéndose paso a codazos para coger buen asiento.
Yo me quedé en el vestíbulo para ver a los artistas que llegaban: Allí estaban Lola Flores y Manolo Caracol, La Macarrona, La Malena, Estrellita Castro, La Niña de los Peines, Eloisa Albéniz, Arturo Pavón padre e hijo, Pepe Pinto, Manuel Vallejo, Juanito Valderrama…
Me metía entre los corrillos para escuchar lo que hablaban. En fin, aquello era para mí como un entrante del espectáculo que íbamos a presenciar. De repente sonó el timbre y salí corriendo, escaleras arriba, que me las pelaba, hasta alcanzar el gallinero.
Se levanta el telón y aparece Carmen Amaya, bailando el Bolero de Ravel, vestida con pantalones (cosa que chocaría bastante en Sevilla), descendiendo por una rampa que pendía del lado izquierdo del escenario hasta llegar al centro donde le esperaba un gran tambor en el que la Amaya seguía machacando a Ravel. Esta presentación ha quedado indeleble en mi memoria. El teatro lo puso en llamas. Nunca he visto cosa igual.
A continuación : Teresa y Luisillo, bailando la Orgía de Turina (pareja de baile que no tardarían mucho tiempo en hacerse famosos y formar compañía propia). Y nuevamente Carmen, coreada por toda la tribu de Los Amayas, bailando a guitarra y con bata de cola.
Aquel baile no tenía nada que ver con las bailaoras que yo venía aplaudiendo en los espectáculos folklóricos, imperantes en los años 40.
Si las bailaoras andaluzas paseaban las Rosas de las Alegrías, con esa grandilocuencia que les caracteriza:
Braceando hacia afuera, tronchás hacia atrás, bordando con las manos esos arabescos, propios y exclusivos de la mujer, que parecen, como dicen los escritores, palomas al viento… El baile de Carmen Amaya era todo lo contrario.
Carmen tenía un baile vertical, braceaba hacia dentro, recordándonos a los farruqueros antiguos como Faico, El Gato o los Pelaos. Por eso su baile estaba cargado de ese andrógino sex appeal, sin que por ello, en ningún momento, quedase mancillada su feminidad.
Cuando bailaba de pantalones, tenía la misma fuerza o más velocidad en los pies que esos bailaores, huérfanos de brazos, que están todo el tiempo dándole gusto al tacón.
Estábamos ante dos estilos de baile completamente diferentes, pero ambos, puros y ortodoxos.
No fue, como muchos piensan, la primera bailaora que llevó pantalones. Fernando el de Triana en su libro «Arte y Artistas Flamencos», nos dejó el grafismo de Trinidad Huertas «La Cuenca» y de Salud Rodríguez «La Hija del Ciego», vistiendo el atuendo masculino, a finales del Siglo XIX.
A mí, las dos mujeres que más me han gustado llevando el pantalón, han sido Marlene Dietrich, en «El Ángel Azul», y Carmen Amaya.
Ya no la volví a ver más hasta el año 1959, cuando vino a Barcelona para inaugurar la fuente de Carmen Amaya, en la Barceloneta. Por la noche dio una representación en el Palau de la Música Catalana a beneficio del Asilo de San Rafael. Y aquel adolescente que en Sevilla la aplaudió desde el gallinero, en esta ocasión estaba en un palco proscenio flanqueado nada más ni nada menos que por los dos críticos más importantes del mundo del baile: Sebastián Gasch y Alfonso Puig.
Carmen se presentó con «El Embrujo del Fandango», de José María Palomo, luciendo el traje verde y oro, de corte torero, con el que la inmortalizó el pintor mejicano Ruano Llopis en los afiches que dieron la vuelta al mundo. El Teatro se venía abajo, formó un verdadero alboroto. Jamás se ha conocido éxito igual en el Palau de la Música Catalana.
Al año siguiente la volví a ver en París coincidiendo con una de mis actuaciones en la Sala Pleyel. «Fiebre del Baile Español en París» destacaba en sus titulares el periódico «Le Fígaro:» En el Bobinó actuación del Ballet Español de Pilar López, Lola Flores en el Olimpia, Carmen Amaya en el L’Etoil y José de la Vega en la Sala Pleyel.
A partir de entonces, cada verano, hasta el 63 que se nos fue, alternábamos nuestras actuaciones por las Salas de Fiestas de la Costa Brava.
No recuerdo el nombre de aquel periodista, inepto, que se dejó caer diciendo que los palillos no eran un elemento flamenco.
—Siéntese usted y aprenda viendo las películas y los videos de Carmen Amaya acompañándose las Soleares con esas postizas que despiden fuego en manos de la Capitana del Somorrostro.
Antonio Mairena me decía: «José, yo me encuentro muy a gusto a tu lao, porque eres el único con quien no discuto de cante».
«Tú no puedes figurarte la que formaba Carmen en el Teatro Fuencarral de Madrid en 1949, cuando yo le cantaba las Seguiriyas. Había un momento en que ella se arrancaba hacia a mí con aquellos palillos en las manos, que aquello no eran palillos José, aquello eran dos corazones encendíos». (Ahí queda eso.)
Más tarde, Carmen Amaya diría de su esposo Juan Antonio Agüero: «Nadie en el mundo me ha tocao las Seguiriyas como mi marío. Me las tocaba como Dios» .
Siempre se habló de la Escuela Flamenca Andaluza, Sevillana, Gaditana o Granaina, pero nunca de la Escuela de Baile Catalana habiendo nacido aquí uno de los monstruos más grande del Baile Flamenco. Y, es que el baile de Carmen Amaya, era un baile anárquico, sin reglas ni doctrinas, con ella se rompió el molde y todas aquellas que intentaron imitarla se quedaron en eso, en el intento.
The Legendary Carmen Amaya (1913-1963), Flamenco Potpourri 1. Cortesía de Maralan51. Pulse para ver el video:
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=FCca6d2ceI0[/youtube]
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* José de la Vega nació en Utrera (Sevilla) el 6 de diciembre de 1931. Ganador del premio nacional de teatro de España, galardón que lo catapultó a la fama. Se educó en el prestigioso Colegio Salesiano de Utrera. En la adolescencia abandonó los estudios de bachillerato y se empleó como mecanógrafo en diferentes oficinas para poder costearse las lecciones de baile. En 1951 hizo su debout profesional en el desaparecido Teatro Álvarez Quintero de Sevilla, en el espectáculo de variedades Ruiseñor de Plata, que pretendía lanzar al estrellato a Anita Rosa. En 1952 José Toledano lo observó bailando con Tona Radeli en la feria de Abril de Sevilla, quedó fascinado con su baile y lo contrata para una gira por Portugal y norte de África. Después de esa gira se traslada a Madrid y Valencia y, por último, a Barcelona. En 1955 ingresa al Ballet Español de Pilar López. En 1957 forma su propia compañía para participar en la Gira de Juventudes Mujicales de Francia. En 1960 baila en el boureau Internacional de Conciertos Kiesgen de París y participa en los más importantes recintos de baile de Europa. En 1963 se presenta en el Operettanhaus de Hamburgo. El mismo año es contratado por el empresario inglés Richard Graham para ofrecer diversas presentaciones en Europa. En 1967 se presenta en el Royal Lyceum Theatre de Edimburgom, e inicia una recordada gira por el Reino Unido. En 1971 crea la coreografía de la comedia musical La Feria de Cuerno y Cabra, escrita por Alfredo Mañas, para la compañía de Manuel Andrés, presentada en Cataluña. En 1974 se presenta en Yugoslavia en el Festival Jjublijana, uno de los más prestigiosos de Europa, gira que enlazó con otra en Italia. También se presentó en el Court Theatre de Holland Park. En 1977 crea la coreografía para Nuria Espert de la obra Salomé basada en el texto de Oscar Wilde, que adapta Terence Moix para Televisión Española, dirigida por Sergio Schaff. En 1979 crea la coreografía Homenaje a Picasso para Televisión Española y la coreografía Muchos ruidos y pocas nueces de William Shakespeare, ambas dirigidas por Antonio Chic. En 1987 produce el espectáculo Flamenco por Derecho, espectáculo que fue llevado íntegro a Televisión Española y dirigido por Ángel Alonso. En 1989 crea Flamenco por Derecho 2, que también es presentado en Televisión Española y dirigido Jordi Solana. En 1993 el Instituto de teatro de Barcelona lo requiere para que haga una semblanza de Emma Malera, en un homenaje que se le tributó con la actuación del ballet José de la Vega.
Página web: https://www.josedelavega.com