DE TITERES Y SEXO DESENFRENADO
Por: Juan Manuel Zuluaga Robledo
El preámbulo
Son las 6:30 p.m. y el centro de Medellín comienza su ebullición nocturna: jóvenes universitarios y personas que están por los treinta y cuarenta, comienzan a llenar las cafeterías y bares adyacentes al Centro Colombo Americano. Forman corrillos en las mesas de los establecimientos, ordenan cervezas y gaseosas, departen sobre temas de la cotidianidad. De repente la conversación, toma otro rumbo: los contertulios hablan de una peculiar obra teatral que ha venido desatando furor, escándalos y perplejidades en el mundo teatral antioqueño desde su primera presentación en febrero en el Teatro Matacandelas.
En agosto se presentaron con éxito en la Sala de Acción Impro. En todos estos meses han tenido alrededor de 60 funciones con lleno total y en julio, en la Parada Juvenil de la Lectura fueron una verdadera atracción escénica para insomnes y amantes del teatro. El público no tuvo inconvenientes –a pesar del horario– para observar las acrobacias sexuales ejecutadas por unos singulares títeres a las 11:00 p.m. en las zonas verdes cercanas a los bares bohemios de Carlos E Restrepo.
Pero volvamos al centro. En pocos minutos la romería tendrá la oportunidad de detallar con ojos propio el sui generis mundo, tejido y confeccionado por los movimientos pornográficos, si se quiere hiperbólicos y extravagantes, de los Títeres Porno del Grupo Adentro Producciones.
Será la ocasión para apreciar su manera particular de crear arte escénico: la pornografía retratada en el desarrollo de la obra y los parlamentos desparpajados que han venido llamando la atención de los medios de comunicación, tanto locales como capitalinos. Por ejemplo, en mayo, la columnista y periodista española Salud Hernández se encontraba en los estudios de la FM en Bogotá. Al ver el video de la obra, en el que se efectuaba un incesto, casi se fue de bruces y se sintió seriamente ofendida por la escena.
Por eso, en las reacciones desatadas por este curioso juego teatral, no existen tintas medias para mojigatos, portadores de mentes ultra conservadoras o perpetuadores del statu quo. La interacción carnal entre títeres libidinosos podría ser catalogada como una escandalosa bacanal donde los valores más pulcros de la sociedad quedarán aniquilados.
En la orilla opuesta, los libres pensadores y amantes de la pluralidad en el arte, se maravillarán con la maestría con que el grupo manipula los movimientos de los muñecos, en un desarrollo segmentado por pequeños números en el que la trama es lo menos importante. Son los Títeres Porno y como exponentes de la pornografía, la historia pasa a un segundo plano. ¿Tienen, la mayoría de videos pornográficos, un desarrollo argumental rescatable o un guión digno de un Cannes o un Oscar? Obvio que no. La obra ideada obedece a esta lógica y lo mejor antes de verla, es despojarse de los prejuicios morales y disfrutar de los exquisitos movimientos de estos titiriteros.
En septiembre, empacarán maletas y partirán para la capital a presentar su espectáculo. Su propuesta fue seleccionada, entre seiscientas iniciativas, en una rueda de negocios auspiciada por la Cámara de Comercio de Bogotá, que busca incentivar los nuevos universos teatrales y musicales del país.
La gente termina sus cervezas, pagan la cuenta y van accediendo en fila india al Colombo Americano para disfrutar de una hora y media de diversión ofrecida por Adentro Producciones. El grupo compuesto por Maribel Arango, Maria Zulima Ochoa, Yirleny Patricia Carvajal, John Viana y Carlos Alberto Pérez es el plato fuerte y la apertura ideal del ciclo cinematográfico de Cine X Español que el centro cultural organizó en la última semana de julio de 2009.
En el escenario
El reloj marca las 7:10 p.m. y la audiencia comienza a llenar la silleteria de la Sala 1 del Colombo Americano. Hay parejas, personajes solitarios, gente de todo tipo entre los asistentes. Súbitamente , suena una canción bizarra por los parlantes: una mujer con acento venezolano canta una diatriba sexual mezclada con reggaeton y compases electrónicos. Se apagan los reflectores y la sala queda sumida en la oscuridad.
De repente, tres figuras, dos mujeres y un hombre, iluminadas por un reflector, suben al proscenio. Sus siluetas son proyectadas en la pared. Acto seguido, se ubican en una mesa de comino crespo ubicada en el centro del escenario. Surgen aullidos y aquellas risas estridentes habituales a la consecución de un orgasmo tipo ‘playboy’.
– Hit me, pégame…lacérame-grita una de las mujeres con voz desgarradora, mientras un hombre calvo, sentado a la izquierda de la sala, manipula en una consola de sonido la música erótica y presenta la obra con tono circense.
Luego de la presentación, se encienden los reflectores y las tres figuras sacan rápido por debajo de la mesa, a un muñeco extravagante tal como el mago saca el conejo de la chistera en un número de magia. Todo es exagerado en el títere: los ojos grandes y saltones, una boca descomunal que está alineada de oreja a oreja. Comienza a bailar al son del flamenco electrónico y a proferir expresiones soeces, tal como lo hiciera un proxeneta español en el momento de motivar los movimientos sensuales de sus subalternas. El público se ríe con las ocurrencias del parlamento.
-Soy una reencarnación sensual y castellana de Michael Jackson- grita el títere y entonces inicia un dialogo provocador con una de las actrices que coordina sus pasos y sus ademanes.
La actriz le toca el rostro, lo provoca, hace que se ponga irascible y le dice groserías de frente. El español se torna agresivo, saca a relucir toda su actitud machista para luego increparla y agredirla con un bofetón. Más tarde, el galán español seducirá a una mujer de carne y hueso. Por medio de galanteos y flirteos, después de acariciarla lenta y pacientemente hasta llevarla al punto más álgido del placer. Los espectadores observan la pequeña figura de trapo agarrada al cuello de su amante. La besa, la hace suya, tienen sexo en la mesa y la hace desfallecer en medio de un coito desbordado en el que las piernas de la actriz se desplazan afuera de la mesa y se contorsionan en medio de una convulsión.
El público aplaude; unos pocos se escandalizan, mientras los actores hacen gala de su talento a la hora de manipular sus discípulos de trapo que se asemejan a pequeños ‘nachos vidales’ en versión caricaturesca, con sus miembros erguidos o aquellas exuberantes figuras femeninas portando esos senos de goma en plena erupción.
Después sucederán otros números pornográficos actuados única y exclusivamente por títeres: La empleada de servicio que luego de unos consejos afrodisíacos a su patrona, con el fin de complacer a su marido, la seduce y ejercen un acto lésbico. También hay cabida para el incesto entre una madre alborotada que seduce a un hijo atleta y que todo el tiempo está en función del ejercicio y las abdominales. Son las 8:30 p.m. y el acto llega su fin…ya quedará mucho tiempo para escuchar las voces de los actores.
Tras bambalinas: con los actores
El público desocupa la sala. Los cinco actores empacan los títeres, los meten en unas maletas, desinstalan cables y bajan los reflectores. Acceden a mano derecha de la tarima a un salón donde enseñan inglés y que ahora hace las veces de camerino y toman asiento en los pupitres.
–“A mí se ocurrió la idea de los Títeres Porno, a principios del año pasado, en un viaje a la Argentina. En Buenos Aires tuve la oportunidad de ver el grupo “69 a la cabeza” y su obra “12 polvos”, un sui generis trabajo pornográfico con muñecos…me pareció una idea genial, y cuando regresé les comente a mis amigos sobre esta idea. Nos dijimos ¿Por qué no montar una obra de este tipo en Medellín…? Sería un acto único en la ciudad”, afirma Yirleny Patricia Carvajal, egresada de teatro de la Universidad de Antioquia.
Es una mujer de rasgos felinos, ojos verdes color aceituna y pelo fucsia encendido que le da un aire de excentricidad a su figura. Fue así como en abril del año pasado vino con la idea de crear el grupo. Para ello, reclutó a estos talentosos actores provenientes del mundo teatral del centro de Medellín. Su trabajo actoral también se puede apreciar en las salas de teatro Hora 25, la Escuela Popular de Artes y la ya citada Alma Mater. Entonces comenzaron a montar la pieza de contenido pornográfico, pero le adicionaron escenas con un toque más hiperbólico y exagerado, tal como acostumbran los paisas en el momento de narrar historias.
Ahora Maria Zulima Ochoa asume la palabra. Se levanta de la silla, da media vuelta y mueve las manos, mientras intenta encontrar las palabras exactas. Es trigueña, bonita, de figura espigada. Tiene cara mulata y coqueta.
–“Para crear la obra, hicimos todo un proceso de investigación fílmica. En una casa del barrio Las Palmas, vimos muchas películas porno y representábamos los movimientos sensuales entre nosotros, antes de empezar a construir los muñecos… era un laboratorio de prueba y error, era un juego continuo entre nosotros, en el que nos quedábamos con las mejores ocurrencias”– comenta la actriz.
Ya con las figuras elaboradas, utilizaron técnicas de manipulación titiritera japonesa con la finalidad expresa de recrear movimientos naturales y desenvueltos en los títeres.
¿Su trabajo es pornográfico o erótico? John Viana, presentador de la obra, actor y DJ, levanta la mano para contestar la pregunta. “Lo nuestro es porno, somos Títeres porno y hacemos pornografía de una manera diferente. Parodiamos a la pornografía a través del humor en los parlamentos. Somos críticos con nuestra sociedad porque hablamos de la sensualidad de manera abierta y sin tapujos. Entonces en buena medida también nos queremos desnudar ante el público desde la parte sensual, pues no se puede desconocer que todas las culturas tienen sus ritos sexuales. Asumimos una forma diferente de experimentar el porno y de compartirlo con el público en las tablas”.
Pero en el futuro Adentro Producciones no sólo será relacionado con los Títeres Porno. También se encuentran en el proceso de creación de obras pedagógicas que enseñen educación sexual a los niños de los colegios públicos de la ciudad. Por otro lado, Títeres eróticos será el espacio ideal para recrear erotismo, para representar sensualidad entre dos cuerpos, para adaptar obras geniales del género dignas de un Henry Miller o un Charles Bukowski.
Interesenta propuesta. Y..aunque como bien cuenta que ha sucedido y sucederá en la capital, habrá escandalizados…pero de seguro, habrá reflexión a ver si déjamos de ser tan hipócritas y mojigatos.