BLADE RUNNER: UNA MIRADA HUMANISTA A LA TECNOCIENCIA
Por José de Jesús Herrera Ospina*
La película Blade Runner es un clásico del cine de ciencia ficción, dirigida por el director británico Ridley Scott. De la película, tanto la versión de 1982 como la filmada en el año 2017 se pueden rescatar muchos elementos de reflexión, uno de ellos es el tema de la cibernética. Esta proviene de un término que utilizó Platón en su República cuando se refirió al arte de dirigir a los hombres y tiene estrecha relación con el arte de dirigir un navío. Es decir, no es un término reciente teniendo en cuenta su etimología pero en el uso práctico sí lo es. Se puede afirmar que es en el siglo XX donde nace la cibernética como asunto de control de sistemas tanto artificiales como naturales y en el cine de ciencia ficción es donde se ha visto de una manera más impactante.
Se puede decir que en la literatura como en el cine de ciencia ficción se ha puesto un mayor énfasis en la cibernética [1]. Si bien, se pudiera hacer un recorrido histórico por el cine y su relación con el tema —y se tendría que hablar de un sinnúmero de filmes tales como Terminator, Cyborg, Matrix, entre muchas más—. La película Blade Runner se ha convertido en un referente importante para establecer las relaciones entre los seres humanos y sus creaciones, entre ellas las que tienen que ver con el control de sistemas físicos y virtuales que, en última instancia, son los que se pueden observar en la llamada sociedad tecnológica o digital.
La película involucra un sinnúmero de factores, particularmente, la ingeniería genética y la alta tecnología se convierten en los referentes más importantes, pero existen otros que tienen que ver con los efectos negativos al medio ambiente en general, a las sociedades humanas y animales, por ejemplo, la contaminación ambiental extrema, la migración de poblaciones, el hacinamiento humano, la clonación de animales, entre otros aspectos. Por tal razón, en ella está inmersa la preocupación por el ilimitado progreso, el cual es parte inherente a la vida humana, pero que para no desbocarse, se debe preocupar por valores fundamentales como la vida y el respeto a la libertad del otro. Esto se refleja en la parte final del filme del 82 cuando en la lucha entre dos de sus protagonistas (pareciera que son los más importantes): Rick Deckard (Harrison Ford) y Roy Batty (Rutger Hauer), uno como el héroe policial y el otro como el antihéroe comando, salva Roy a Rick de la muerte.
Interpretando esta escena, se diría que lo fundamental allí es la demanda de humanidad. Se concibe el destino humano como algo no simplemente basado en la tecnociencia, sino en la realidad humana. Roy fue creado para vivir cuatro años solamente, es un replicante; en otras palabras, es una máquina sin libertad. Por ello, su expresión final «¡Es hora de morir!» pareciera ser el reclamo del ser humano a una sociedad que lo condena a ser esclavo permanente y el derecho fundamental a morir dignamente. Implícitamente, la película es una crítica a la modernidad y particularmente a la visión ilustrada, que puso en las ideas de razón y de progreso científico todo el sentido último de realización de la humanidad.
1. LA SOCIEDAD DIGITAL Y LA CIBERCULTURA
Lo visual es una característica primordial de la sociedad virtual y digital. Etimológicamente, el término español «visual», proviene del latín visio–visionis, que significa entre otras cosas: «Visión, imagen, idea, concepto, noción» (Diccionario latino íter 2000: p. 506). Es de anotar que es una palabra del género femenino de la tercera declinación y esto lleva a que tenga una connotación especial dentro de la gramática latina. Ahora bien, si se habla del mundo digital, inmediatamente, se podría pensar en términos visuales.
La televisión, la Internet, los celulares privilegian la imagen. Esta da cuenta de la idea, el concepto y la noción de lo que se quiere transmitir. Lo visual, es un espacio donde se encuentran muchas artes como, por ejemplo, la pintura, la escultura, la caligrafía, el grafiti, la fotografía y el cine. No obstante, no se puede aseverar rotundamente que en la sociedad digital se desprecien otras maneras de abordar la realidad, a través de lo oral o lo sensual. Al contrario, la imagen viene acompañada de la palabra que da sentido a lo que se ve y a los sentidos en general, creando una red de conocimientos donde entran en juego, la vista, el gusto, el tacto, el olfato y el oído. Verbi gratia, en el cine como espectáculo, estamos asistiendo no sólo a la película como imagen, sino también a todo lo que en ella se proyecta: sus olores, sus sonidos, sus sensaciones. Esto pasa cuando se asiste a una película en tercera o cuarta dimensión.
A propósito, el sociólogo brasilero Renato Ortiz nos presenta en sus estudios culturales, la modernidad desde el ámbito cultural, no descuidando la historia, la economía y el arte. Manejando las categorías kantianas de tiempo y espacio, va más allá de la interpretación global sobre nuestro mundo, a partir de la crítica planteada en el siglo pasado por Walter Benjamin al devenir de la obra de arte en la era de la reproductividad técnica. A propósito, hablando del arte de la flânerie, es decir del camino, de la calle, del artista vagabundo y del ciudadano, dice en un aparte (Ortiz. 2007):
Se afirma así la existencia de estructuras intrínsecas al campo artístico, o sea, se aleja, se separa de otras instancias existentes en la sociedad. Mientras tanto, este proceso de autonomización es contemporáneo del florecimiento de una cultura pautada por leyes de un mercado ampliado de bienes simbólicos. La emergencia del folletín, del periódico, de la fotografía, actividades vinculadas al aspecto productivo y económico, encausa justamente la autonomía recién conquistada. (p.121).
Ello, considero, es un buen referente a tener en cuenta en nuestra sociedad. Lo «digital» es un rótulo que le hemos puesto a nuestra sociedad contemporánea, no obstante, tiene sus orígenes en el pasado, que siempre revive. Piénsese en las cavernas y sus símbolos, en las ciudades grecorromanas y sus templos, en los medievales y sus miniaturas, en los modernos y sus pinturas, en los contemporáneos y sus murales. Todo esto ha sido creado con las manos, con los dedos, en última instancia, son parte de la sociedad digital. La sociedad digital está en íntima relación con lo que denominamos la cibercultura, ya que una es producto de la otra. La utilización de artefactos tecnológicos, en todas las épocas, en particular, en la nuestra, es algo creciente, que cada vez más, cierra la brecha entre la ciencia ficción y la realidad. Blade Runner muestra un rasgo característico de esta realidad. Los replicantes son seres creados a partir de la inteligencia artificial, son creaciones de la cibercultura, y de la ascensión de los que algunos teóricos han llamado también el futurismo.
A propósito, en la Fundación y manifiesto del Futurismo nos dice Verdone (1997):
¡Vamos! —Dije yo— ¡Vamos, amigos! Finalmente, la mitología y el ideal místico han sido superados. ¡Estamos a punto de asistir al nacimiento del Centauro y pronto veremos volar a los primeros Ángeles! […] ¡Habrá que sacudir las puertas de la vida para probar sus goznes y sus cerrojos! […] ¡Partamos! ¡He aquí, sobre la tierra, la primerísima Aurora! ¡No hay nada que iguale el esplendor de la roja espada del sol, que brilla por primera vez en nuestras tinieblas milenarias! (p. 134).
Este texto es similar a la escena de Blade Runner (1982) cuando Roy, antes de morir, le dice a Deckard que él con sus ojos ha visto cosas inimaginables para los seres humanos: las naves de ataque en llamas cercando el cinturón de Orión, es decir, el centellear de estrellas lejanísimas que a los seres humanos pareciera les es imposible experimentar…
Es la posibilidad de conocer otros mundos. Ya en el siglo pasado con las misiones espaciales pareciera cumplirse este sueño humano. O cómo no, admirarnos del hombre pisando la luna o dando la vuelta al orbe terráqueo, la perrita Laika en un dispositivo yendo al espacio ó más recientemente, de los artefactos aeroespaciales, llegando a Marte y recogiendo minerales de su superficie o de las sondas espaciales explorando los límites de nuestra galaxia.
Ver volar a los primeros ángeles, es sin duda, observar con ojos expectantes todas estas creaciones de la sociedad cibernética. En Blade Runner (1982), Rutger Hauer quien interpreta al replicante Roy, se transforma al final en una paloma que vuela hacia el infinito, luego de decidir sobre su destino, y sabiendo que no va alcanzar la salvación terrenal. En Blade Runner 2049, el holograma femenino que vive con el oficial K D 6-3.7, se entremezcla con la mujer que ejerce la prostitución para acceder a la sexualidad plenamente con su pareja para buscar lo más parecido al sexo humano. Con respecto a los ángeles, la frase es contundente: «Creamos a los ángeles para el servicio de la civilización: buenos y malos». Es decir, son las manifestaciones de una sociedad creada virtualmente pero que se entrelaza con la realidad física y mental y con los valores creados por el hombre a partir de la diferenciación moral.
La cibernética es un elemento de la sociedad digital actual y hace parte de lo que denominamos cibercultura; por lo tanto, muestra cómo es posible considerar un asunto artificial y virtual dentro de los parámetros de la realidad. O sea, las prótesis creadas artificial y virtualmente se vinculan a los seres humanos reales y les transforman sus vidas. El hombre bicentenario, la película protagonizada por Robin Williams y dirigida por Chris Columbus, en 1999, ilustra esta condición al proponer como protagonista a un robot que se convierte paulatinamente en hombre. Es lo inversamente proporcional a lo que sucede cuando, a partir de prótesis artificiales, los seres humanos, se transforman lentamente en máquinas o robots.
Son muchas las preguntas que podrían aparecer de esta concepción de la sociedad virtual, digital y/ o cibernética. Son preguntas, la gran mayoría, de corte ético–moral: ¿Se pueden considerar buenas o malas nuestras creaciones? ¿Han sido creadas para mejorar nuestra calidad de vida o para desmejorarla? ¿Propician la libertad o la esclavitud? ¿Son dispositivos de control individual, social y político, o meros artefactos neutrales, sin ningún riesgo de inmiscuirse en la realidad cotidiana del hombre, en su razón, en sus emociones?
Ya pensadores como Michel Foucault, Jacques Derridá, Gilles Deleuze y Paul Virilio, desde el siglo pasado, intuyeron este problema y habían propuesto para ello algunas reflexiones que van desde la microfísica del poder y las tecnologías del yo de Foucault, hasta el concepto de rizoma en Deleuze.
2. LA DISTOPÍA EN EL CINE DE CIENCIA FICCIÓN
Desde que se publicó la Utopía de Tomás Moro en el año de 1516, la palabra se ha convertido en un referente para entender el sueño de los seres humanos por vivir en un lugar paradisíaco, en paz, concordia y libertad; y en un sueño, que para muchos es irrealizable, debido a la inclinación natural del ser humano a la guerra, la discordia y el conflicto. De ahí que a la palabra Utopía, se le opone la palabra Distopía, que puede ser definida como su contrario, es decir, como la pesadilla y drama de los seres humanos para convivir en un medio hostil tanto externa como internamente.
La película Blade Runner, nos dice Parra (2014): «Como distopía se ubica en un espacio amenazante en el que no se quiere vivir y, sin embargo, es el mundo de hoy y del futuro» (p. 25). Ambas versiones dan cuenta de ello. La ciudad de Los Ángeles se encuentra en penumbras, el sol se ha apagado, las luchas entre replicantes y humanos son despiadadas, se matan por doquier, de ahí, la pregunta de uno de los protagonistas en Blade Runner 2049: «¿Qué se siente matar a los de la propia especie?» La respuesta: Pareciera que no se sintiera absolutamente nada, pues, tanto la especie humana como esa nueva especie nacida de la relación con las máquinas, se comportan de igual modo. Como en la lucha mítica entre los dioses y los hombres, afirma Agudelo Ramírez (2015): «El cine ha destacado la experiencia dramática sobre la condena de todo aquello que ha sido creado a partir del desafío, pretendiéndose una independencia en la consolidación del fuego prometeico. El enfrentamiento entre creador y criatura será una constante» (p. 178-179).
La distopía es definida por la Real Academia de la Lengua Española (RAE) como la representación imaginaria de una sociedad futura con características negativas que son las causantes de alienación moral. En Blade Runner, esta definición es ajustada, ya que la alienación moral se presenta a partir de la creación de máquinas sin posibilidad de ser libres. La Tyrell Corporation es la imagen del Dios Creador que arroja al mundo a seres, si bien, no tan indefensos, sí vulnerables. Los replicantes, no tienen posibilidad de realización personal: están destinados a desaparecer prontamente, a ser perseguidos, negados en su desarrollo individual y social. Blade Runner (1982) muestra fehacientemente este hecho al ver desaparecer a todos los replicantes, excepto uno de ellos. Blade Runner 2049, capitaliza este hecho al presentar a los replicantes controlados por seres igualmente creados, que los esclavizan, los alejan del mundo o los hacen vivir alejados con miedo a ser encontrados y/o desaparecidos. De ahí que los replicantes en algún momento desean multiplicarse para alcanzar algún grado de poder. La pregunta que se hacía en la primera película de la saga y recientemente en Blade Runner 2019 es ¿Por qué no vivir más? Ahora bien, la pregunta cambia por ¿Cómo vivir más y mejor? Ya que el hecho de vivir más no implica que se vaya vivir mejor. Un ser humano puede vivir más de cien años pero en condiciones indignas. Es decir, con múltiples enfermedades, con una parálisis cerebral, etc. Esto hace que se presente un dilema ético y/o moral que ha sido estudiado desde hace ya unos años por la bioética. A propósito, Rozo (2017) nos dice acerca de la posibilidad de la eutanasia o la terminación de la vida de manera voluntaria:
La vida es un derecho consagrado al hombre, pero cuando las condiciones de vida se vuelven intolerables a causa primordialmente del dolor ¿es también una obligación? Porque es cierto que existen cuidados paliativos para la mayoría de las dolencias de los enfermos terminales, pero ¿qué pasa con el porcentaje que se ve obligado a sobrellevar tormentos que se pueden prolongar por periodos indefinidos? Con el presente trabajo se dejan de manifiesto tres elementos donde la eutanasia debe ser aplicada sin dilaciones: Que el paciente pida expresamente que se le proporcione la muerte digna; que el enfermo lo sea en fase terminal, es decir que no exista cura para su mal; y que no existan ya posibilidades de analgésicos para hacer llevadero lo que resta de vida.
3. LA NECESIDAD DE LO HUMANO EN LA ERA TECNOCIENTÍFICA
Blade Runner en sus dos versiones, la de 1982 y la de 2017 posibilita una reflexión importante acerca de la necesidad de lo humano en la era tecnocientífica. Cuando nos referimos a «lo humano» estamos haciendo alusión a sus aspectos constitucionales más importantes como son: su capacidad de amar, razonar, ser libre, vivir la experiencia de lo otro como realidad trascendental ya sea divina o humana, en fin, todo aquello constitutivo de nuestra esencia y que pareciera ser que en la era tecnocientífica, en vez de perderse se afianza o al menos se desea poseer.
3.1. «Soy muy feliz cuando estoy contigo». Los replicantes son seres que emulan a los seres humanos, por esto, una característica que les da empatía con ellos, es lograr mantener una relación interpersonal, o lo que algunos filósofos, como E. Lévinas han llamado la experiencia de alteridad (alter ego). En Blade Runner (1982), dos parejas de replicantes (los estelarizados por R. Hauer y D. Hanna), se necesitan mutuamente, se aman, aun siendo conscientes de su finitud. Como habían sido creados para vivir poco tiempo, buscan a su creador para intentar prolongar sus vidas. Al encontrarle, la pregunta obligada es ¿por qué nos hiciste para vivir poco tiempo? Aumentar la posibilidad de vivir es alcanzar la felicidad de seguir compartiendo con el otro.
3.2. «Nacer significa tener alma». Desde las teorías filosóficas y religiosas de la antigüedad, tanto de Oriente como Occidente, el concepto de alma está en íntima relación con el hecho de tener vida. Es de anotar que la palabra latina anima significa entre otras acepciones «alma, espíritu, vida, existencia» (Diccionario latín Íter 2000, p. 50). Blade Runner simula una versión del mundo de las ideas de Platón. Las ideas de Belleza, Bondad, Verdad, Justicia y sus contrarios Fealdad, Maldad, Mentira, Injusticia, se presentan de modo fehaciente en el filme. Los replicantes se constituyen en las fieles copias de la humanidad, aquella que está como modelo, y de la cual nacen las demás cosas. Los replicantes nacen al mundo con una vida (limitada), pero con la noción de eternidad en su alma. Ahora bien, decir que estos seres tienen alma, es dar por sentado que viven, que existen, que son. En efecto, nacer es inversamente proporcional a morir. Por ello, quien vive, de uno u otro modo prepara su existencia para la muerte, ya sea, que piensa en ella como término o como inicio de alguna otra realidad. Por esto, la película, pone su énfasis en este aspecto tan importante. De Santiago (2007): «La ignorancia del momento de la muerte, del tiempo de la propia vida, hace a los humanos orgullosos, seres que olvidan a menudo su condición contingente, que huyen de su realidad. El desconocimiento hace irresponsables. Y aquí radica otra maravillosa lección que los replicantes dan a los hombres» (p. 1). Es por ello, que la frase inicial puede tener algún sentido, ya que se nace para vivir, aunque en ocasiones, sea lo contrario.
3.3. «Un ángel nunca debe entrar al reino de los cielos». En la mitología religiosa, los ángeles son seres de luz que habitan un lugar cerca del cielo y de su creador, incluso, en algunas religiones como la judeocristiana, se ven realizando funciones de acompañamiento a las criaturas, con el fin de preservarlas del mal (se puede recrear el pasaje bíblico de Sodoma y Gomorra —Cfr. Gn 19, 1-29—, donde dos ángeles enviados por Dios, se presentan a Lot y a su familia, con el fin de salvarlos de la muerte). En Blade Runner, algunos seres replicantes tienen la función de los ángeles, es decir, están destinados a cuidar a los humanos. La mujer de Decker es una muestra de esta función. Ella es la encargada, en las dos cintas, de volver a recordar lo que se fue en el pasado. De preservar la vida, el barro, la tierra, es decir, la humanidad. Ella es una replicante pero que se une a un ser humano.
3.4. «Cuántas veces me has contado esa historia». Recordar es una de las características del ser humano. La historia como conocimiento del pasado, sólo es posible con el hecho del recuerdo y se recuerda lo que se narra continuamente. En la película, en sus dos versiones, hay escenas que nos muestran la importancia de la memoria y el recuerdo. Esto lo podríamos comparar con la realidad del conflicto humano, en casos como la guerra. Solo podemos reparar heridas del pasado si recordamos y volvemos a la memoria lo sucedido, para posibilitar, al menos, desde el recuerdo, la necesidad de reconciliación y/o perdón.
3.5. «¡Naciste! No te fabricaron». La realidad humana se explaya desde su nacimiento hasta su muerte. Nacer es un acto que no solicitamos voluntariamente, que nos es dado no por nuestro querer, sino por la voluntad y querer de otros. De igual modo, los replicantes de Blade Runner, aun siendo fabricados, no nacidos, también han sido determinados a estar en el mundo pero sin su voluntad. Ahora bien, el problema que está de fondo es el tema de la libertad, que en última instancia se podría definir como el «ser lo que se quiere». La pregunta que nos asalta es: ¿Acaso tanto humanos como replicantes pueden llegar a ser lo que ellos quieren realmente? La respuesta es obviamente negativa. Pero vienen las reflexiones que los mismos personajes expresan en los filmes: «Me gusta esta canción», «a veces para amar a alguien hay que ser un extraño», «morir por una causa justa es lo más humano que podemos hacer», «¿quién soy yo para ti?» Todas estas son preguntas de gran contenido existencial humanístico que darían lugar a un número de interpretaciones.
CONCLUSIÓN
Retomamos para finalizar una experiencia de uno de los protagonistas de Blade Runner 2049 y es la siguiente: «El dolor que padece, le recuerda que la dicha que sintió fue real». Esto nos da pie para una reflexión final en torno al tema del dolor en nuestras sociedades contemporáneas: estamos ante una sociedad que busca por todos los medios alejar el dolor de la vida, hecho por lo demás, muy natural. De ahí que el consumos de analgésicos se incremente al igual que la búsqueda de ayudas psicoterapéuticas para solventar el trauma o el duelo afectivo causado por el dolor ante la desaparición de los seres queridos, una mascota, etc. Los medios de comunicación nos invitan a solventar el dolor a partir de la terapia visual y/o auditiva para mejorar nuestra débil condición humana. Todo esto, a partir de la sociedad digital va tomando un nuevo rumbo. Es decir, la cibernética, los videojuegos, la realidad virtual, nos llevan a considerar el dolor y la dicha o felicidad desde otras perspectivas, a simularlos y aceptarlos de manera distinta. Bien podría ser una conclusión para nuestro artículo: apostar por lo humano en la sociedad de la tecnociencia es volver a sentir dolor para entender que la dicha existe. La realidad es esa combinación entre lo que ha sido, lo que es y lo que será. Podría también decirse entre lo que se sintió con dolor y gozo, con lo que siente con angustia y tranquilidad, con lo que se sentirá con ansiedad e incertidumbre.
BIBLIOGRAFÍA
Agudelo Ramírez, Martín. (2015). Cine y Derechos Humanos. Una aventura fílmica. Medellín: Ediciones UNAULA.
Diccionario latino íter 2000. Barcelona: Sopena.
De Santiago, Pablo (2007). Tiempo, muerte y eternidad. Revisión de la película Blade Runner, un clásico del género de ciencia ficción. Recuperado de: https://www.nuevarevista.net/revista-artes/tiempo-muerte-y-eternidad/
Parra, Martha Ligia. (2014). Blade Runner (1982) de Ridley Scott. Sin fecha de caducidad. En: Kinetoscopio. Medellín: Centro Colombo Americano. Vol. 24. No. 108. Oct-Dic.
Ortiz, Renato. (2007). Modernidad y espacio. Benjamin en París. Bogotá: Norma.
Rozo, Andrés (2017). Decisiones al final de la vida. Medellín: Fallidos Editores.
Verdone, Mario. (1997). El futurismo. Bogotá: Norma.
FILMOGRAFÍA
Deeley, M., Fancher, H., Kelly, B.; Yorkin, B., (productores). Scott, R. (director). (1982). Blade Runner. (cinta cinematográfica). EU.: Blade Runner Partnership, Warner Bros. Pictures
Johnson, B., Kosove, A., Yorkin, C., Scott, R., (productores). Villeneuve, D. (director). (2017). Blade Runner 2049. (cinta cinematográfica). EU.: Alcon Entertainment, Columbia Pictures, Bud Yorkin Productions,Torridon Films.
NOTAS
[1] Cf. Alvarado Vega, Oscar Gerardo. La literatura de ciencia ficción: Una mirada al futuro en tiempo presente. En: Revista Humanidades. Universidad de Costa Rica. Julio-Diciembre, 2015. Volumen 5, número 2, pp. 1-21 y Molero, Margarita, Corredor, Diego y Bel-Enguix, Gemma. Nuevos Códigos Del Cine De Ciencia Ficción En La Hipermodernidad: El Mesianismo Tecnológico Y La Virtualidad Múltiplex. Universitat Rovira i Virgili. En: www.aeic2012tarragona.org/comunicacions_cd/ok/182
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* José de Jesús Herrera Ospina es Doctor en filosofía por la Universidad Pontificia Bolivariana. Docente de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Básicas, Sociales y Humanas del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid y catedrático del Instituto de Filosofía Universidad de Antioquia.
E-Mail: jjherrerao@elpoli.edu.co; joseherrera99@hotmail.com
Muy interesante y einformativo y enriquece nuestra esperanza en Dios, la ciencia y la evolucion en todos los aspectos. El doctor José Herrera Ospina. Amplia la vision del futuro del hombre Dios en este plano de expresión y exsalta trae y compara para no dejar olvidar a varios escritores y directores del cine. Muy buen articulo. Lo felicito.
Muy interesante, llegará el día en en cuál, no podamos diferenciar entre lo humano y lo cibernético, y todos diremos cómo dijo Roy:»es tiempo noara morir»