Cronopio para pensar

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CARTA EN HOMENAJE A MI SENO IZQUIERDO

 

Por María Elena Mejía Mejía*

Dedicada a mis tres hijos

Medellín, mayo 1 de 2020

Hola mi querido seno izquierdo, sabemos que pronto ya no estarás en mi vida, la mastectomía permitirá que el cáncer no siga avanzando. Durante 60 años me acompañaste, fuiste un mito en mi niñez y al ir creciendo tenía la necesidad de que pronto aparecieran mis senos en mi pecho y ese deseo, se fue cumpliendo desde los 11 años.

Ellos eran la representación de la feminidad y la maternidad que siempre estuvo presente en mi vida, desde los juegos con las muñecas y con los niños de los vecinos, también en el grupo juvenil, donde empezaron a llamarme Mamá Nena. Muy jovencita impartía charlas a las mamás en las veredas, sobre el cuidado del hogar y de los niños, igual me pasaba con los padres de familia de los estudiantes; y con ellos la relación era muy maternal.

A los 22 años me enamoré y a los nueve meses de casada, llegó Libertad Natalia, desde su nacimiento, mis queridos senos se convirtieron en los protagonistas de la alimentación y en el más hermoso medio para comunicar mi amor a ese ser tierno y angelical que llegaba a nuestras vidas. Los cuidados y consejos de mi mamá hicieron que pronto llegara la leche y por cuatro meses mi hija disfrutó de ese lindo regalo de la naturaleza que le dio las defensas para el desarrollo de su vida.

En ese tiempo las madres solo teníamos de licencia por maternidad 12 semanas. Con tristeza volví a trabajar; ya no podía alimentarla de día, mi consuelo era que mi mamá y mi cuñada la cuidaban mientras yo no estaba.

Iniciaba una nueva vida y eran muchas responsabilidades. En enero de 1982, después de 10 meses de noviazgo me casé; estaba aprendiendo a ser esposa y a asumir las responsabilidades de un hogar, cuando el método de planificación falló y quedé en embarazo. Además en febrero iniciaba por primera vez un trabajo como docente. En la noche estudiaba mi licenciatura en Administración Educativa y en septiembre nació mi hija. En un solo año fui esposa, madre y asumí una nueva profesión; muchos cambios de vida para afrontar todo de una vez cuando apenas tenía 22 años.

Fue así como la leche fue escaseando, debía dejar los teteros llenos, ya que a las 6:00 a.m. salía a trabajar, llegaba casi a las 3:00 p.m. a realizar las tareas del hogar, preparar clase y responder a la universidad. Volvía a las 10.30 p.m. para alimentar a la niña casi dormida, preparar todo para el otro día y dormir unas pocas horas.

Querido seno izquierdo, creo que aquí fue que empezaste a guardar tristezas. Mi hija, desesperada, rechazaba el biberón porque no sentía el calor del seno, ni las caricias de su madre. En muchas ocasiones estando en clase, sentía derramar la leche de mis senos, llamaba a mi mamá y precisamente en ese momento estaba llorando mi niña. La leche se fue secando y en medio del amor que le brindaba a mi familia, mi hija resignada aceptó el biberón.

A los 5 años y cuatro meses (1988) llegó David; antes tuve una «novedad» como decía mi abuela. Perdí un bebé que tenía 3 meses de gestación. David fue menos afortunado pues solo lo pude alimentar durante 3 semanas; se me complicó la lactancia con una mastitis, precisamente en el seno izquierdo, la fiebre y el drenaje del seno hicieron que ya no pudiera alimentarlo. También el amor de mi familia y el cuidado de las mujeres y vecinas que me acompañaron en esa época, logró suplir un poco tantos vacíos.

Ahora soy más consciente del dolor que sentía. Alimentar los hijos es un sentimiento inexplicable, es un placer que despierta mucha ternura. Sentir su suave carita pegada al seno y saber todo el bien que les hace ese milagroso alimento, que además lo produce el propio cuerpo; es como sentir a Dios al lado de uno, ese momento es sublime.

Pero quizás mi querido seno izquierdo, el dolor más grande que guardaste fue no haber podido alimentar el hijo que perdí. A este hijo que se iba a llamar también David, hace poco lo rebauticé, lo nombré David Mauricio, con su antiguo y nuevo nombre quise recordar quién fue, darle una identidad propia, además de su propio lugar en mi vida. Fue tan dolorosa su pérdida que, durante varios días, no sabía qué hacer con mis brazos, me dolían y sentía un vacío enorme por no poder cargarlo. Quizás esa leche que se dañó en mi seno izquierdo y que ya no quería salir para alimentar a David, fue la manifestación de ese dolor por no haber podido nutrir a ese hijo que perdí en medio de mis dos grandes tesoros.

Creo, querido seno, que estas fueron las razones para que en esta etapa de mi vida te manifestaras con el cáncer. A pesar de la talla grande de mi brasier y el dolor de espalda, nunca quise que me operaran, me sentía orgullosa de mis senos, eran maravillosos, para mí eran la manifestación de la abundancia en mi vida, el milagro que representaba el maná y la envidia de mis amigas menos favorecidas.

Ha sido lindo contar con mis senos abundantes, escribiré aparte lo que han representado en mi sexualidad por considerar que es algo muy íntimo, lo que escribo sobre este tema, lo quemaré junto con esta carta que escribo a mano y que pasaré en Word para entregarla como testimonio a los doctores que me atienden; quiero que conozcan otra visión de lo que puede considerarse una de las causas del cáncer en el seno, médicos investigadores de la antroposofía han calificado este cáncer como «los dolores de la maternidad». Yo creo que es así, lo he corroborado con compañeras de la sala donde recibo la quimio, sus historias tristes de vida tienen mucho que ver con los hijos por causas muy diferentes a las mías y seguramente más trágicas y dolorosas.

Los senos son más que una glándula mamaria ubicada en el pecho, tienen en la mujer y en todos los mamíferos la gran misión de ser el primer alimento para los hijos, pero además la gran oportunidad de iniciarlos en el milagro del amor, esa tierna comunicación de piel a piel es un acto que transmite el gran prodigio de la vida. Durante 9 meses se acordó esa cita, ese compromiso de seguir nutriendo, alimentando al momento de la llegada al mundo a la nueva vida. No lograrlo sería una gran frustración, una tarea inconclusa para una madre que durante más de 9 meses deseó hacerlo con mucho amor.

Solo hoy que escribo esta carta con el propósito de realizar un ritual para ofrecer al cielo mi seno izquierdo y agradecer su compañía durante 60 años, es que comprendo todo el dolor que guardó mi seno. En este momento empiezo a exorcizar mis dolores, entiendo el sufrimiento que se guardó en mi cuerpo emocional y en los demás cuerpos, para que luego se manifestara en mi cuerpo físico, y ahora valoro más que nunca este don milagroso, que se manifiesta en las madres que deseamos con el alma alimentar los hijos.

No pudo ser antes; no hubo tiempo ni consciencia para elaborar las tristezas, los duelos, las dificultades que trajeron todas estas nuevas experiencias, había que seguir la vida y afrontar los nuevos retos familiares, laborales y profesionales.

El ritual que voy a hacer ha sido canalizado por una amiga. Haré un molde de mis dos senos en arcilla, las pondré en un altar, a la madre divina, ella será la que pueda elevar esta ofrenda de amor a los cielos, transformarla en luz y devolverla en elevación de la consciencia a todas las mujeres que hemos pasado por situaciones de dolor a causa de la maternidad.

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En el ritual la maceta que representa mi seno izquierdo, tendrá 7 flores, cada una, representará un agradecimiento por todo el aprendizaje que han traído a mi vida. Luego, como un acto de transmutación de esa energía, pasaré las siete flores al cuenco que representa mi seno derecho, y daré la bienvenida en él a mi nuevo seno colocándolas en forma de pirámide y expresando 7 bienvenidas. En el altar quedarán los dos cuencos por siete días para luego retirarlos. El que representa el seno izquierdo será enterrado o diluido en agua que corra, el que representa el seno derecho será llevado a mi casa como un adorno. En él sembraré una suculenta; es una rosa con visos rosados y verdes, igual a los rayos de luz del corazón. No es gratuito que los tristes sentimientos del corazón se hayan alojado en el seno izquierdo.

Estoy segura que, si cada mujer que sufre de cáncer en los senos, se sienta a describir sus dolores y encontrar sus causas, logrará sanar completamente su cuerpo emocional y el cáncer no volverá a aparecer. Perder los senos, será una ofrenda para resarcir y sanar el dolor de nuestras ancestras que, en un país como el nuestro durante toda la historia, han sido esclavizadas, humilladas, menospreciadas, ultrajadas, maltratadas, violadas, muchas veces sus hijos arrebatados por la guerra, el vicio o violentados por familiares o sus propios padres.

Venimos de generaciones donde bisabuelos, abuelos, tíos y hermanos, no han sabido valorar a las mujeres. Ellos aprendieron los esquemas machistas con los que los educaron, reprodujeron un sistema y una cultura. Solo algunos hombres han podido romper este esquema, entre ellos mi papá; al haber perdido a sus padres a la edad de tres años, fue criado en un orfanato por mujeres muy sabias que le enseñaron el valor y el respeto que debía brindarle a la mujer, fue así que rompió esa herencia familiar. Gracias papá porque mi mamá se sintió mujer valorada a tu lado y los hombres de mi familia después de ti, han sabido encontrar en sus mujeres un gran complemento para sus vidas y las saben valorar.

Hoy doy gracias. Mediante el proceso de escribir mi biografía he aprendido a conocerme más, he recibido el apoyo y el amor de mi familia y amigos, he encontrado herramientas espirituales y sanadoras como: la meditación, el yoga, el muérdago, la acupuntura, la quimioterapia, la epigenética, el trabajo con los elementales, la sanación espiritual con imposición de las manos y en especial con el agua al momento del baño y al beberla.

Durante este proceso he entendido que para sanar el cuerpo físico y emocional se requiere que los siete cuerpos se sanen (cuerpo espiritual, álmico, causal, mental, astral, etérico, físico); también he entendido que una mastectomía se puede convertir en una ofrenda para sanar el dolor de las mujeres que durante siglos han sufrido en soledad dolores que solo sentimos las mujeres y que difícilmente un hombre, que no haya hecho conexión con su aspecto femenino, puede entender.

Gracias y bendiciones para familiares, amigos, médicos y enfermeras que me han tratado con tanta compasión y comprensión. Gracias cáncer por esperar hasta este momento en que me jubilo, para manifestarte y poder tener tiempo durante la pandemia del Covid-19 para tener un encuentro conmigo misma. Gracias por manifestarte sin dolor físico al que siempre temí. Gracias porque al dolor emocional no le temo, ya mis guías espirituales me habían dado todas las herramientas para poder enfrentarlo. Cuando apareciste ya estaba preparada.

Hasta siempre compañero.

Maria Elena Mejía Mejía

AGRADECIMIENTO Y BIENVENIDA

Seno Izquierdo

1.    Agradezco el haberme hecho sentir muy mujer.

2.    Agradezco el alimento que prodigaste a mis hijos y las defensas que transmitiste.

3.    Agradezco la tersura de tu piel que permitió el disfrute de las caricias.

4.    Agradezco la imagen de abundancia que trajiste a mi vida.

5.    Agradezco en ti los senos de mi madre que me alimentó con amor.

6.    Agradezco en ti a todas las mujeres que han enfrentado tantas dificultades en la maternidad.

7.    Agradezco haberte manifestado en este cáncer que me ha traído tanto aprendizaje y lograr soltar mi culpa.

Seno Derecho

1.    Bienvenida a mi nuevo seno que me recordará todos mis aprendizajes.

2.     Bienvenida a la nueva mujer en la que me he convertido.

3.    Bienvenida mi conexión espiritual.

4.    Bienvenida a las mujeres que pueda ayudar a través de mi experiencia.

5.    Bienvenida a las experiencias de consciencia que me permiten vivir libre de culpa.

6.    Doy la bienvenida a la maternidad de mis primas y sobrinas que con seguridad llegará ya de una forma muy sana y feliz.

7.    Doy la bienvenida a los nuevos niños y niñas que llegan a la familia.

___________

* María Elena Mejía Mejía nació en Colombia. Es Administradora Educativa. Especialista en Innovaciones Pedagógicas y Curriculares. Ha sido docente en todos los niveles educativos y también se ha desempeñado como rectora en alguna institución educativa.

6 COMENTARIOS

  1. María Elena, que escrito tan hermoso, que sentimiento y que veracidad. 👏👏👏👏👏👏🤗🧡

  2. Maria, personas como tú, hacen que la esperanza regrese a los corazones afligidos de aquellos que no han creado una consciencia de vida.Sigue adelante :
    SER MAGNIFICENTE ,que habita ésta amada tierra.Te admiro AMIGA.LUZA.

  3. Increíble la manera de cómo valoras los senos de la mujer, te admiro y quiero muchísimo, eres una gran mujer en todos los sentidos de la palabra.

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