CINCO MINIFICCIONES
Por Ricardo Bugarín*
CASCO
Modesto. No muy vistoso. Holgado y cómodo. Necesario en este espacio de tacurúes donde el sol cae como hoja de guillotina. En el frente se lee, ya algo despintado, Las Tipas. A la familia le trae distintos recuerdos. Mi hermano recuerda los veranos, a mí me trae sonidos de odas que la abuela repetía en homenaje a los tiempos de independencia. Mi hermana en cuanto lo vio, dijo: yo le hago un baño. A ella nunca le gustó la idea de vencer intemperie para hacer esas intimidades. Yo pienso que a caballo regalado… Por lo demás, cuarenta mil hectáreas no le vienen mal a nadie.
UN PLAN
Construimos una personalidad que no nos fue grata desde el inicio y eso que habíamos planeado todos los detalles. Como nunca falta un roto para un descosido, viene y se nos muere debajo de un balcón, todo aplastado. Con los restos hicimos abono para las plantitas del jardín del fondo y el moño azul, que lo distinguía, se lo regalamos a la hija de la vecina a modo de consuelo. Sus trastos fueron todos a parar a un campo municipal y sus cosas escolares se las llevó una tía. La jaula, la jaula quedó ahí en el patio, abandonada. Si quiere pase. Puede verla.
PRESENTACIONES
Me extiende su tarjeta y leo: Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim.
Le extiendo la mía y lo veo leer: Margaretha Geertruida Zelle.
Me sonríe con cierto placer y me ofrece su brazo. Acepto el convite, lo tomo con placer y comienzo a engullirlo, airadamente.
EN LA MIRA
Un señor muy intelectual me mira a través del cristal. Me observa con ese detenimiento que te aprisiona en el rubor. Se acerca. Se retira. Me mira de costado. Siento esa languidez propia de quien se siente bajo la presión inquisitoria de un desalmado. Languidez o temor. Recelo expuesto. Por suerte no son notorias mis alteraciones. Se acerca. Se retira. Vuelve a acercarse. Coteja algo en una libretita que lleva en su mano izquierda. Vuelve a levantar la vista. Se detienen sus pupilas. Las veo dilatarse. Me observa y ¿piensa? Dudo. Y, finalmente, lo veo sonreír con esa levedad cómplice de quien alcanza el gozo. Asiente con suavidad. Menea su cabeza. Y logro oír, en un castizo español: sí, es olmeca.
ESTRENO INTERRUPTUS
Se le notaba la corchea a la altura del bolsillo. No bien se planteó la obertura, salió disparado como trombón a puro viento. Un tembladeral ruborizado se extendió por sobre las notas y un supino stacatto intentó disimular el torbellino. Se desplomó el telón y se oscureció la sala. Con el programa impreso, entre las manos, nos fuimos retirando en silencio.
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* Ricardo Bugarín. (General Alvear, Mendoza, Argentina, 1962). Escritor, investigador, promotor cultural. Publicó: «Bagaje» (poesía, 1981) y «Textos hallados en una roca» (Micropoesía, 2020). En el género de la Microficción ha publicado: «Bonsai en compota» (Macedonia, Buenos Aires, 2014), «Inés se turba sola» (Macedonia, Buenos Aires,2015), «Benignas Insanías» (Sherezade, Santiago de Chile, 2016), «Ficcionario» (La tinta del silencio, México, 2017) y «Anecdotario» ( Quarks, Lima, Perú, 2020). Textos de su libro «Bonsai en compota» fueron traducidos al francés y publicados por la Univesité de Poitiers (Francia).
Siendo muy sincedro y tengo el derecho de manifestar que ninguna de esas microficciones me llega para nada, son relatos incoherentes, desarticulados, sin sentido, ni siquiera el último que al menos se refiere a instrumentos, pero no logra decir nada… en sintesis, yo no lo vuelvo a leer