UN TIGRE DE PAPEL DE LUIS OSPINA
Por Camilo Lamilla*
«El imperialismo norteamericano es un tigre de papel»: frase pronunciada por Mao, con la cual caracterizaba a los Estados Unidos; un tigre desdentado, una amenaza ilusoria. Tigre de papel, igual que la generación a la que pertenece Luis Ospina, director de este fake documentary, quien hace una revisión de la historia de Colombia de la mano de Pedro Manrique Figueroa, personaje imaginario y real al mismo tiempo, tan real como la mediocridad y la abulia que encarna. Ospina lleva a cabo un relato oral, sustentado por los testigos (personajes) de la vida de Pedro Manrique Figueroa, quien en palabras de Bársena (2007): «parece destinado para las “grandes causas” de la política, el Arte o el Espíritu, pero yerra el camino, se queda a medio andar por su dispersión, su mediocridad y falta de talento, navegando en el humeante universo del alcohol, las drogas y la rumba». Teniendo en cuenta lo anterior, podemos afirmar que la intención de Ospina con esta pieza audiovisual es, por un lado, constituir una excusa para contar la Historia particular de nuestro país y plasmar su mitología (entendiendo mito desde la definición que brinda Roland Barthes al término: «el mito es un lenguaje»), vista desde la perspectiva de la generación que se entregó a causas e ideales que resultaron de papel; por otro lado, es la reafirmación de Pedro Manrique Figueroa como personaje universal, como arquetipo del ser humano.
Luis Ospina, citado por Bársena, afirmaba que «La historia es de quien la escribe, en este caso de quien la filma. Narrada tangencialmente, es un pretexto que nos remite a temas, mostrando imágenes, polémicas, influencias, tendencias políticas, debates sobre la función del arte en la sociedad. Es un fresco de un país». Con esta frase, podríamos inferir que cualquier narración, oral, escrita, audiovisual, narra al mismo tiempo dos historias: la historia particular y una segunda, que es intrínseca, que refleja la mitología de un grupo o ambiente. En El tigre de Papel, encontramos que la vida de Manrique Figueroa es, como dice Ospina, un fresco, es una existencia icónica, aunque irreal, que acompaña una historia más grande: la del país y la del mundo del siglo XX. Por eso podríamos plantear una tercera tesis: Un tigre de papel no es un fake, es un documental en el sentido riguroso, pues es una revisión exhaustiva de nuestra historia y la historia de otros, vista desde aquí y desde allá (por esa razón, aparecen personajes de Inglaterra, de la Europa occidental, entre otros).
Gómez (2008) se refiere a este tema de la siguiente manera: «se argumenta que lo que la película de Ospina termina haciendo, a pesar de su explícita tesis inicial, es abrir una oportunidad para contar e imaginar de nuevo un período crucial de la historia colombiana contemporánea, desde la guerra civil no declarada que empezó durante la década de los cuarentas y que se intensificó a partir de «El Bogotazo», pasando por las guerras de guerrillas y los primeros pasos en los setentas de los que luego serían los poderosos carteles de las drogas en los ochentas». Vemos, entonces, que Un tigre de papel abre una visión alternativa, (imaginativa y verídica aunque parezca un oximorón; de nuevo Barthes aparece para sustentar el enunciado: «reclamo vivir plenamente la contradicción de mi tiempo, que puede hacer de un sarcasmo la condición de la verdad»).
Un tigre de papel, reproduce el desencanto de una generación, la caída de las románticas utopías propias de la juventud. Para afirmar la tesis sobre Manrique como arquetipo universal, Ospina nos dice que los supuestos entrevistados no actúan: «todos ellos estaban hablando de alguien, alguien que cambiaba de nombre, de cara, de vida, pero que era siempre el mismo. Ninguno mentía». De papel puede ser un imperio y de papel también puede ser la historia. De papel es la historia de Manrique Figueroa, el arquetipo, el personaje universal de la tragedia.
Fragmento de Un tigre de papel, dirigido por Luis Ospina. Cortesía de Congo Films, Efe-X. Pulse para ver el video
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* Camilo Lamilla es estudiante de Comunicación Audiovisual y Multimedios de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Sabana (Cundinamarca, Colombia) a cargo del profesor Jerónimo Rivera.