Cronopio Euskadi

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Policarpa

MUJERES DE ANCESTRO VASCO EN LA INDEPENDENCIA DE COLOMBIA

Por Jorge Alberto Castaño Monsalve*

Como proceso histórico significativo, la independencia de Colombia estuvo determinada por una serie de hechos internos y externos, que van a facilitar su consecución y que se ponen de referente para el análisis y su posterior interpretación.

Las luchas en pro de la liberación y desvinculación del territorio de los nexos con La Madre Patria,  van a estar enmarcadas dentro del contexto de una historia dinámica, en la cual los hombres van a jugar un papel decisivo, por su audacia, liderazgo, capacidad organizativa y de toma de decisiones, en momentos en los cuales no habían muchos espacios para la duda.

La capacidad guerrera y de estrategia militar, se convierten en condición sine qua non de este proceso y  en definitiva van a sellar exitosamente este proyecto.

Una historia por demás muy machista, donde la mujer, aparece en un plano muy secundario, lo cual podría desconocer un papel indescartable y de justa valoración del sexo femenino en el apoyo a los héroes de la gesta emancipadora.

Históricamente, la mujer ha tenido un protagonismo importante en momentos definitivos del acontecer histórico, al asesorar a los hombres y poner el punto de equilibrio, en situaciones embarazosas y de toma de decisiones, de gran proyección.

A pesar de estar relegadas a un segundo plano, las mujeres, de por sí, se sintieron importantes a la hora de solidarizarse y apoyar decididamente el proceso separatista para la consolidación del proyecto histórico llamado Colombia, como territorio autónomo, con capacidad de direccionarse hacia los más altos ideales que como Estado Nacional, organizado y reconocible, se va a encuadrar dentro de procesos similares desarrollados en otras regiones del continente americano.

No hay que olvidar que para el momento de la independencia del  territorio colombiano, Venezuela, Ecuador y Panamá hacían parte de un objetivo común, que se va a patentizar con la creación de La Gran Colombia y por lo tanto se puede hablar de un  proceso integrador, pero que lamentablemente, los caudillismos, localismos y regionalismos vulneraron grandemente este proyecto de Estado-Nación llamado Gran Colombia, hasta a acabar con él.

Retomando el análisis sobre el aporte del sexo femenino a la causa de la independencia, se  observa la intervención de un gran número de féminas, que en distintas regiones del Virreinato del Nuevo Reino de Granada, luego Provincias Unidas de la Nueva Granada y Posteriormente Gran Colombia, se hicieron sentir, expresando su inconformidad con el sistema de administración colonial español y su deseo de cambio, ante decisiones que lesionaban el interés colectivo. Cabe recordar aquí el papel de Manuela Beltrán al romper el edicto con los nuevos impuestos, fijados en la oficina de recaudación de impuestos,  en El Socorro, Santander del Sur, el 16 de Marzo de 1781 y que dio inicio a la Insurrección Comunera del Nuevo Reino de Granada.

Además de  soportes afectivos de los hombres y de pilar fundamental de las familias, las mujeres desempeñaron un papel protagónico en la justa independentista, con su intuición  y estratégico manejo de la información sobre el accionar de las autoridades virreinales y de las huestes realistas. En su lucha por la libertad y la dignidad, escudaron, colaboraron, informaron y hasta combatieron en el ejército patriota.

A nivel general, encontramos nombres de mujeres como Policarpa Salavarrieta (Polonia Salavarrieta y Ríos), Eusebia Caicedo, Carmen Rodríguez, Josefa Lizarralde, Andrea Ricaurte, María Acuña, Joaquina Olaya, Melchora Nieto, Juana Robledo, Gabriela Barriga, Josefa Baraya, Petronila Lozano, Josefa Ballén, Petronila Nova, María Águeda Gallardo, Concepción Loperena de Fernández de Castro, Agustina Ferro, María Antonia Santos, Manuelita Sáenz Aizpuru, Mercedes Ábrego, Manuela Uscátegui, Simona Duque de Alzate,  matrona antioqueña que entregó cinco de sus hijos al servicio de la patria, para la causa de la libertad. Las hermanas Ibañez, mujeres ocañeras de gran belleza, eran seis hermanas, de las cuales Nicolasa y Bernardina, tuvieron amores con Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar, respectivamente.

Volviendo a la idea inicial de exaltar el protagonismo de la mujer de ancestro vasco en la Guerra de Independencia de Colombia, se hace necesario primero, saber acerca de la idiosincrasia de la mujer vasca, la cual es fuerte, decidida y audaz, convencida de su papel dentro de la familia, aparece como referente y elemento de cohesión del núcleo familiar, aglutina todas las expectativas y propósitos del núcleo social primigenio, en ella está depositada la última palabra a la hora de tomar decisiones de trascendencia, a la vez es dulce, femenina y delicada, es una matrona en el buen sentido de la palabra.

De las varias mujeres que participaron en esta coyuntura histórica, hay una mujer emblemática en la historia de Colombia, ella es Policarpa Salavarrieta, quien con Alejo Sabaraín, unos afirman que fue su novio, otros, su camarada o simple compañero de lucha. Ellos con apellidos del más puro sabor vasco, se perpetuaron históricamente.

Eusebia Caicedo, Josefa Lizarralde, Manuela Uscátegui, Andrea Ricaurte, Josefina Olaya, Gabriela Barriga, Josefa Baraya, Concepción Loperena, Rosa Zárate  y Manuela Sáenz Aizpuru, todas estas mujeres, con apellidos originarios del Solar Vasco-Navarro, aportaron grandemente a la causa de la independencia, sólo que muchas de ellas han permanecido  en el anonimato, conociéndose muy poco de sus vidas. Sin embargo, dejaron su aporte valioso, con una actitud de apertura, al asimilar muchas de las tendencias ideológicas que la filosofía de la Ilustración pregonaba en Europa y que fueron traídas a América y al Virreinato de la Nueva Granada por los “Criollos Ilustrados”.

Reconocer el papel de las tertulias literarias como mecanismo  de difusión de las ideas de la Revolución Democrático Burguesa de Francia (1789), del Positivismo francés y del Utilitarismo inglés, fueron madurando el escenario socio- político para la Guerra de Independencia, proceso que se había iniciado en la segunda mitad del siglo XVIII (1750 en adelante), con las Reformas Borbónicas del Rey español Carlos III y la agudización de la crisis con la Invasión Napoleónica a España en los primeros años del siglo XIX (1803), que generó una situación ambivalente en las colonias americanas, en cuanto al manejo del poder, que junto con la crisis fiscal y la decisión de los criollos por hacerse al poder político, pues ya tenían el económico, van a ir cristalizando el proyecto político de autonomía.


Después del Grito de Independencia (20 de Julio de 1810), empieza la lucha dura y es ahí donde las mujeres van a jugar un papel significativo, en la llamada “Patria Boba” y su persecución y aniquilación por parte del Régimen del Terror, llevando al cadalso a muchos patriotas.

En cuanto a Manuelita Sáenz Aizpuru, con su segundo apellido vasco y que significa “Cima de la peña”, fue conocida como “La libertadora del libertador”, aunque nacida en Quito, vivió un tiempo en Colombia, teniendo que ver mucho con el proyecto separatista de Simón Bolívar, en Ecuador, Perú, Colombia y Venezuela.

Reconocer el papel de las mujeres en la vida social y política de Colombia, será siempre muy justo, pues ellas siempre han estado tras bambalinas, sirviendo de soporte a los hombres de la patria y han salido al escenario histórico cuando han sido retadas a responder y lo han hecho con mucha altura, escribiendo en forma decorosa, páginas inolvidables en la historia de Colombia.

El legado de todas las mujeres fue grandioso, sólo que en este pequeño ensayo se quiere reconocer que uno de los muchos aportes culturales al pueblo colombiano y en especial a  Antioquia, está dado por el  País Vasco o Euskal Herria, región del Noreste de España, con unos valores autóctonos únicos, empezando por su idioma el Euskera y con  una fuerte proyección de la mujer de ancestro vasco, en momentos en los cuales Colombia lo ha requerido, para confirmar una vez más, la fortaleza y poder de decisión, que esta región de España, le aportó a Colombia.
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* Jorge Alberto Castaño Monsalve es licenciado en Educación en el área de Ciencias Sociales de la Universidad Pontificia Bolivariana, de Medellín. Especialista en Cultura Política y Pedagogía de los Derechos Humanos de la Universidad Autónoma Latinoamericana, de Medellín. Escribe sobre temas de corte ecológico y ensayos de enfoque social, económico, político, histórico y cultural. Entre sus publicaciones se destacan: Compromisos con el planeta tierra, Sonsón, ciudad emblemática de Antioquia, La coyuntura histórica de la independencia, Antioquia y Euskadi, Don Miguel de Aguinaga y Mendigoitia, La Constitución de 1991 y La construcción de una nueva Colombia.

La Casa Vasca de Antioquia «Luis Migul de Zulategui» es una entidad dedicada a dar a conocer diferentes aspectos de la cultura vasca, como la pintura, la música y la tan reconocida gastronomía de esta región española a través de diferentes eventos como la Semana Vasca, exposiciones en diferentes salas de Medellín y cursos. Correo-e: cavaluismiguel@gmail.com

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