Por Samuel Solórzano Cisery*
«Es el Proust colombiano», «un mago que no escatima trucos al esconder el conejo detrás de las palabras», «su poesía es cerebral, pero su prosa una memoria olvidada de Barranquilla», fueron algunos de los comentarios generales que generó la novela de Miguel Falquez-Certain La fugacidad del instante cuando apareció en 2020, con la pandemia a flor de piel y un pánico casi destartalado de la distancia social. Y, sin embargo, no pasó desapercibida, zarandeando el robusto árbol de la literatura del Caribe por su firme galope de más de 600 páginas, un rasgo atípico de este siglo de novelas cortas, casi cuentos, casi fragmentos. Miguel Falquez-Certain puso de nuevo en la palestra el tiempo, pero con un tratamiento ambicioso del lenguaje, sembrado de densas líneas argumentales, monólogos interiores y críticas sociales y religiosas.
Creo que el mayor logro de La fugacidad del instante ha sido el de haber introducido en las letras del Caribe un personaje tan profuso como total: Carlos Alberto Rivadeneira. Es un ente textual que goza de una vitalidad frenética, superando muchas veces al de ese vecino que saludamos de soslayo y que sólo vive para el fin de semana. Carlos Alberto Rivadeneira, personaje principal y narrador de la novela, es un aljibe que recoge las aguas perdidas de la historia de una ciudad; acusa y desenmaraña la hipocresía de su sociedad; y se sirve de una mirada calidoscópica para registrar las complejas relaciones que subyacen entre la formación intelectual, la homosexualidad y la marginación.
Al buen estilo de una Bildungsroman alemana, en su novela encontramos la transición de la infancia hacia la madurez, con todos los matices. ¿Qué más podría contarnos Carlitos luego de ser una criatura salvaje y briosa que vimos evolucionar y moverse como pulpo de tentáculos memoriosos y fugaces en un mar de 682 páginas?
No obstante, parece que Carlos Alberto Rivadeneira es inagotable, o por lo menos son múltiples las variaciones con las que explora sus memorias, infancias y erotismos. En 2023 Miguel Falquez-Certain publicó el libro de cuentos Este aire impuro bajo el sello editorial Abisinia. Es una colección de nueve cuentos, acompañados con algunos dibujos sensuales y llamativos de Joaquín Méndez Gaztambide; precisamente la portada es un autorretrato de Méndez en sus años mozos. Estos cuentos ya habían visto la luz en años anteriores, repartidos entre libros y revistas de latitudes diversas de Colombia y Estados Unidos, incluso recibiendo galardones importantes como el Primer lugar en el concurso de la Academia Literaria de Hunter College, en 1983, con el cuento La espina aguda del deseo.
Sus 145 páginas registran con claridad la urgente juventud que se exprime a sí misma, se desatina, se desgasta y se vuelve revolución contra las direcciones desde donde soplan las velas de la hipocresía cristalizada en la sociedad. Estos cuentos (inclinados al convencimiento de que las alusiones son suficientes) desarrollan una atmósfera que admite parangón con las de los cuentos de Cheever o de Hemingway, en la medida que los ambientes domésticos, cívicos e íntimos se resumen en pinceladas directas y funcionales a la trama de sus personajes, mientras éstos desembocan rápidamente hacia el ojo del conflicto. Pero la forma original en la que Falquez-Certain establece conexiones entre el pasado y el presente a través de reminiscencias permite que los relatos reposen sobre un personaje profundo y con amplias aristas como un cubo Rubik en constante yuxtaposición de colores.
Al mismo tiempo Miguel Falquez-Certain presenta una literatura que abstrae la ciudad para el andamiaje de sus relatos. La idiosincrasia de Barranquilla, la indefectible modernidad de Nueva York y la ambición marina de Barcelona son el fecundo mármol con el que trabaja Falquez-Certain. Al cincelar las vetas de la urbe, nos revela la osamenta de las instituciones, los secretos familiares y los placeres nocturnos expuestos en los espacios pequeños e invisibles de dichas ciudades. El lector inteligente percibe en las acciones y en las escenas toda la presión compactada de las ciudades, como la fauna y la quintaesencia inherente de sus personajes.
Entre la novela y los cuentos se resaltan los efectos de lejano ápice del Sturm und Drang, como torrente de impulsos y sentimientos que orbitan como planetas enanos sobre la gravedad de Carlos Alberto Rivadeneira. Si en la novela La fugacidad del instante vemos la abstracción de los deleites en reflexiones acerca de poemas e inquisiciones sobre los dramas familiares, en estos cuentos vemos la concatenación de acciones y alusiones que sirven de contrapeso a la entera manifestación de estos torrentes pasionales. Ello sirve de marco para el secreto argumento que quizás une la faz cuentística de Este aire impuro que tomó casi cuatro décadas en completarse: la libertad suspendida sobre el binomio de lo revelado y lo oculto, sumado a la condición de no pertenecer a ningún lado; Carlos Alberto Rivadeneira como extranjero dentro de su propia fauna.
Sobre el cuento Confusas alarmas, Marvel Moreno señaló que contiene «una denuncia magistral de la violencia»; los golpes y denostaciones machistas contra los homosexuales de los años setenta en Barranquilla se registran en este cuento donde se devela la hipocresía que detenta una sociedad que se amolda a ideas egoístas y considera a los que no se ajustan a sus moldes como cosas espurias. Por conveniencia de la trama (y a favor de desenmascarar el poder abusivo de las instituciones) en Confusas alarmas Carlos Alberto Rivadeneira, Mauricio, Saulo y Darío son atacados sorpresivamente por un grupo de desadaptados que venían en un Renault-4 y les gritaban «maricas» en la calle. Aunque la policía interviene y ambos grupos son llevados a la permanente para levantar cargos, el cuento nos revela la podredumbre que subyace oculta en las consabidas instituciones: «El Dr. García es una persona muy importante en Barranquilla. Después de todo, ustedes no tienen ninguna prueba. Es la palabra de ustedes contra la del gerente del Banco Central» (p. 110).
La violencia no es exclusiva de este cuento, sino que se despliega en los demás, donde cualquiera es el abusador en el anverso de la moneda, mientras que las víctimas son las mismas, acuñadas en su reverso. Tampoco se limita al acto físico, sino también al psicológico.
En ¿Y cómo es parada, Padre Infante? los ataques vienen por parte de un cura, profesor de Carlos Alberto Rivadeneira en el colegio San José, de los Padres Jesuitas. El Padre Infante tiene una fijación en Carlitos, le hace la vida imposible y en clases no escatima las ocasiones para avergonzarlo y acusarlo de homosexual: «recuerdo que usted remedaba cualquiera ligera afectación de nuestro subgrupo para beneplácito de los ‘duros’ de la clase», p. 31. Nuevamente en una frase se muestra ese afán de divisiones: de un grupo sobresale un subgrupo que recibe todos los improperios. La libertad en este cuento se asoma en una doble vía de represión donde Carlitos se descubre en una disyuntiva entre su moral y la religión. Como si del mito adánico entre él y el Padre Infante se tratase («Empecé a sospechar que usted en el fondo se parecía demasiado a mí, que veía su imagen reflejada en mi rostro», p. 31). Carlos Alberto Rivadeneira descubre que, oculto en una sala del Cine Rex, el Padre Infante vive en libertad aquello que en el Colegio perseguía, masturbando a un muchacho con sus «sacerdotales manos» mientras se proyecta en pantalla la película Les Quatre cents coups.
Nótese que no es gratuita la escogencia de Les Quatre cents coups, porque se trata de la libertad de Antoine Doinel —siendo el alter ego del director François Truffaut— que se condensa con su llegada frente al mar en la escena final; asimismo, Carlos Alberto Rivadeneira, alter ego de Falquez-Certain, intensifica su propia libertad al ver a su verdugo colgado por la misma soga.
La prosa de Miguel Falquez-Certain es incisiva dentro del tejido social y su personaje Carlos Alberto Rivadeneira es la redefinición de la juventud díscola e intelectual que a contraluz expone lo que callan las ciudades.
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*Samuel Solórzano Cisery nació en Barranquilla en 1996. Poeta, periodista, promotor de lectura y tallerista. Graduado como Profesional en Estudios Literarios de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Ha publicado el poemario Las sombras del océano (2013) y ha participado en las antologías Poeta bajo palabra (2015), Yo vengo a ofrecer mi poema (2021), Memorias nuevas letras (2021) y Trama drama (2022). Entre sus reconocimientos se destaca el segundo lugar en el Concurso de Poesía Mesa de Jóvenes PoeMaRío (2016). Fue uno de los ganadores del VII Concurso Nacional de Cuentos Cortos del Festival de Literatura de Pereira (2021). Actualmente escribe reseñas en el periódico La Cháchara de Barranquilla y es codirector del Taller de Escritura Creativa Punto & Seguido.