Literatura Cronopio

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DICCIONARIO HISTÓRICO DE LA TRADUCCIÓN EN HISPANOAMÉRICA

Por Juan José Barrientos*

El Diccionario histórico de la traducción e Hispanoamérica es una obra de consulta que hacía mucha falta para tener una visión global sobre el tema, pero también el primer mapa de un continente poco explorado, y que por lo mismo debe afinarse.

Hay fichas que se deben actualizar pues, aunque Sylvie Protin conoce a fondo las traducciones de Cortázar, en la ficha correspondiente menciona que sus traducciones de Poe «fueron reeditadas en la década de 1970 por Alianza (Madrid) y en 2009 por la Universidad de Puerto Rico», pero olvida la edición comentada de Fernando Iwasaki y Jorge Volpi (Páginas de espuma, 2008) y las reediciones de su traducción de Robinson Crusoe que hicieron Corregidor, (1973), Bruguera (1981), Ediciones del Sol (1993), Valdemar (2002), Mondadori (2004) y Debolsillo (2008), estas últimas con un prólogo de Coetzee.

La ficha de Pitol, que se le encargó a Aimée Valk Gutiérrez, una estudiante de doctorado, incluye en la bibliografía una entrevista publicada en Tierra adentro, pero no el artículo, que apareció en la misma revista, donde comparo su traducción de The Turn of the Screw, con la de José Bianco, lo cual me decepcionó, confieso, y lo peor es que tampoco Damia Alou lo incluyó en la entrada de Bianco, qué se le va a hacer. Por cierto, Damià Alou anota que José Bianco tradujo esa obra de Henri James «con el original título de Otra vuelta de tuerca (Buenos Aires, Emecé, 1945)» y recuerda que más tarde acusó a Planeta de publicar estas traducciones sin mencionarlo y le ganó el pleito, pero «desde entonces no se han vuelto a ver reeditadas», lo cual era verdad cuando lo dijo Bianco, pero no ahora, ya que Siruela rescató por lo menos la de esa obra. De cualquier modo, hay que agradecerle que rescatara el comentario de Bianco en un espacio que por lo general excluye el humor.

En general, se evita lo polémico y no se mencionan los artículos de Enrique de Hériz, quien supuestamente descubrió que la traducción de Julio Cortázar de Robinson Crusoe mutilaba ampliamente el original; en realidad, Cortázar no tradujo el texto completo de Defoe, sino una versión ya depurada (y no mutilada). También se omite el caso de El cielo protector de Paul Bowles, traducido por Aurora Bernárdez, en 1977, y de la que hay otra traducción publicada en 2006 por la Editorial Seix Barral, que pretendía reemplazar a la de Aurora Bernárdez y que incluye el prólogo escrito por Bowles para la última edición americana que preparó en vida. Se le reprochaba a Bernárdez que no tradujera en notas a pie de página las numerosas palabras y frases en francés o en árabe —usadas por Paul Bowles en su original—, pero la nueva traducción también suscitó algunos comentarios adversos.

La mayor parte del texto está dedicado a reseñar la labor de los escritores que se desempeñaron además como traductores, sobre todo de obras literarias escritas en inglés y francés, pero también en otras lenguas europeas, incluyendo el latín y griego, así como en árabe y otras lenguas orientales o indígenas. Además, este diccionario incluye entradas sobre algunos grupos (los exilados españoles, la revista Orígenes, Sur) y países (México y Argentina), y ahí se menciona a algunos escritores como Luis Alberto Sánchez, que en Chile tradujo innumerables obras para la Editorial Ercilla, y que tiene su propia entrada, por lo que recibe doble atención, mientras se omite a otros escritores como Silvina Bullrich, que tradujo varias obras de Simone de Beauvoir. También falta la ficha de Estela Canto, la novia de Borges, que se le hubiera podido encargar a Herbert E. Craig, quien escribió todo un libro sobre Marcel Proust and Spanish America y la menciona en un artículo sobre el tema que se publicó en La Nación, donde anota que tradujo primero Del lado de Swann, luego Del lado de Guermantes y Sodoma y Gomorra, volúmenes publicados por Losada en 2000, 2003 y 2004. En realidad, Estela también tradujo La prisionera y Albertina desaparecida, también publicados por Losada, que, desaparecida Estela, le encargó a otra argentina, Graciela Isnardi, el último tomo, El tiempo recuperado.

Se ignora por completo a varios traductores profesionales importantes, como Selma Ancira (1956) varias veces premiada por sus traducciones del ruso y griego, y Matilde Horne, que tradujo obras como El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien para la editorial Minotauro.

El principal problema de este diccionario y el que antes se publicó sobre la traducción en España es que se hicieron con un criterio geográfico y no lingüístico, pues hubiera sido mejor hacer un diccionario sobre la traducción al español en dos tomos correspondientes a diferentes periodos, ya que muchas traducciones de escritores hispanoamericanos se publicaron en realidad en España y hubo además muchos españoles que tradujeron obras de todo tipo para las editoriales de México y Argentina, entre otros países.

Me llamó la atención la ficha de Andrew Hurley porque ha traducido al inglés obras de Borges, Reinaldo Arenas y Sábato, es decir que se trata de alguien que, aunque reside en Puerto Rico, actúa en otro ámbito lingüístico, y creo que su ficha está un poco fuera de lugar.

Por todo eso, creo que hubiera sido mejor hacer circular una versión digital y no imprimir esta obra en seguida.

* * *

REFERENCIA: Lafarga, Francisco y Luis Pegenaute (eds). Diccionario histórico de la traducción en Hispanoamérica. Francfurt: Iberoamericana/Vervuert,2013, 515 pp.

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* Juan José Barrientos es Doctor en Lingüística y Literaturas Hispánicas de El Colegio de México. Es autor de numerosos artículos y reseñas publicados en revistas literarias y de otras especialidades. Entre sus libros se encuentran: Borges y la imaginación. México, D.F.: Katún/INBA, 1986. Versiones. México, D.F.: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2000. La gata revolcada. Xalapa: Instituto veracruzano de cultura 2009. Asimismo ha sido traductor de numerosos cuentos, artículos y entrevistas. Fue ganador, en 1985, del premio de ensayo literario «José Revueltas» otorgado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, por «Borges y la imaginación» (tesis doctoral). Aceptado por el Sistema Nacional de Investigadores como Investigador Nacional, nivel 1, por un período de tres años. Este nombramiento fue ratificado en 1988, 1991, 1994 y 1997 por otros tantos períodos de tres años. Posteriormente, fue promovido al nivel II para el periodo 2000-2003.

 

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