El Gran Ojo Cronopio

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Divergente una sociedad que doblega la naturaleza

DIVERGENTE: UNA SOCIEDAD QUE DOBLEGA LA NATURALEZA

Por John Harold Giraldo Herrera*

[blockquote cite=»Divergente» type=»left»]Ser valiente no es el punto. Eso es imposible. Se trata de aprender a controlar tú miedo y ser libre de él[/blockquote]

La apuesta por pensarnos en un futuro es arriesgada. El cine ofrece un espejo proyectivo donde podemos especular y ampliar el panorama de lo que quizás vendrá. Cuando una película nos muestra el futuro, por lo general, es en forma de desastre, distópico. Entonces lo que viene parece peor y la esperanza se mete dentro de una cueva, muy temerosa de posibilitar una sociedad distinta.

El temor es la peor amenaza y entonces el escepticismo se extiende como una mancha que nos cubre y alimenta como si fuera el pan diario. Así que Divergente, dirigida por Neil Burger, nos ofrece una terrible situación: es necesario encajar, pertenecer, ubicarse en una facción (porque así será en unos años), sino es posible que la sociedad se descarrile o quede uno relegado a ocupar el espacio de los que ni siquiera se nombran ni se les permite un rostro y un lugar en la sociedad, en lo residual.

Divergente, entonces, al tiempo nos previene, de algo que quizás no sea: que al diferente se le castigue, se le reprime y sea acusado de alterar y por consiguiente de impedir el control. Pareciera que las sociedades se erigen para vivir en búsqueda de algo que las haga mejores y en franca lid en contra de las entropías. De manera que, ver  la película, que sale de una saga juvenil, es como estar conectados con una trama simple: la de una sociedad divida por virtudes, donde cada uno debe encajar, y luego reina la armonía, mientras los desadaptados se encuentran por fuera de un muro que no les permite cruzar al otro lado. Asimismo nos pone una perspectiva entre lo posible y lo detestable.
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Esas facciones son: Osadía, Abnegación, Verdad, Cordialidad y Erudición. Cuando se adquiere la mayoría de edad, algo que de inmediato nos pone a pensar en Kant, el filósofo de la razón, cada individuo debe asumir un rol y escoger, teniendo en cuenta su decisión y unas pruebas, cuál es la más acertada facción, para seguir siendo. Pertenecer a una de ellas no tiene reversa, elegirla es de por vida. Se escucha este discurso: “La facción es más importante que la familia”. Parece que todo funciona, que la vocación se enaltece y que cada cual, cómo quizás debiera ser, cuenta con un espacio para contribuir con su comunidad.

De pronto también obtenemos una idea materializada de la República de Platón, ese ideal donde la felicidad es alcanzable, y la política con la ética van de la mano para favorecer un mundo feliz, digno de nosotros. Esa república no la conocemos, pero en el cine, como en esta película, se deja asomar las ideas del pensador griego, convertidas en una realidad. En especial, la República es una alternativa si conocemos al hombre.

Platón no creó dispositivos, ni pensó en máquinas para reconocernos: se refirió al alma, a las virtudes. En cambio, la sociedad del futuro y la del presente, encuentra un eco y un esplendor recurriendo a artefactos, como el de medir mentiras, para reconocer a los hombres más destacados.

Así, en Divergente, se entra en un estado de alucinación y la mente se enfrenta a unos episodios los cuales al superarlos o vivirlos de modo virtual, se sabe qué cualidades tenemos y colocan a los que emprenden los sucesos en la facción más factible para ser. Es cierto, todo ser humano ya es, y puede ser otro, y muchos, pero esa implacable carrera por ser, termina por hacernos creer que no somos. Cuando somos existiendo. La película desenvuelve toda su trama en una chica, la actriz Shailene Woodley , quien intenta descubrir en dónde debe estar, y al tiempo, qué causa que ella sea una divergente.

Una frase retumba. La razón ha de imponerse, al fin y al cabo, con razón justificamos nuestro proceder. “La razón humana puede encontrar excusa a cualquier mal; es por eso que es tan importante que no confiemos en ella”. Así que ver Divergente, una película sutil, presta para la juventud, es también un espejo con el que podemos conjeturar unas cuantas apuestas.

Ficha técnica

Año, país, duración:    2014, Estados Unidos, 140 minutos
Director:    Neil Burger
Guion:   Evan Daugherty, Vanessa Taylor (Libro: Veronica Roth)
Música:    Junkie XL
Fotografía:    Alwin H. Küchler
Actores:    Shailene Woodley, Theo James, Ashley Judd, Jai Courtney, Ray Stevenson, Zoë Kravitz, Miles Teller, Tony Goldwyn, Ansel Elgort, Maggie Q, Mekhi Phifer, Kate Winslet, Ben Lloyd-Hughes, Christian Madsen, Amy Newbold, Ben Lamb
Productora:    Summit Entertainment / Red Wagon Entertainment
Género:    Ciencia ficción. Acción. Aventuras. Romance | Distopía
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Divergente, dirigida por Neil Burger. Cortesía de Summit Entertainment / Red Wagon Entertainment. Pulsa para ver el trailer
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=IioBZ0rJdyI[/youtube]

+El Gran Ojo Cronopio es la nueva columna de cine y literatura de Revista Cronopio.
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* John Harold Giraldo Herrera es docente Universitario y Periodista. Estudiante del Doctorado Rud de Colombia en Educación, Universidad Tecnológica de Pereira. Uno de sus temas de interés es el estudio de Los pueblos originarios. Magíster en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira, 2011. Licenciado en Español y comunicación Audiovisual de la UTP, 2004. Con estudios de diplomado en Narrativas audiovisuales, Fundación Universitaria Área Andina, 2003. Democracia y formación ciudadana con énfasis en Derechos Humanos, paz y cultura de resolución pacífica de conflictos para el sector educativo. Universidad Católica Popular del Risaralda, 2004. Periodismo público, Escuela Superior de Administración Pública, 2008.
Correo-e: john.giraldo.herrera@gmail.com

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