“UNA PELÍCULA QUE SUSCITA DEBATE Y POLÉMICA, ES UNA PELÍCULA VIVA”: EDUARDO MENDOZA
Por John Harold Giraldo Herrera*
El cine peruano, como el de Latinoamérica, siempre nos sorprende por sus historias, cómo las cuenta, lo narrado, sus personajes, pero el cine del sur del continente es de poca circulación y exhibición en las salas. Nos enteramos de ellas por los premios que ganan o porque de repente algo extraordinario hace que lleguen a los teatros.
Eduardo Mendoza es un director de cine con cuatro largometrajes, todas sus películas son muy distintas entre sí, salvo el hecho de su procedencia: Perú. En unas prima la comedia de unos jóvenes; en otras, las problemáticas sentidas del país. En su última película —que se estrenará en octubre de 2013— hay de todo un poco.
En esta entrevista nos cuenta cómo está el cine de Perú, aquel que reconocemos por Lombardi o Claudia Llosa, el mismo cine en donde ocurren situaciones similares a las de Colombia; al tiempo nos cuenta sobre su última: El Evangelio de la carne, película ganadora de varios premios en su país.
* * *
John Harold Giraldo Herrera: Eduardo, el cine peruano, como el cine de Latinoamérica, cuenta con muchas historias similares, ¿qué nos puedes decir acerca de cómo está el llamado cine peruano?
Eduardo Mendoza: El cine peruano ha tenido un gran cambio. Por un lado a nivel del funcionamiento del organismo, del ente rector que era CONACINE, que ahora es DICINE, que después de un largo periodo en el cual no se cumplió con el pago de los premios, en los últimos años hubo una regularidad. Hay cinco premios de producción, o sea, el dinero para realizar la película, luego viene el concurso de post-producción de un monto menor, donde son tres películas premiadas y después viene el de distribución para todo el tema de las copias y la exhibición. Eso se ha mantenido unos ocho años, el problema es que este año ha habido un cambio, el director de Industrias Culturales fue removido del cargo y CONACINE se transformó en DICINE. Y la preocupación ahora es que todo esto que se avanzó se detenga, sobre todo ahora que hay una generación que está teniendo cierta regularidad. Hay directores con sus proyectos listos y no pueden enviarlos, gente que tiene la película ya editada y no puede pasar a la siguiente etapa, y gente como yo que la tiene terminada pero que solo tengo una copia y necesito el dinero para poder sacar más y estrenarla.
JHGH.: En el cine peruano hay diversas generaciones haciendo cine, perteneces a una de ellas ¿Cómo es ese panorama de cineastas, en relación con los de tradición y los nuevos?
EM.: El director más representativo, con una carrera llena de logros, es Lombardi (Francisco José Lombardi). Él, durante muchos años, tuvo una relación cercana con España lo que le permitió hacer cine en épocas muy difíciles, no solo para el cine sino para el país entero, vivíamos una guerra interna durísima. Acompañándolo a el había directores importantes como AugustoTamayo y Chicho Durant, quienes pudieron sacar adelante una carrera y que cuentan con cinco o seis largos. Luego hubo un gran hueco y viene una generación de cineastas que hacen su primera película alrededor de los cuarenta años, pero que por diversas razones no han podido o no se han dado las condiciones para un segundo largometraje, entonces van otros y ahí aparece la generación de la cual participo, que logran hacer su primer largo alrededor de los treinta. Aparece José Méndez con «Días de Santiago», una película importante que abre un poco el cine peruano a los festivales en el 2004, y yo hago «Mañana te cuento», una película más abierta al público comercial, que termina siendo la película peruana más vista en los últimos 15 años; luego aparecen los hermanos Vega que luego de trabajar mucho tiempo con su opera prima «Octubre» logran un premio en Cannes; viene Claudia Llosa que hace «Madeinusa» le va muy bien y luego da el salto con «La teta asustada» y gana el Oso de Oro; además Héctor Gálvez que dirigió «Paraíso» y que estuvo en una sección del Festival de Venecia, además de producir «Chicama» que gana en Cuenca. Entonces hay una generación que hizo su primera película pero que en dos, tres o cuatro años como máximo ya hicieron la segunda. Los hermanos Vega han hecho «El Mudo» y es la segunda, José luego hizo «Dioses»; Frank Pérez-Garland hizo «Un día sin sexo» y después «Cuatro». Fabrizio Aguilar debutó con «Paloma de papel» y ya estrenó hace poco su tercera película. Javier Fuentes ganó muchísimos premios con «Contracorriente».
JHGH.: Y estás tú, que ya llevas cuatro largos, con El Evangelio de la carne, que ganas unos premios y esperas llegarle a un público…
EM.: Mira, que la película haya ganado tres premios en el XVII Festival de Cine Latinoamericano de Lima, y dentro de ellos el Premio del Público, nos da una idea de que la película, más allá de los festivales, puede funcionar con la gente. La respuesta del público fue sorprendente, muy emotiva. Ahora ya en un circuito comercial hay otras variables, pero esperamos confiados.
JHGH: Y en medio de esas películas, como en Colombia, se encuentra en el Perú, un director con la película más taquillera: Asu Mare.
EM.: Es un fenómeno sin precedentes, un dato que te puedo decir, para que te hagas una idea de la magnitud de esto, es que el mejor estreno en la historia era el de «Pantaleón y las visitadoras» de Lombardi, que fue en el año 99, llevó más de 20 mil personas en un día, cosa que hoy muchas películas peruanas no alcanzan a hacer en su exhibición completa, una cifra tremenda. Nosotros con la segunda parte de «Mañana te cuento» hicimos 35 mil y pico, cosa que fue un absurdo, nosotros ni siquiera lo soñábamos. Era una película muy pequeña, hecha por chicos, la mayoría menores de veintiocho años, el fotógrafo había terminado la universidad conmigo, la productora, igual. Era un grupo muy joven, y de repente ocurre esto.
Para que tengas idea de lo que ha sido «Asu Mare», la película llevó el día de su estreno 152 mil, o sea, ya ganarle a «Pantaleón y las visitadoras», una película de un presupuesto importante, que contaba de protagonista a Angie Cepeda, quien en ese momento estaba en una novela con cuarenta puntos de rating en la televisión. Era una película de Lombardi basada en una novela de Vargas Llosa. Ya pasarla era difícil.
Ahora, responde a varios factores, ha sido la película peruana que mejor diseño y mejor estrategia de marketing ha tenido por mucho. O sea, fue este actor Carlos Alcántara, que durante cuatro años hizo un stand-up comedy que reunió alrededor de quinientas mil personas, gustó mucho. Entonces a diferencia de cualquier película que se lanza y en la que partes de cero, «Asu Mare» existía ya como marca hacía unos cuatro años, o un poco más atrás, y Carlos Alcántara es un actor muy conocido, pero al mismo tiempo se le siente muy accesible, la gente se le acerca sin ningún temor o problema, le piden autógrafos, le gritan ‘Cachín’, no tiene esta aura de ‘divo’. La película es una historia de superación, es una comedia y toca ciertos tópicos que al parecer dieron en el clavo.
JHGH.: Eduardo, ¿por qué hacer cine en tu caso y por qué hacer cine en Perú?
EM.: Estudié Lingüística y Literatura en Lima, pero toda mi vida había ido al cine y mi padre me llevaba a un cine club en Barranco, donde muy chico veía otro tipo de películas, como las de Rossellini, y desde muy niño quedé enamorado. Estas películas me suscitaron una serie de sentimientos, de emociones que de repente algunas de las otras que veía con los amigos no lo hacían, y fue mucho tiempo que estuvimos viéndolas, y luego crecí, y mi interés se afianzó un poco y empecé a buscar por mi cuenta. Ahora, a comienzos de los 90, dedicarse al cine era una locura, recuerdo una conversación con los amigos del barrio en una fiesta: «¿Cómo es eso que tú vas a estudiar cine y cuánta gente hace cine?, ¿cuánta gente vive del cine?». En ese tiempo estaba Lombardi y en esa época éramos menos, ahora estamos cerca de los treinta millones de habitantes y me decían: «En un país de 24 millones de personas, quieres estudiar algo en lo cual solo hay uno que vive de eso, tú estás loco», y claro, la situación del país era muy complicada: la guerra interna, la hiperinflación, era muy jodido, pero tenía el deseo, me gustaba mucho leer, fue por eso que entré a literatura. Estaba el cine ahí, y había otra universidad que era más costosa, entonces intenté estudiar en otro lado, pero por la edad, por la situación económica, me negaron la visa en México, en Estados Unidos, en Canadá, hasta que un día en otra reunión de amigos, alguien gritó: «Brasil está dando becas». Me acerqué a la embajada de Brasil y gané una beca. La sorpresa fue que era sólo el cupo, no te daban ni alimentación ni hospedaje ni nada… era una ciudad muy linda pero a la vez una región muy pobre, y bueno, estuve allá en el nordeste cerca de cuatro años estudiando cine, historia y ya de ahí vuelo a Lima a hacer audiovisuales.
Volviendo a la pregunta. Es porque a mí siempre me ha gustado contar historias, me encanta ver películas, leo y creo que el cine es un arte que te permite desarrollar y alcanzar un punto de comunicación con el público muy particular, así como tantas otras artes, en el cine puedes reunirlas: la música, el trabajo sonoro, la actuación. Existen tantas artes que se conjugan dentro del cine. Disfruto muchísimo sus procesos, el de la edición, aunque también es angustiante, o por ejemplo ahora, yo nunca había disfrutado, ni había trabajado a este nivel de detalle la post-producción de sonido, la mezcla, realmente cómo cada escena va creciendo con todo este mundo sonoro que vas armando, es un placer enorme y luego está el hecho de que esa película llegue, toque, mueva a la gente, me interesa, o sea, si la película gana un festival soy feliz, pero no es mi obsesión, ni nada, en todo caso lo que más me llena es que la película suscite un debate, una polémica, una reflexión tanto a nivel estético, como a nivel de contenido, que la película viva.
JHGH.: Para terminar, El evangelio de la carne, seguro será una película muy cercana al público por mezclar identidades y tradiciones mas problemáticas: fútbol, religión, traiciones, barras bravas…
EM.: Yo aspiro a eso con «El evangelio de la carne», he tratado de que Lima sea un personaje importante en la película, recorre cementerios, sus santos, sus equipos de fútbol, sus estadios, las calles donde cambian los dólares, las plazas donde los enamorados se juntan, quiero que la gente vea esa ciudad donde están los santos a los que les rezan, los equipos por los que hinchan, los sitios donde se come, los mercaditos, los agachaditos, los bares, y quisiera que la gente la vea y diga: esta es mi ciudad, cosa que por ejemplo pasa de repente en el cine mexicano, argentino, colombiano. Claro, cada director tiene una mirada diferente, pero es una mirada, yo siento a veces que la Lima que se muestra en algunas películas es un poco neutral, y quisiera eso, que fuera motivo de debate, de polémica, de discusión, que la película esté viva en la gente y se recupere el contacto con el público peruano.
El Evangelio de la Carne. Cortesía del director del filme. Pulse para ver el video:
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=w6GxfdnFKqc[/youtube]
*El Gran Ojo Cronopio, es la nueva columna dedicada al séptimo arte de Revista Cronopio, escrita por John Harold Giraldo Herrera.
_________
* John Harold Giraldo Herrera es docente Universitario y Periodista. Estudiante del Doctorado Rud de Colombia en Educación, Universidad Tecnológica de Pereira. Uno de sus temas de interés es el estudio de Los pueblos originarios. Magíster en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira, 2011. Licenciado en Español y comunicación Audiovisual de la UTP, 2004. Con estudios de diplomado en Narrativas audiovisuales, Fundación Universitaria Área Andina, 2003. Democracia y formación ciudadana con énfasis en Derechos Humanos, paz y cultura de resolución pacífica de conflictos para el sector educativo. Universidad Católica Popular del Risaralda, 2004. Periodismo público, Escuela Superior de Administración Pública, 2008.
Correo-e: john.giraldo.herrera@gmail.com