Literatura Cronopio

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EL HOMBRE DE LA HABITACIÓN TRASERA

Por Jhon Jairo Angarita Ossa*

Hace treinta años, en una noche de abril, tuvo lugar un suceso difícil de olvidar. Arribó a la casa Pablo, un viejo amigo de mi padre, acompañado de un hombre de cuerpo rígido y lentos movimientos. Mi madre les recibió atenta y diligente en la mesa, les sirvió café caliente acompañado de pan. La conversación se extendió por más de una hora, y al término, ella dio por hecho que el hombre arrendaría la habitación trasera por tres mil pesos.

El nuevo inquilino se llamaba Daniel. Pablo lo había conocido hace poco como limosnero. Era joven, costeño, delgado, con cabello ondulado y manos finas como las de un oficinista; su postura siempre recta y su rostro sin expresión demostraba que había perdido los gestos de alegría, como si algo terrible la hubiese borrado de sopetón. Su vestimenta era simple: jeans, camisa polo con el cuello torcido, zapatos negros, medias de distinto color y gafas negras y grandes, que con el tiempo nos preguntaríamos si en algún momento se las quitaba.

Después de acordar el alquiler, Daniel preguntó: —¿quién vive aquí?

—Mi madre respondió: —mis tres hijos y yo.

—Daniel dijo: —Solo pido que en la noche no sea molestado, no importa lo que escuchen, dormir es lo que me tiene vivo.

Así se convino. Mi madre fue partidaria de respetar el descanso de otros.

Mis hermanos y yo no estábamos en la mesa; ubicados detrás de una cortina, que dividía la sala de la habitación principal, nos enteramos de todo.

Después de unos días se hizo costumbre escuchar una risa socarrona a las seis de la mañana, como si en la habitación trasera hubiese ocurrido un espectáculo crepuscular. Daniel tarareaba una canción antes de salir de casa; ocurría sin falta hasta los domingos, día en los que se iba a caminar por San Antonio.

En uno de esos días, Daniel nos contó que trabajaba en los buses de transporte público. Nos inquietamos por su labor, en especial por el siguiente suceso.

—Yo fui ayudante de conductor en un bus intermunicipal. Hace varios años, en un viaje a Venezuela, mi jefe notó un desbalance en la carrocería, me pidió que calibrara la llanta a 45; de inmediato me dirigí con agilidad y la empecé a inflar a la presión indicada, el calibrador permaneció en 40 por largo rato, hasta que un estallido reventó la llanta y el aro del rin se desprendió golpeándome de manera contundente en la frente y volcándome varios metros sobre el pavimento.

Después de un largo silencio mencionó que tres meses después despertó, con una venda sobre su cabeza y con una herida frontal difícil de mejorar. Su vida había cambiado drásticamente…. Hasta ahora solo le quedaban sus sueños en los que aún podía ver, y esperar que algún día sus deseos de luz y colorido todavía presentes en su inconsciente nocturno, dieran por estocada un milagro: despertar en la luz.

Pese a lo creíble de su historia, me preguntaba: ¿Por qué no era igual a otros ciegos?, ¿Cómo hacía para caminar sin bastón, perro guía o lazarillo? Dudaba de su ceguera, su capacidad de moverse por la ciudad no era la de un invidente. Seguro que de alguna forma él podía ver, una visión reducida que le permitía distinguir lo que ocurría en derredor. No creía que se encontrara sumergido en la obscuridad profunda.

Para esa época ingresamos a la escuela con mis hermanos. Mi madre nos llevó al centro para la compra esperada de los útiles escolares, tomamos un Verde San Fernando Ruta 2 que bajaba por la calle 15 hasta el centro. Al subir, todos teníamos en mente que quizás nos encontraríamos a Daniel, pero nadie lo mencionaba. Como si fuera un llamado telepático, antes de nuestra parada, Daniel subió al bus por la parte trasera, caminó hacia el frente y al llegar junto al conductor recitó lo siguiente, con voz aseñorada y elegante:

—Buenos días Señoras y Señores, les agradezco su atención. Doy gracias al señor conductor por permitirme trabajar en este medio de transporte, a ustedes discúlpenme por interrumpirles en este momento. Como pueden ver…

En ese momento, se quitaba las gafas obscuras de marco amplio y abría el parpado de su ojo izquierdo dejando ver un ojo verdoso como obnubilado por un fondo grisáceo.

—Continuaba. —Soy ciego, un accidente militar me dejó en esta condición. Subo a los buses buscando la caridad de las personas. Agradezco a quien pueda ayudarme con una moneda o un billete, será bien recibido. Gracias y que Dios todo poderoso los acompañe.

Ese día nos bajamos del bus entre sorprendidos y pensativos. ¿Daniel nos había mentido?, o ¿les mentía a los transeúntes del transporte público? Sin embargo, yo pensaba ¿por qué solo abrió el ojo izquierdo?, seguro puede ver por el derecho.

Esa noche cumplía Daniel un mes de vivir en la casa. Antes de pagar el arriendo con muchas monedas un tropezón hizo que estas rodaran. Rápidamente Daniel se dirigió a cada una y las recogió, haciendo un tanteo corto sobre cada moneda que sabía dónde se encontraba como si tuviera un sonar en su cabeza. Luego de esto se fue a dormir.

Al día siguiente, no salió a trabajar, fue extraño para todos, no hubo risa socarrona y menos el estribillo acostumbrado. Llegó la tarde y apenas se atrevió a salir de la habitación. De mi familia solo me encontraba yo en casa, como si me viera tras la puerta de mi cuarto se acercó y a cierta distancia, me dijo con voz entrecortada y algo delirante.

—¡Ha ocurrido una desgracia!

Anoche, por primera vez, he soñado que soy ciego.

__________

* Jhon Jairo Angarita Ossa es Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad del Valle, Colombia. Especialista en educación, cultura y política de la UNAD, especialista en políticas educativas en Latinoamérica de la FLACSO Argentina, Máster en Estudios del Desarrollo del Centro de Altos Estudios de Ginebra Suiza, Magister en Ciencias Sociales con énfasis en educación de la FLACSO, Argentina, y doctorando en Ciencias de la Educación de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Es autor de varios libros de investigación, ha sido coeditor de otras publicaciones. También ha publicado varios artículos en revistas académicas. Ha sido investigador del Servicio Nacional de Aprendizaje SENA, docente universitario en la Universidad del Valle, entre otros cargos.

 

9 COMENTARIOS

  1. Hermoso mensaje Jhon! Muchas gracias! Las limitaciones siempre están dentro de nuestra mente.

  2. Excelente Jhon Jairo, ¡Felicitaciones!

    Dejas ver claramente como nuestras limitaciones estan en nuestra mente, porque a pesar de que Daniel era Ciego fisicamente, Daniel seguia viendo a traves de sus recuerdos de colores. y eso le permitía desplazarse facilmente, ( confianza en si mismo) pero algo le pasó a Daniel que hizo que perdiera esa confianza ya que su inconciente emergió en el sueño y en la forma de asumir el mismo como una desgracia, ¿Será que Daniel se rindió ante su situacion?

  3. tal como lo describes me llevó a recrearla en mente. Es increíble como a través de nuestras experiencias vividas y más en nuestra niñez cuando la mente está llena de imaginación y expectativas se puedan construir grandes historias. gracias y felicitaciones

  4. Felicitaciones Jhon Jairo, gracias por darnos el placer de leer y conocer una de las tantas vidas que circulan a diario en nuestras ciudad y que muy pocas veces tenemos la oportunidad de conocer su historia y reflexionar sobre sus infortunios , me encantó 😘

  5. Me llega la idea de que los sueños son más importantes que «la realidad » de ello creamos nuestra realidad según nuestra capacidad para soñar. Gracias . Muy bacana la manera de mantener el hilo con un leve suspenso.
    Johanny

  6. Jhon Jairo, felicitaciones!!!
    La historia me mantuvo en estado de alerta hasta el final, donde me permitió recordar que cada persona tiene su momento de comprender e interiorizar las situaciones de la vida que para otros son obvias….

  7. Interesante historia, me hizo imaginar el personaje y la curiosidad de los otros, por saber más del nuevo visitante. Sobre los misterios de aquellos que nos encontramos en la calle cada día, y que nos generan interés , debemos imaginar y completar cada historia con nuestra imaginación.

  8. Felicitaciones Jhon Jairo!!!⚘🦋🌺🌻💐😇🙏😇
    Me retuvo esperando el desenlace a tu curiosidad… Muchas veces caminamos por la vida en realidades que no son…Fabricadas por nosotros mismos.. !!!
    Gracias mil…Bendiciones muchas…un abrazo grande y fuerte…!!!⚘🦋🌻🌻😇🙏😇💐🥀🌼💟

  9. Muy interesante la historia que nos hace pensar sobre la vida y misterios de aquellos que vemos en la calle, cuyas tragedias imaginamos pero nunca sabremos con certeza su verdad.

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