Diario de un Cronopio Salvaje

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EL MOMENTO JUSTO DE NO HACER NADA

Por Santiago Andrés Gómez Sánchez*

Julio 18

Es el momento justo de no hacer nada. Mientras más escondido, mejor. Buscar un sitio como este para mirar el camino que toman las cosas, mis creaciones, los estados varios a los que he llegado después de todo un trasegar, las situaciones políticas del mundo alrededor, las relaciones con gente amada y con gente que no puedo o no supe amar.

Julio 24

Hoy mi padre me hizo el reconocimiento más bello que me hayan hecho en la vida. Me dijo que Madera Salvaje había sido un bello esfuerzo humano, y que me felicitaba, cuando le conté que hoy la corporación cumplía 25 años. Y cuando dije asombrado que ya era un cuarto de siglo me preguntó con tono socarrón: ¿y no creés que es más bien eterna? Luego añadió: mientras haya lectores en el mundo, existirá Madera Salvaje. Tal vez hablaba de la novela, tal vez de mi obra entera. En todo caso, celébrate, pedazo. Dale suave, sin ambiciones, pero no desestimes trabajos que te puedan convenir. Acota tu campo de estudio y dignifica tu perspectiva. Con juicio podrás cumplir con tu trabajo y tu estudio.

Agosto 12

Lo bonito de hoy fue sobre todo la seguridad en momentos de vacilación y rechazo. La aprobación y el aliento de Goethe.

Agosto 29

Ciertas señales me advertían que algo andaba mal conmigo. Despertar a la media noche y no poder volver a dormirme, sobre todo eso. Pero también sentirme agotado, incluso para actividades que son puro descanso y pura gloria, como oír música. Mañana van a ser ocho días de que me di cuenta en un parpadeo que debía hacer algo, no fue difícil. Me dolía mucho la garganta. Hoy una otorrinolaringóloga me dijo que debo dejar el café y el té y el chocolate negro y al menos por dos meses la cerveza y las siestas luego de cada comida y alzar quince centímetros la cabecera de la cama. Todo ha sido una cuestión de excesos imperceptibles que han llevado a un reflujo asintomático que me estaba quemando las cuerdas vocales, la laringe, que me hacía sentir apremiado, que no me dejaba descansar. Es curioso, porque sé que tendré que cambiar unos hábitos que se han hecho sagrados para mí, como la taza y media de café que me tomaba en la mañana mientras estudiaba. Eso va a ser tenaz. También debo tomar menos líquido en la tarde, cosa que yo creía que era muy saludable. Debo reclinarme sin acostarme del todo para reposar luego de las comidas, y esperar dos horas para dormir luego de comer en la noche. Sobre todo, debo hacer los deberes y cumplir con mis rituales de yoga y meditación con un justo tiempo de preparación y descanso. No es fácil ser bueno con uno mismo.

20: 20 hrs. Hay que dejar que se desmorone o disuelva la imagen pública de uno, que derive del modo propio en que deba o pueda derivar. Víctor le ha hablado a Marta Rodríguez en un conversatorio de un pasaje de mi libro Régimen de criterios sobre el cine de ella y veo que lo que uno dice sufre transformaciones que uno no quisiera, pero es lo de menos. Y es lo de menos que uno ya no tenga vigencia en el mundo institucional del cine. Lo importante para mí, como decía Diana Jaramillo hace muchos años sobre lo que ella llamaba un verdadero intelectual, creo en 1993, durante un Festival de Cine de Cartagena, es crear un concepto, ser en lo posible un paradigma. Mientras menos tenga que ver yo con la movida cultural, mejor. Lo que sé es que si estoy alejado, es porque soy deliberadamente puesto aparte por las personas que tienen que ver con las decisiones centrales, pero esto se debe a mi misma actitud, y en ocasiones a mi propia petición, de modo que todo sucede de acuerdo con mi carácter. Por ejemplo, cuánto disfruto, qué sensación de calma encuentro en el no tener que vérmelas con el público para hablar de cine, o de cualquier cosa. Un evento como el lanzamiento de mi libro de cuentos más reciente, en Otraparte, hace tres semanas, fue bello por su intimidad. Pero me es necesario hacer conciencia de que mi vanidad u orgullo íntimo es saber que al mismo tiempo soy considerado en ese mismo mundo cultural según una forma particular de ser, y que, en cierto sentido, parecer uno más es lo más emocionante, lo más digno, lo más bonito que pueda pasarme. Ser un escritor entre varios escritores, solo eso. No tener que ser llamado a primera fila. No tener que agradar a nadie, mucho menos a los gestores culturales. Hacer mi tarea y ya, contar con mis lectores y ya, dejar una obra y ya. Por Dios, ¿qué mayor éxito puede haber? Lo otro, figurar, eso sí es vanidad y de la peor. Y, al mismo tiempo, celebro porque estoy seguro de que se habla de mí más de lo que parece. Como todo verdadero escritor, desde luego, no soy simplemente uno como cualquier otro. O sea, sé que soy un verdadero escritor porque sé que se discute a puerta cerrada o en voz baja lo que escribo en cuanto a las implicaciones de toda una labor que también excede a la escritura, pero que no la subordina a la imagen pública. El escritor, ese que sabe que estuvo aquí.

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La presente columna, Diario de un cronopio salvaje, son tajadas de vida, como llamaba el gran cineasta Louis Feuillade al cine, son estas páginas extraídas del diario de un crítico solitario, narrador alucinado, estudiante eterno de literatura, cine y música.

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* Santiago Andrés Gómez Sánchez (Medellín, 1973) es periodista de la Universidad del Valle, magíster en literatura de la Universidad de Antioquia. Ha publicado los volúmenes Madera Salvaje (novela, Ediciones B, 2009), El cine en busca de sentido (crítica, Universidad de Antioquia, 2010), Los deberes (cuentos, Universidad de Antioquia, 2012), Todas las huellas. Tres novelas breves (novela, Universidad de Antioquia, 2013), La caminata (cuento, EAFIT, 2015), El cuarto asesino (novela, Universidad de Antioquia, 2016), Certeza de lo imborrable. El cine en busca de sentido, vol. 2 (crítica, Universidad de Antioquia, 2017), La Musa asesinada. ‘Conversación en la Catedral’, de Vargas Llosa: novela marxista (crítica, Universidad de Antioquia, 2018) y Régimen de criterios. Cines y cineastas colombianos (crítica, Editorial Deliberar, 2019). En 2019 publicó el libro de cuentos Diálogo de raíces con la Editorial de la Universidad EAFIT. Entre 1992 y 2011 fue crítico de la revista Kinetoscopio y del diario El Colombiano, de Medellín. En 1994 fundó la Corporación Cultural de Video Independiente Madera Salvaje, con la cual ha realizado 28 obras audiovisuales de corto y largometraje en los géneros de documental, ficción y experimental. En 1996 recibió el Premio Nacional de Video Documental por Diario de viaje, considerada una obra pionera en el cine de ensayo en Colombia. En 2014 fue merecedor de una beca a la creación del Municipio de Medellín para la escritura de su libro La caminata. Ha sido profesor de historia del cine, apreciación cinematográfica, lenguaje audiovisual y teoría del cine en EAFIT, la Universidad de Antioquia y el Politécnico Jaime Isaza Cadavid. También ha sido jurado en las convocatorias del Ministerio de Cultura, el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, IBERMEDIA y la selección de la película colombiana para los premios Oscar, Goya y Ariel. Actualmente es candidato al Doctorado en Literatura de la Universidad de Antioquia. Como músico, grabó el disco Savia con el grupo Los Dados y persiste en ser rockero de tiempo completo.

 

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