Especiales Cronopio

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GUILLERMO CANO, UN PERIODISTA EJEMPLAR

Por Laura Juliana Muñoz*

Pie de foto: Guillermo Cano Isaza era amante del fútbol. Se ponía camiseta y pantaloneta para patear con cierta maestría el balón con sus amigos y empleados del periódico El Espectador. Además era amante a muerte del Santafé.

Miércoles, 17 de diciembre de 1986. Después de esa lluvia triste de plomo sólo hubo silencio, paranoia, sensación de lucha perdida. El narcotráfico y la corrupción sabían que con el asesinato de Guillermo Cano Isaza, el director del diario El Espectador, estaban robándole el aliento a la libertad de expresión del país.

El ambiente ya estaba enrarecido meses, años atrás. Narcotráfico, bombas, terrorismo, Pablo Escobar. Jueces, fiscales, agentes de la fuerza pública, periodistas muertos. El crimen era el arma para acallar a la prensa en su función de «perro guardián de la democracia».

Desde uno de los diarios más antiguos del país, libres de pensamiento, valientes, don Guillermo Cano Isaza lanzaba proyectiles de verdad. Su columna dominical  «Libreta de Apuntes» se había convertido en un estadio de la democracia. Una de las más polémicas denuncias fue una publicación de septiembre de 1983 en El Espectador, en la que se revelaba que desde 1976, Pablo Emilio Escobar, por aquel entonces representante a la Cámara, tenía antecedentes de narcotráfico. Como consecuencia el Congreso levantó su inmunidad parlamentaria y el capo se volvió clandestino… y peligroso a muerte.

Pie de foto: 6 Septiembre 1952. En plena época de la violencia bipartidista una turba conservadora incendió las instalaciones de El Espectador y de El Tiempo. A continuación quemaron las casas de Carlos Lleras y de Alfonso López quienes a raíz de ese hecho tuvieron que exiliarse junto con sus familias. En la fotografía Guillermo Cano trata de rescatar algo entre las cenizas, pero fue irremediable que se perdiera parte importante del archivo de El espectador luego de esos sucesos.

Como regalo para todos, Guillermo Cano no se llevó a su tumba las letras valientes y sabias que salieron de sus entrañas. Estos son algunos de esos fragmentos que en la actualidad guardan vigencia para la realidad nacional y para la formación del periodismo independiente:

•    «Y más valerosamente aún enfrentarnos a la respuesta y aceptar que cuando debimos oír no oímos; cuando quisimos ver no vimos; cuando pudimos obrar no obramos; cuando prometimos no cumplimos; cuando nos pidieron no dimos». Guillermo Cano Isaza.  El Espectador, marzo de 1980

•    «Me sucede que el silencio sobre lo que pienso responsablemente y considero una defensa de lo defensable, no debo ni puedo guardarlo para mí mismo, para mis propias convicciones, sino que debo expresar algunas palabras y fijar algunas opiniones pertinentes para hacer claridad cuando se está tratando, infamemente por muchos medios, de hacer oscuridad sobre lo sucedido».
G.C. Libreta de Apuntes, diciembre 26 de 1982

•    «Hacemos al país un llamado muy sincero y franco, pero no menos angustioso, para que se depongan todos los rencores y los odios, las amarguras y los deseos de venganza, a fin de que podamos transitar seguros hacia una paz que nos resulta esquiva y que tanto necesitamos».
G.C. Libreta de Apuntes, septiembre 2 de 1984

•    «Sólo la independencia, el carácter, la objetividad y el buen criterio del periodista y de los medios pueden vencer estas tormentas terribles en el nuevo mundo amenazado por todas partes de la libre información».
G.C. El Espectador, agosto de 1984

•    «Así como hay fenómenos que compulsan el desaliento y la desesperanza, no vacilo un instante en señalar que el talante colombiano será capaz de avanzar hacia una sociedad más igualitaria, más justa, más honesta y más próspera». Último editorial firmado por G.C.I. El Espectador, 17 de diciembre de 1986

•    «Es ley inexorable de nuestra fugaz existencia humana que el tiempo siga su marcha, sin detenerse jamás, y que enredados en sus días y en sus horas y en sus minutos desaparezcan algunos o muchos de nosotros, de los nuestros, cada año y cada año, como compensación generosa por lo que hemos perdido irremediablemente, que broten nuevos retoños para que la maravillosa sustitución de los muertos por nuevos vivos, en que se repiten la sangre y los afectos, nos permita cargar con la soledad de la propia vida, que de otra manera resultaría insoportable».
G.C. El Espectador, 3 de septiembre de 1986

•    «El problema en nuestro negocio es que nunca se sabe si volveremos por la noche a casa».
Entrevista a G.C. por el Círculo de Periodistas de Bogotá, 16 de diciembre de 1986. Un día después fue asesinado.

Pie de foto: Guillermo Cano en su escritorio de El Espectador, diario que dirigió desde 1953 hasta el 17 de diciembre de 1986, día en el que las fuerzas oscuras de la mafia lo asesinaron por sus puntadas de honestidad en su columna dominical “Libreta de apuntes”.
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*Laura Juliana Muñoz es cuentista y periodista judicial del periódico El Espectador.

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