Entrevista Cronopio

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LA LITERATURA ES EL TERRENO DE LA ABSOLUTA LIBERTAD: ANDRÉS FELIPE SOLANO

Por Andrés Delgado*

Andrés Felipe Solano, Bogotá (1977) fue considerado uno de los “mejores narradores jóvenes en español”, según el especial que acaba de publicar la revista Granta. Solano publicó su primera novela, Sálvame, Joe Louis (Alfaguara), en 2007.
Con la crónica ‘Seis meses viviendo con el salario mínimo’, fue finalista del premio que otorga la Fundación Nuevo Periodismo.
Andrés Delgado: ¿Por qué es tan importante la selección de escritores de la revista GRANTA?

Andrés Felipe Solano: Granta es una revista inglesa que además de publicar prosa de corte realista y de no-ficción se ha ganado su prestigio sirviendo de brújula con sus listas sobre mejores jóvenes narradores británicos y de Estados Unidos que publican cada diez años. En la lista del 1983, la primera que hicieron, metieron por ejemplo a Martin Amis, Julian Barnes, Ian McEwan, Kazuo Ishiguro y Salman Rushdie y el tiempo les dio la razón. La lista en la que me incluyeron es la primera que toma como eje un idioma diferente al inglés. Ya te imaginarás mi sorpresa -y la de un montón de envidiosos-. Sólo he publicado una novela y de hecho creí que el ciclo vital de ese libro había terminado hace mucho tiempo pero a los jurados que hicieron la selección les gustó lo suficiente como para pedirme algo más de mi trabajo. Les mandé un par de capítulos de la novela que estoy escribiendo y asumo que vieron en ellos una voz que vale la pena tener en cuenta en un futuro. Esos capítulos son los que saldrán publicados. Ya me llegaron las pruebas en inglés y leerse en otro idioma es algo bien extraño, es como hablar en sueños.

A.D: ¿Y cómo se llama la nueva novela?

A. F. S: La novela se llama, por ahora: Los hermanos Cuervo.

A.D: De los 22 escogidos por GRANTA ¿cuál es tu favorito?

A.F.S: Soy muy mal lector de mis contemporáneos, así que no puedo decirte nada al respecto. Casi son nombres nuevos para mí pero por los comentarios que he leído creo que Alejandro Zambra de Chile es un escritor con un par de libros poderosos.

A.D: Una queja común entre los críticos literarios, hacia los escritores jóvenes, consiste en señalar el abuso en las referencias autobiográficas. ¿Qué tanto hay de tu vida personal en Sálvame joe Luis, tu primer novela?

A.F.S: Boris, el protagonista, está construido sobre cosas que vi, que me pasaron o que le pasaron a personas cercanas y en esa medida es autobiográfico. Pero a la vez trabajé mucho construyendo su voz, que no es la mía para nada. Por ejemplo Boris tiene destellos de misoginia y homofobia, está cargado de una rabia con la que yo no podría vivir y que sólo sentí pensando como él piensa. Y ese tono tan particular a su vez lo trabajé pensando en otros protagonistas de novelas con los que me gustaría que Boris estuviera emparentado en lo fundamental, así fuera un parentesco lejano, por ejemplo Ferdinand Bardamu, el personaje principal de Viaje al fin de la noche de L.F Celine. Ahora, como a diferencia de Céline yo no he participado de ninguna guerra pues el escenario donde se mueve Boris necesariamente es en el que me he movido yo. Escribir de otra forma me parecería deshonesto. Por eso mismo me siento incapaz de escribir algo directamente relacionado con las varias guerras de Colombia. No me interesa volver literatura el dolor de otra gente, es un dolor muy profundo como para querer sacar novelas de ahí.

A.D: Qué es lo mejor y lo peor de escribir novelas

A.F.S: En mi caso siento que con los días escribir es una lucha más ardua, más agotadora que antes, de la que muchas veces salgo apaleado. Quizás tenga que ver con que sea muy lento al escribir y le de muchas vueltas al asunto. Pero al mismo tiempo que la lucha que supone escribir se me presenta tan agobiante confieso que no podría hacer otra cosa diferente. Digamos que en este punto escribir es un grillete que me hace libre. Me pregunto a menudo por los escritores que a los 40 años -o menos- tienen en su haber una obra casi tan extensa como un portafolio de servicios bancarios: novelas, nouvelles, cuentos, microcuentos, poemas, ensayos, teatro, teatro infantil, novela juvenil. ¿Será que tienen tanto para decir? Quizás sí, pero dudo que entre ese montón de papeles vayan al corazón de las cosas.

A.D: ¿Tienes alguna rutina de trabajo?

A.F.S: Cuando escribo ficción tengo que aislarme totalmente del mundo. De hecho hace poco me fui por dos semanas a una finca por el Valle. Es una casa muy vieja, con apenas luz y electricidad. Sólo ahí, en completa soledad, logré avanzar en la novela. Cuando escribo crónicas la cosa es más fácil en términos prácticos.

A.D: ¿Un fetiche al escribir?

A.F.S: Tomar café.

A.D: ¿Escribes tu diario?

A.F.S: No.

A.D: Aprovechemos el Nobel de este año. Vargas Llosa, y en general los escritores del Boom, creían que la Literatura debía tener una relación íntima con la política. Esta visión ha sido revaluada por algunos escritores que se vacunaron contra cualquier filiación partidista. ¿Aún hoy hay alguna relación entre la literatura y la Política?

A.F.S: La literatura para mí es el terreno de la absoluta de la libertad. Algunos escritores tienen posiciones políticas definidas fuera de su trabajo literario y no me parece ni bien ni mal. Yo no las tengo porque simplemente soy un descreído consumado y lo más cerca que estaría de una posición política sería la anarquía, que también es una estupidez. Por otro lado, si un escritor quiere tratar de frente en sus ficciones un tema abiertamente político es su problema, aunque cuando se hace de adrede el riesgo de salir con un libro penoso está a la vuelta de la esquina. Por mi parte yo no me pongo temas o no trabajo con temario.
No me digo: en este libro hablaré del narcotráfico o de la lucha armada o de la corrupción o del poder. Pienso más en términos de personajes y si esos personajes tienen algo que ver con esos mundos pues se verá reflejado en lo que escriba. Aunque la verdad hasta ahora los personajes en los que pienso, los que me atraen, a los que me siento unido bien sea por afinidad o por repulsión tienen poco o nada que ver con motivaciones políticas. La política es sólo un lente más y no es el mío claramente. No falta el que diga que todo acto es político, que el hombre es un animal político y que es imposible sustraerse al influjo de la política. Bajo esa premisa la discusión se me hace imposible.

A.D: ¿Qué opinión te merece la convulsión que sufrieron las nuevas generaciones de escritores latinoamericanos contra García Márquez, Cortázar y el resto de personalidades que participaron del Boom?

A.F.S: Todas las pataletas de ese corte me cansan profundamente. Odio los manifiestos literarios pero entiendo que cargar con la sombra de García Márquez, Cortázar, Vargas Llosa y etc. puede ser insoportable. Para bien o para mal no es mi caso. Los leí, me gustaron sus libros, unos más, otros menos, y ya está. En este momento quizás al único latinoamericano que reverencio con ceguera total es a un precursor del boom: Juan Carlos Onetti. Si le debo responder a alguien en términos literarios quizás sea a él, que además vería mi actitud como una gigantesca tontería.

A.D: Cómo es la literatura ideal, la visceral de Henry Miller o la cerebral de Jorge Luis Borges.

A.F.S: Creo que ninguna de las dos. Quizás lo ideal para mí es la literatura honesta, es decir, la que brota de lo que puede y quiere hacer el escritor sin motivaciones más allá de la literatura misma. Si de esa honestidad básica salen vergas o mundos paralelos es otra cosa. Sin duda un buen lector se dará cuenta si existe o no esa honestidad de la que hablo.

A.D: Vamos con tus crónicas. Es objetivo tu trabajo?

A.F.S: No creo en la objetividad.

A.D: Qué fue lo más difícil durante los seis meses con el mínimo en Medellín?

A.F.S: El último día de trabajo en la fábrica. Mis compañeros me compraron una torta y una Coca-Cola para despedirme. Fue inevitable no sentir que les había mentido, que era un desgraciado, un impostor.

A.D: Cuál es el problema más difícil de solucionar en una crónica?

A.F.S: El comienzo y el final son lo más importante. Así como sucede en la vida, lo que está en la mitad de los dos uno lo rellena lo mejor que puede.

A.D: Lo que no puede faltar en una buena crónica?

A.F.S: Humor

A.D: En qué estás trabajando ahora?

A.F.S: Trato de escribir mi segunda novela y a la vez de trabajar en crónicas para sostenerme. Desde hace unos años tomé la decisión de ser periodista free lance. Ya te imaginarás lo duro que es, a veces siento que camino sobre la cuerda floja, por eso la selección de Granta me ha servido sobre todo para reforzar la confianza en mi trabajo.

A.D: ¿Qué planes tienes a nivel profesional?

A.F.S: Trato de no hacer planes. El único es acabar la novela en la que ando pero no me he puesto una fecha, no podría trabajar con plazos exactos.

A.D: ¿Te le medirías a volver a la universidad, un postgrado por ejemplo?

A.F.S: No. Me aterra verme sentado escribiendo un ensayo para una clase que se llame: Vericuetos del poder en la literatura latinoamericana del siglo XX. Ya lo hice y quedé curado. Prefiero trabajar en lo que sea.

A.D: ¿Qué libro te hubiera gustado escribir?

A.F.S: El que estoy escribiendo ahora.

A.D: A cuál le prenderías fuego?

A.F.S: Quizás le prenda fuego al que estoy escribiendo ahora. Espero que no me vea en la necesidad.

A.D: Espero que vuelvas a Medellín, para que recuerdes tus seis meses como obrero, para que me presentes a tu esposa y para que, por fin, pagues la cuenta en un bar.

A.F.S: Iré sin falta pero no te aseguro que pueda pagar la cuenta. A lo mejor tendrás que invitar ya no sólo a una persona sino a dos. Si lo de Granta es de verdad premonitorio te invitaré con el mayor de los gustos en unos 20 años. Ya veremos.
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* Andrés Delgado ha sido soldado, panadero, ingeniero, vago y periodista. La proporción de libros que lee y olvidada —tiene una memoria espantosa— es de 4, 2 y 1. Cuatro que presta, compra dos y roba uno. Está enamorado, cayendo en picada, bailando salsa y llevando a sus hijas —ya son 3— a la ciclovía los domingos por la mañana. Su blo es https://moleskin32.blogspot.com

2 COMENTARIOS

  1. No lo conocía, pero lei la entrevista y me gustan sus respuestas, su honestidad. Ahora me parece que lo conozco… una buena entrevista.

  2. Buena entrevista,
    y (jaaa) obvio no faltamos los que aunque envidiosos adoramos que Andrés Felipe haya sido seleccionado por Granta. ¡Que envidiecita tan buena! (jumm).

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