Entrevista Cronopio

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TERMINAREMOS COMO EL CIRCO ROMANO: JON LEE ANDERSON

Por Diego Leonardo González Rodríguez*

Jon Lee Anderson es uno de los grandes cronistas de la revista ‘The New Yorker’. Empezó en 1979 como reportero del semanario peruano ‘The Lima Times’. Con el tiempo su experiencia llegó a medios tan destacados como el ‘New York Times’, ‘The Financial Times’, ‘The Guardian’, ‘El País’, ‘Harper’s’ y ‘Time’.

Ha escrito famosos perfiles de Fidel Castro, Gabriel García Márquez, Augusto Pinochet, el rey Juan Carlos, Saddam Hussein, y Hugo Chávez. Ha cubierto más de una decena de guerras alrededor del mundo. Algunos de sus libros son «Al Interior de la Liga», una investigación sobre la Liga Mundial Anticomunista y sus conexiones con los escuadrones de la muerte latinoamericanos. «Zonas de Guerra», su otro libro son testimonios orales desde cinco conflictos contemporáneos (ambos en co–autoría con su hermano Scott Anderson). «Guerrillas», una exploración del mundo insurgente en El Salvador, Sahara Occidental, Gaza, Afganistán y Birmania; y las biografías «Che Guevara: Una Vida Revolucionaria», «La tumba del León», «Crónicas de la guerra de Afganistán», y «La caída de Bagdad», basada en las cartas que escribió desde la sitiada capital iraquí para los lectores de ‘The New Yorker’.

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Leonardo González: ¿Qué es ser cronista y cómo se estructura la crónica?

Jon Lee Anderson.: La crónica es tejer una historia a base de la realidad, compuesta  por muchos hilos conductores, diferentes personajes que atraviesa el tiempo. Una buena crónica debe atravesar el tiempo, no es una entrevista que aparece sin una noción del tiempo como flotando en el espacio sin trasfondo, es más bien como una obra teatral o una película; tiene comienzo, desenlace y final. Y si se puede impartir el drama del correr del tiempo aunque sea de políticos, se puede hacer conviviendo con ellos, observando muchos detalles, tratando de pegar el ojo a lo que normalmente no se lee en el diario, sus peculiaridades, idiosincrasias, todo eso enriquece.

¿Es lo que le gusta a uno cuando lee novelas? ¿Cuándo lee un buen cuento? Eso es lo que ha de tener una buena crónica. Es lo mismo.

Yo la construyo a base de lo que llamo escenas, o sea es un lenguaje más bien dramatúrgico, en el mejor de los casos se encuentra la manera de utilizar las mismas herramientas de la ficción, para construir el cuento sin caer en la ficción.

L.G.: ¿Cómo define al cronista?

J.L.A.: Un ejemplo anecdótico: ocurre algo, «X» como reportero dice: «Quiero una nota de quinientas palabras sobre esto: al General lo desenmascararon porque era un corrupto, lavó dinero del narcotráfico». Pero en una crónica el periodista iría al juez, a la esposa del general, al General mismo y andaría con ellos, no solamente buscaría la entrevista, no, si la mujer iba a salir a la cárcel para visitar a su marido. Trataría  de ir en el coche con ellos y estaría en una escena posible hablando con la mujer del militar bajo arresto y ella yendo a su primer encuentro con el hombre preso, mirando la misma sociedad a través de la vitrina del coche en movimiento, el pasar de la ciudad, ella hablando de cómo se siente, cómo se manifiesta, ahí hay todo un dramatismo y el cronista está impartiendo el drama de la historia, porque al final el drama de la historia de él y ella es un drama humano; es decir, ya no es el General «tal» odiado, sino un individuo que cualquiera podría ser, o tú podrías conocer, o a la mujer. Llegarías a comprenderlo no para buscar una justificación. Hay mil formas. El cronista tiene que intentar vivirlo.

L.G.: ¿Cuando se edita un artículo no se pierde parte de la historia, parte de la memoria de un pueblo?

J.L.A.: Si el artículo es editado por manos ajenas y dejan parte en el suelo eso duele, uno tiene que empujar, no todos tenemos la misma suerte y a veces tenemos que atravesar un tiempo en nuestras carreras, hasta que estamos con una voz que por estar en un buen medio es más escuchada y leída que antes.

Yo pasé por una época en que me sentí muy frustrado, mis artículos no se publicaban, realidades muy sentidas por mí no vieron la luz del día por muchos motivos, razones políticas que son las más amargas, decisiones de editores con otra noción política, quienes quieren obviar la realidad, reconstruirla y analizarla a su manera, eso es lo más frustrante. Se debe luchar para no convertirse en un amargado y buscar la forma para tener un portal propio.

L.G.: ¿Cuál es la falla que usted ve en el periodismo mundial en este momento?

J.L.A.: La tendencia al tabloidismo, al amarillismo, al morbo al querer saber intimidades, estamos llenos de cachivaches informativos que no se necesitan, eso es un planteamiento que más y más gente se está haciendo, así que eventualmente llegaremos a alguna revelación o un rechazo. Si no, terminaremos como el circo romano.
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* Diego Leonardo González Rodríguez es periodista bogotano, egresado de la Universidad Los Libertadores. Los géneros que mas le interesan son la crónica y el reportaje. Actualmente es Responsable de Comunicaciones de la Organización Pacifistas Sin Fronteras, quienes realizaron en 2009 la Cumbre Mundial de Paz.

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