Literatura Cronopio

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EQUILIBRIOS

Por Alejandra Pacheco Mamone*

Allí estás bajo el cielo de mayo. No sé si al despertar de ese juego sabrás que ha huido el alba.

Animal hipnótico yaces horadando un suelo que nunca podrá detenerte.

Los soles indolentes han traspasado la tierra pero tu cuello de cisne aún derrama su polen fecundo.

Bajo los giros de tu espada silencias las voces de los niños, mientras repites la hazaña ganando tiempo y cenizas.

En estos años salvajes el viento no ha plegado tus alas que aun crucifican el cielo.

Allí donde ellas pasan dejan ese remoto olor, de las naranjas sanguíneas y la orina de los perros.

Tu cuerpo levita sobre la carpa de circo. Oculta un corazón pleno de hibiscos rabiosos.

Es tarde ya para esperarte, dicen los fantasmas de los cedros. Y un día vestida de sangre amaneces de este lado de los brezos.

ENCUENTROS

Hoy regresó algo de su ausencia.
Un retoño tullido entre los campos de amapolas
Dijo llamarse el hombre de la nieve
Lo expresó en voz baja, en su dialecto de Kyoto
Cuando lo oí me pareció bello
Pero lo he traicionado porque olvidé sus palabras.

PAUSA

No sé por qué esta noche recordé aquel crimen en el umbral. Soplaba un viento leve que traía el aroma del musgo y las peonías. «Eso», asomó su cuerpecito indolente como si hubiera esperado por siglos. Todo fue cuestión de segundos, reaccioné con súbita violencia. Luego lo vi girar su pequeña cabeza como si algo le sorprendiera. Su médula de efigie agonizó unos minutos que fueron como cristales cayendo sobre mi cabeza. Me arrepentí al instante pero no fue suficiente, su cuerpo reinaba en silencio como solo puede hacerlo una mantis.

 

MEDIDA DE TIEMPO

Extraño un buque perdiéndose en lo insondable del continente blanco.
Un grito surcando el silencio glacial.
Una aventura desanclada de viejos temores
esos cangrejos prendidos a los costados del cuerpo.
Extraño esa calma que precede los monzones
El camino de otoño lleno de niebla
Las caligrafías de los árboles surcando nuestro encuentro.

FRUCTIFICACIONES

1

Padre, no sé por qué insistes, es cierto que no apareces más que de vez en vez.
Pero siempre regresas y te quedas allí con un silencio de oruga.
A veces no te encuentro aunque sospecho que puedes haber llegado al alba del día anterior o que bajo la niebla estuviste merodeando una casa en el bosque.
Te veo en tu quehacer laborioso cuando la luz se filtra en sitios que no recuerdo, pero aparecen porque tú los habitas.
Padre, a mí también me duele esa trashumancia tuya. Horada el alfabeto en el que pretendía dejar morir mis días.
No insistas, no puedo acompañarte, te he traicionado y sigo intentando un camino allí donde rebosa el estío.

2

Veo tu rastro de naranjas impías, en qué remoto lugar de su olor se ha coagulado el alarido de aquellos abedules.
Un vestigio leve del viento sureño colándose temerario entre los cuerpos.
Un cazador buscando esa clase de rincones en el sotobosque del alma.
Nadie les ha dado aviso acerca de quienes ya no viven aquí. Por eso todavía ruedan picoteadas bajo el sol peñasco abajo.
Mientras alguien mira las huellas de su caída como antes al nazareno.
Veo como anochece en las flores del camino. Las observo y temo las metamorfosis lánguidas de la siesta donde cae una sangre discreta que me recuerda algún puerto y navíos.
Es entonces que siento la imperiosa necesidad de levantar tu rostro de ese sudario que nos ha dejado vagando en la calígine.
Intento decirte que ya no visito la higuera, abandoné junto a ella el camino de las sombras febrerinas.
Mucho es lo que he olvidado: las líneas de teléfono, el pino y los perros, pero sé que un pasto furtivo merodea el desamparo.
Y ahora que ya no atisbo por la ventana cuando el frio la empaña, siento que no puedo demorarme más.
Ahora sé por qué me he negado a oír aquella música remota que enloquecida se golpea contra los muros, mientras tu cabeza, padre, oye pasos que nunca llegan.

___________

*Alejandra Pacheco Mamone. Nacida en Montevideo, Uruguay, nacionalizada mexicana en 2013. Doctora en estudios sociales por el Colegio de Michoacán, A.C., México, Master en Ciencias esp. Psicobiología por Universidad de Sao Paulo, Brasil, con estudios de Maestría en Teoría Crítica y Psicoanálisis por el Instituto 17 de Estudios críticos, México. Ha sido académica de la Universidad de la República Oriental del Uruguay por 16 años. En México se ha desempeñado como consultora para diversas agencias como PNUD programa GEF o Smartwood rainforest alliance. Ha sido investigadora invitada del Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH y docente de la Universidad Veracruzana Intercultural. Ha sido investigadora invitada a una residencia en UNAM en el período 2004-2005 como parte de estudios en la reserva de Biósfera Los Tuxtlas. Miembro del Círculo de estudios americanistas «Circolo amerindiano» Onlus, y de la Sociedad Portuguesa de Sociología. Posee doble formación en el área ambiental y social, ha desarrollado diversas investigaciones en el campo de cosmovisiones indígenas En la actualidad se desempeña como asesora científica de una organización Desarrollo Comunitario de los Tuxtlas, coordinando estudios de percepciones y praxis campesinas en escenarios de riesgo ambiental y climático. Ha publicado relatos, y poesía en diversas revistas tales como La cabeza del Moro, Mi Natura, Dos Mares, Dos Islas, La ira de Morfeo y participó en antologías en Editorial Épica, Editorial Nuevo Ser, Editorial Latina. Participó como coautora en la antología ganadora del Premio Latin Heritage 2011 La noche y los guerreros de fuego. Y obtuvo premio Universidad de la República Oriental del Uruguay en 2003, por la obra de poesía Cazando Ballenas y el relato Historia nacional del Joven Vlasiuk.

Correo-e: amne011@gmail.com y alinemontne@gmail.com

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