PIEDRITAS DEL HUASAMAYO
Piedritas del Huasamayo
cántenme al oído…
No tan suavecito,
díganme un destino
que suene muy alto,
que quiera seguirlo.
Vagando, muy lejos,
hallé algo perdido.
Y el agûita dulce
que lleva su río
limpió los silencios
que hablaban conmigo.
Piedritas del Huasamayo,
son el puro cerro,
fuerte, en pedacitos,
viajando en el río,
coloreando almas,
que es abrir caminos.
Anduve callando,
vi todo distinto.
Encontré otro sol
y un cielo infinito.
Soy siempre la misma,
parecida a ustedes,
simples pedacitos
que ruedan muy lejos.
Siento mil colores,
soy un poco cerro,
y soy un poco río.
REGRESO
Hay momentos
en que…
la ciudad…
se detiene.
¿Dejan de latir los corazones?
¿Nadie ensaya en el Colón?
Avenidas.
Bocinazos.
Obelisco.
Motoqueros.
Una última cerveza en la ciudad.
Y regreso.
A los lapachos.
QUENA DE LOS ANDES
Quena de Los Andes,
soñada desde la cuna misma de la caña,
por aquel capaz de intuir
la perfección de tu sonido.
Caña transformada
por quien supo tallarte,
esperarte y sostenerte.
Caña hecha música
por el arte del que crea sonidos desde el aire.
Quena de Los Andes,
sólo el aliento del elegido
es capaz de invocar en melodías
los antiguos espíritus tutelares de los cerros.
Quena de Los Andes,
armonía ancestral del Altiplano.
TRADUCCUÓN AL QUECHUA
Nota: Nora Coria agradece a Carmelo Sardinas, Tayta Ullpu, Prof. de Cultura y Lengua Quechuas.
* * *
Qenaqa antimanta,
nosqosqa kirawnin soqosmantapuni,
jaqhayrayku usaqennin tinkaynin allin sumaqe kaymin qanpa chanrayki.
Soqos rajnisqa,
wajnachaska qenapi pichus llajtayta yachaq,
suyaynipi; jap´iyniypi;
soqos ruwasqa chanray allwika pichus kaman wayramanta.
Qenaqa antimanta,
samalla ajllasqajpa usaqen waynayashan misk´i takikuna unaykuna llakhayan orqhokunamanta.
Qena antimanta,
munijya ñawpamuchiq Punamanta.
VILCANAKUY
Viajemos hacia Los Andes, busquemos los ásperos y coloridos cerros jujeños y elijamos uno en la Quebrada de Humahuaca. Tomemos por un sendero pedregoso e iniciemos la marcha. Respiremos el aire puro que se nos ofrece. Comencemos el ascenso. Trepemos sin titubeos bajo un cielo siempre azul. Hallemos, entre erguidos cardones centenarios, el sitio que habitaron nuestros ancestros. Una vez allí, el esfuerzo de la trepada será ampliamente recompensado, cuando el tiempo y el espacio se conjuguen para hacernos comprender, en «retumbos de antigales», nuestras raíces…
Acaso el silbido del viento entre las gruesas espinas o el repiqueteo de una cabra sobre las piedras, quizás el eco de antiguas ceremonias sobre las pircas, continúen honrando a la Tierra y al Sol. Escuchemos. Son los sonidos de la naturaleza, y los signos de nuestra verdadera historia. Escuchemos… Es la música de Vilca.
Vayamos hacia el Altiplano, caminemos bajo un sol vital e imperturbable; detengámonos para apreciar el paisaje, tan pleno como despojado; sintámonos a un mismo tiempo ser todo y ser nada en la inmensidad de La Puna.
Ahondemos en la siesta. Tal vez ruede alguna piedra o un hilo de agua corra furtivamente. Acaso cruja el pasto seco bajo las pisadas de un pastor o una vicuña, quizás alcancemos el chasquido opaco de un telar que anuncia la prenda terminada. Esperemos los silencios de la noche en la altiplanicie. Una luna perfecta nos convoca. Atrevámonos a aceptar su invitación. Descubramos que es en ese cielo y no en otros donde se refugian todas las estrellas que la ciudad espanta. Agudicemos el oído y escuchemos… Es la música de Vilca.
Recorramos parte por parte Humahuaca, caminemos los pueblos quebradeños, alleguémonos a los vecindarios más apartados. Oigamos nuestros pasos sobre las calles de piedra, sintamos la tierra. Sepamos andar compartiendo el saludo, el vino, el sol, el pan y las palabras. Experimentemos la espiritualidad de su gente. Descansemos en una vieja estación abandonada y esperemos «el último tren». Ahí vuelven, en eco, la locomotora y el rítmico traqueteo. Soñemos que un sikus es el silbato que anuncia el retorno de todos los trenes. Viajemos. El oído atento… Escuchemos… Es la música de Vilca.
Ricardo Vilca, bendecido con un talento indescriptible, un alma conmovedora y amable. Humahuaca no es la misma sin la ilusión de volver a encontrarte.
Confiamos en que estás brindando el mejor de tus conciertos en un escenario supremo. Extrañamos tu presencia, pero te recuperamos siempre desde tu obra y esperamos… Esperamos atentamente los sonidos que el viento nos trae cuando Dios silba desde Los Andes.
¡Te buscaremos, maestro!
¡Nos reencontraremos en la armonía de música y de vida que nos enseñaste!
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* Nora Coria. Escritora argentina nacida en Buenos Aires. Sus textos narrativos y poéticos comunican temáticas diversas, si bien han sido vivencias arraigadas en lo ancestral y la cosmovisión andina lo que la orientó hacia la escritura en 2006, desde entonces agradece reconocimientos en premios, menciones, publicaciones. Es profesora en Castellano y Literatura. Asistió a seminarios y cursos sobre Arte, Literatura, y Cultura y Lengua Quechuas. Dirige el Taller literario Identidad y Café literario. Participa en proyectos para promoción de la lectura y desarrollo de la expresión literaria. Premios: Consejo General de Cultura y Educación de Provincia Buenos Aires. S.A.D.E. Baradero. Secretaría de Cultura Municipalidad Berazategui. ONG noalamina.org (Esquel). Museo del Tango de Ituzaingó. Biblioteca Popular Beck-Herzog, (Santa Fe). Editorial Mis escritos. Menciones: Fundación El Libro (Feria Libro Infantil Juvenil Buenos Aires) – Diario Canelones Hoy (Uruguay). Gardel BAs. Secretaría de Cultura Municipalidad Tres de Febrero. Secretaría de Cultura Municipalidad de Chacabuco. Asociación Tango al Mundo- Foro de la Memoria de Pompeya. Distinción Poesía en Ecoloquia. Publicaciones: «Versos vitales», y participó en más de diez Antologías como escritora premiada, auspiciadas por organismos oficiales y privados, así como en numerosas revistas literarias de medios gráficos y virtuales y en su blog www.noracoria.blogspot.com. Correo-e: noracoriabreg@hotmail.com
Estimada Nora: Te felicito por tu creatividad, imaginación y la riqueza de tus textos. Te deseo feliz Navidad al lado de tus seres amados y un año 2014 lleno de buenas letras. Desde Guatemala, Chente.