Filosofía Cronopio

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Dar a leer literatura en Colombia desde Jacques Derrida

DAR A LEER LA LITERATURA EN COLOMBIA DESDE JACQUES DERRIDA

Por Freddy Puentes*

Nuestra concepción, subscribiendo a Derrida, es que no se puede separar el pensamiento de la lengua, las palabras son pensamientos, no son instrumentos neutros, la lengua no es sujeto ni objeto, el discurso sobre la lengua no se deja esencializar, no hay metalenguaje porque, como afirmó Derrida en el seminario «Lengua por venir», recordando a Heidegger, cuando hablamos lo hacemos en una lengua y «cuando queremos hablar de la lengua seguimos hablando en la lengua» e incluso cuando salimos de la lengua «tenemos que hablar para hacerlo». En el seminario, Derrida afirmaba que no tenemos «un punto de vista lingüístico sobre la lengua que no sea transcendente a la lengua». La alienación forma parte —reitera quien estuvo en la isla colombiana de Providencia con René Major hace años— de nuestra experiencia originaria de la lengua: desde que hablo me someto a la ley de algo que no me pertenece, que es ajeno, el sujeto se «apropia de algo de lo que no puede apropiarse».

El Ministerio de Educación Nacional en un documento del 2006 llamado «Estándares Básicos de Competencias en Lenguaje, Matemáticas, Ciencias y Ciudadanas» habla de cinco ejes para distribuir los contenidos para enseñar desde los grados primero hasta undécimo, que son: Producción Textual, Comprensión e Interpretación Textual, Literatura, Ética de la comunicación, Medios de Comunicación y otros sistemas simbólicos, así que cada docente enseña —respondiendo a estos factores pero transformando la concepción semántico-comunicativa estatal— según estructuras curriculares prescritas. Hay que reiterar que la literatura es el fin, como afirmó Maurice Blanchot en su artículo «Poesía involuntaria», de «formas y valores utilitarios». La literatura, para decirlo desde Derrida leyendo a Stéphane Mallarmé, corta todo sentido ( tema significado ) y todo referente( la cosa misma o la intención del autor). La palabra, en consecuencia, hace desaparecer la cosa por la declaración de su nombre, creación del nombre mismo. La palabra no es, para Mallarmé, el elemento de la lengua porque la palabra tiene una unidad y ésta se pierde, según ha podido estudiarse, con las palabras anasémicas o las antitéticas. Un texto, sigue Derrida a Mallarmé, refiere «sin retorno a algo distinto de sí», «está hecho para prescindir de referencias», de la cosa misma, del autor.

Un enfoque semántico-comunicativo dice que hay unidades de significación en todo texto ,como predicaban categóricamente las teorías neocoloniales semiótico-lingüísticas , hacen uso de lo que Jacques Derrida llama «la falsa transgresión», es decir, la inversión simbólica, la polisemia que sigue «señalando hacia la ley», creen en la lengua como un sistema de signos, símbolos y reglas de uso. Esta concepción del lenguaje pertenece a una tradición saussureana, es decir, hegeliano-platónica, que afirma las propiedades lógicas del lenguaje, la identidad de un sujeto y la unidad de la palabra , interpretación teleológica reproducida por el Ministerio de Educación Nacional , justificada por un equipo de asesores lingüísticos y técnicos de la comunicación.

Las transformaciones sintácticas, fónicas o gráficas , alteraciones sintácticas, han dado lugar a obras singulares que solicitan la tradición como las de Mallarmé, Blanchot, Antonin Artaud, James Joyce, Edgar Allan Poe, Julio Cortázar ,Paul Celan, Edmond Jabès, Derrida, Bruno Mazzoldi, León de Greiff, José María Arguedas, José Lezama Lima han llevado, entre otras, la literatura hasta el límite.

La concepción semántico-comunicativa, promocionada por el Ministerio de Educación, es la que ha dominado en la cultura occidental , la cuestionamos porque funciona para el lenguaje corriente o usual pero pasa por alto el del arte en general. Theodor Adorno en su obra «Teoría estética» dice: «Ninguna obra de arte debe describirse ni explicarse con el empleo de las categorías de la comunicación». La obra de arte y el arte de la literatura están fuera o más allá de una «ideología comunicacionalista». Esto lo afirmó mejor Jean-François Lyotard en su obra «Lo inhumano» cuando dice que Adorno se inscribe en una tradición kantiana al reiterar la idea de que la comunicación en el arte «debe carecer de concepto», separándose de este modo de un pensamiento hegeliano, «reducción hegeliana de la obra a la dialéctica del concepto», «comunicación no conceptual» de las obras de arte que difieren todas las «teorías de la comunicación» y de la «pragmática comunicacional».

Los resultados de los procesos de aprendizaje del lenguaje en las demás áreas del conocimiento aquí en Colombia, enseñadas desde la Primaria hasta la Secundaria , no pueden ser predecidos, como lo haría la ciencia, porque cada disciplina tiene lenguajes diferentes como, por ejemplo, las «ciencias de la naturaleza» que, para Maurizio Ferraris en su ensayo «Notas sobre desconstrucción y método», son performativas, es decir, útiles: »Una investigación mitográfica de la tradición arcaica y una semiótica de los mitos de hoy son preferibles a la tematización de una mitología constitutiva y sin salida.»
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La enseñanza de la lengua castellana y de las literaturas en general no obliga, en absoluto, métodos de lectura sino el respeto a la ley del texto, a su idioma singular, atención a los períodos sintácticos, implicaciones político-racionales, enseñanzas que se pueden extraer de un texto. El crítico norteamericano Hillis Miller escribe en un magnífico ensayo llamado «Derrida y la literatura» que el «objeto literario» es accesible sólo a través de las palabras de la obra: «Nosotros sólo podemos saber aquello que las obras literarias dicen, lo que no se dice no puede saberse por ningún medio, ni siquiera puede saberlo el autor». La literatura, sin suspender la función referencial del lenguaje humano, pone en crisis las «propiedades lógicas del lenguaje», posibles por las categorías gramaticales ,por las leyes de la gramática, por la imposición colonial hecha por la cultura. La lectura literaria se sitúa, si seguimos a Blanchot, «más allá o acá de la comprensión», el texto escrito no está subordinado a reglas preestablecidas, prescritas, los artistas encuentran las reglas y las categorías, ya lo había dicho Lyotard, en el proceso de la obra o el texto, «pulsiones infrateóricas» que llevan a escribir, según Bruno Mazzoldi.

Aquí en nuestro medio colombiano hay que seguir con este proceso , lectura y escritura diaria, paciente y detallada de los textos, como expresó Bruno Mazzoldi con esa experiencia protestante —confesión sin confesor— que es su diario «Citas de Providencia», «adoptar la lectura semianalfabeta hasta la incorporación», «asimilación creadora», pensaba Lezama Lima o al escribir» el gesto «neo-barroco» (Cf. Calabresse 84) de repetir con «variantes mínimas» contenidos o estilos de autores», siguiendo a Sergio Ramírez Lamus en una obra editada en 1992 llamada «Culturas, profesiones y sensibilidades contemporáneas en Colombia».

Desearíamos, desde la heterogeneidad de discursos enseñados en la Primaria y Secundaria colombiana, que los estudiantes encuentren el gusto por la lectura, seleccionar inicialmente, más acá de los imperativos de «la economía de mercado», de « la industria editorial» o «cultura mediática», artículos interesantes de revistas internacionales o nacionales como, por ejemplo, «Semana» o periódicos como «El Espectador» o «El Tiempo», en ediciones digitales o impresas , donde —como sabe bien Jean-François Lyotard desde «Lo sublime y la vanguardia»— «la información» se convierte en dato, «deja de ser una información», desde «que se la transmite y comparte». Derrida escribió en un artículo alrededor de la guerra nuclear, traducido desde el inglés al castellano por el ítalo-colombiano Bruno Mazzoldi y Pabón Díaz, cómo la información informa, da forma, al contenido transmitido.

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*  Freddy Puentes es egresado de la Universidad de Nariño en Filosofía y Letras, Pasto, Colombia. Docente de la Institución Educativa Rural de Puerto Limón, Putumayo, Colombia.

1 COMENTARIO

  1. MOCOA, PUTUMAYO, FEBRERO 7 DEL 2015

    SEÑORES EDITORES DE LA REVISTA CRONOPIO: RECIBAN UN SALUDO CORDIAL DE MI PARTE , ESTA OCASIÓN ES PARA AGRADECERLES INFINITAMENTE LA OPORTUNIDAD QUE ME HAN DADO PARA PUBLICAR MI MODESTO ARTÍCULO EN SU PRESTIGIOSA REVISTA. SALUDOS DESDE EL SUR DE COLOMBIA DESEÁNDOLES SUERTE EN LA PROMOCIÓN QUE USTEDES HACEN DE LA CULTURAY DE AQUELLO QUE LA DIFIERE Y SE INSCRIBE EN SUS LÍMITES.

    CORDIALMENTE, freddy puentes

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