Fotógrafo del mes edición 100

FEDERICO RÍOS ESCOBAR




Foto: Gloria N. Ramírez – Oliveri

UN CLICK SOBRE SU VIDA Y OBRA

Por Gloria N. Ramírez – Oliveri*

Como los rompecabezas, las historias de vida también se pueden armar por partes. Con el paso del tiempo cada capítulo se va acomodando en su lugar. Hay quienes descubren desde niños el trayecto completo de su existencia. Al conversar con el reportero gráfico, Federico Ríos Escobar, y al dar un click sobre su vida y obra, se infiere que en cada etapa de su recorrido por esta tierra fue encontrando las pistas para la que sería su exitosa carrera.

Dos regalos que recibió de niño fueron fundamentales para convertirse en fotoperiodista. El primero fue una cámara XR110, con la que captaba sus aventuras y cotidianidad desde los 7 años. El otro, fue un viaje a la selva colombiana del Amazonas, obsequio que recibió de su papá al hacer la primera comunión. Al recordar este episodio, hace una pausa para encender un tabaco que saca del bolsillo de su chaqueta. (Dicen los que saben que del tamaño del puro dependerá su sabor y frescura). Su habano tiene la dimensión de un lápiz nuevo. Es largo, como para asegurar el disfrute de lo que sigue. El humo que exhala por boca y nariz parece aclarar su regreso al pasado. «Esa experiencia me marcó la vida, me enseñó a viajar», puntualiza.

Durante su adolescencia, se interesó por la música y la pintura. En la escuela de Bellas Artes de Manizales, su tierra natal, invirtió gran parte de su tiempo libre. Allí estudió, practicó y se decepcionó. Descubrió que la música no era lo suyo. La flauta no le sonaba. Tampoco se sintió con habilidades para la pintura. Lo que Federico no sabía por entonces, es que la formación artística siempre ha sido la base del conocimiento de los grandes fotógrafos. El lenguaje visual se estructura a partir de elementos comunes.

Después de explorar algunas carreras decidió estudiar Comunicación Social y Periodismo en la Universidad de Manizales. Ciertas materias del programa lo apasionaron desde el principio. A sus 20 años, también era fanático de skateboarding, un deporte que empezaba a ganar popularidad entre los jóvenes de la ciudad. Quienes conocieron a Federico Ríos por esos años aseguran que la patineta rodaba con él. Al desplazarse por la universidad la transformaba en morral, porque en ese claustro del saber su uso estaba prohibido. Cuando se le olvidaba o le pesaba, la usaba para hacer acrobacias por los corredores. Así lo hacía hasta que se encontraba a alguien con autoridad para volver a recordarle que su uso no estaba permitido. El decano de la Facultad, Dr. César Augusto Montes Loaiza —doctor en Comunicación y un hombre excepcional en todos los sentidos— lo amonestó algunas veces. De manera inexplicable él estaba en todas partes al mismo tiempo. Nada estaba fuera de su control. (Quien escribe fue testigo). El Dr. Montes contaba siempre con Federico para los eventos que organizaba la Facultad. Los dos eran apasionados de la imagen y se complementaban con ideas para hacer muy bien las cosas. Por sus méritos, Federico fue nombrado monitor de Fotografía. Desde entonces, se le fue viendo menos por los pasillos de la Facultad. Poco a poco se fue alejando de la patineta. El encanto del cuarto oscuro se le empezaba a revelar. La fotografía digital, vino después. Sobre esta época de su vida y con el tabaco a menos de la mitad, Federico Ríos reconoce que siempre ha estado rodeado de personas amables que lo han ayudado. Se toma su tiempo para mencionar a algunos de sus profesores y compañeros de clase.

En la actualidad, a sus 43 años, el trabajo de Federico Ríos Escobar es reconocido en Colombia y el exterior. Sus fotografías se han publicado en medios de comunicación de diferentes países. Su reciente trabajo para el periódico The New York Times sobre la inmigración ilegal, ‘Una economía bonita’: la industria migratoria del Darién es un lucrativo negocio, está dando mucho de qué hablar. Su contenido gráfico, por lo elocuente, es como la anaconda que cargó de chiquillo y que todavía le cuesta explicar con palabras.

Federico Ríos es un adulto ocupado. Siempre tiene asignaciones pendientes o proyectos por realizar. Algunas de sus fotografías se pueden apreciar en redes sociales con el hashtag #historiassencillas y #transputamierda. Para este encuentro, en algún lugar de las montañas de Antioquia, hubo que esperarlo varios meses. A comienzos de septiembre de 2023 regresó de Francia después de presentar y exponer imágenes de su libro Verde, sobre las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Familiarizado con la selva y con todo lo «Verde» que la ilumina y oscurece, entendió que documentar su patria era un asunto complejo, peligroso, y muy bello.

Como lo podrán apreciar los lectores de esta edición conmemorativa, las fotografías de Ríos no se parecen a las perfectas de la publicidad. Tampoco se aprecian de una sola vez como las que promueve la sociedad de consumo. En ellas no hay puestas en escena ni equipos de iluminación para realzar contenidos. Por el contrario, la fotografía periodística surge en milésimas de segundo y es el resultado de una búsqueda y observación constantes. El reportero gráfico hace lo mejor que puede con el motivo que tiene ante sus ojos. Las decisiones técnicas y de contenido se toman sobre la marcha. Para Federico Ríos, «la oscuridad» recurrente en sus fotografías, no es un asunto de carencia de luz, sino una elección deliberada para mostrar lo que de por sí es difícil y oscuro.

«Hablar del tamaño de la culebra, sin la culebra, me cuesta».


Foto: Jairo Ríos. Archivo particular.

Sin sospecharlo, la monumental anaconda que tocó y cargó de niño en el Amazonas, se convirtió en el símbolo de lo que a Federico Ríos le cuesta enunciar con palabras. Cada especialidad tiene un exponente: las noticias para los reporteros. Las cartas de amor, para los enamorados. Los expedientes judiciales, para los abogados… pero para captar la esfera cotidiana, para develar el sufrimiento, para mostrar la textura de una piel, para dimensionar la infinita gama de verdes de la selva, para revelar la pasión que se extingue en un cambuche y para todo lo demás que cuentan las fotografías, están los fotoperiodistas. El ejercicio del periodismo gráfico establece que cada imagen debería ser una declaración. La información adicional, sólo se brinda para precisar aspectos de tiempo, modo y lugar.

El Realismo, esa característica tan ligada al Periodismo Gráfico, apela siempre a los sentidos. Algo, en una buena imagen, debería producir asombro, emoción, rechazo. El resultado varía según el observador. En el libro VERDE, algunas de sus composiciones recuerdan a Walker Evans, maestro norteamericano del realismo en fotografía. Su trabajo sobre la Depresión económica de los años 30, es un documento histórico de las dificultades de una época. La pobreza de la América rural, fue el tema de Evans. El de Federico Ríos tiene como escenario la selva colombiana, la patria al margen de la ley. Es la Colombia con sus virtudes y desigualdades. «Humanidad y Realismo», condiciones esenciales del periodismo gráfico de todos los tiempos.

Una llamada telefónica interrumpe el viaje al pasado que había iniciado Federico Ríos para esta entrevista. Tiene que contestar. Asuntos importantes que no dan espera. Una de las periodistas del New York Times, Julie Turkewitz, lo llama para decirle que el trabajo sobre los inmigrantes ilegales por la selva colombiana del Darién ha sido muy bien recibido. Como la conversación con ella se estaba alargando, le dice:

«Te llamo después que estoy conversando con mi primera profesora de Fotografía».

El tiempo pasó muy rápido durante este diálogo. Federico Ríos Escobar se tiene que ir. El habano que encendió dos horas antes también se consumió.

Armar el rompecabezas de una vida toma tiempo. De manera que para terminar de completarlo vendrán nuevos episodios y circunstancias. Tómense el tiempo para disfrutar del extraordinario trabajo fotográfico de Federico Ríos Escobar. 

RECONOCIMIENTOS Y TRAYECTORIA

Ganador del ICRC Humanitarian Visa d’or award 2023
Fotoperiodista Iberoamericano del año, PoyLatam en 2023
Ganador Hansel-Mieth Preiss Alemania 2019
Primer premio Serie de noticias 2017
POY Latam Premio del Jurado en Days Japan 2017

Sus primeras exposiciones incluyeron La firma de Los Ríos en Video Guerrilha en São Paulo, Brasil (2013) y Transputamierda en el Festival Internacional de Fotografía de Valongo en Santos, Brasil (2016). En 2017, Ríos presentó su trabajo sobre las FARC, el grupo armado colombiano, en La Guardia Community College, Nueva York, en el festival Kaunas Photo de Lituania y en el festival Unseen Amsterdam. En octubre de 2017 mostró Transputamierda en el Festival Gabo de Medellín, y en 2018 realizó «Venus 41, trochas e incertidumbres» una exposición individual en el Museo de Antioquia en Medellín, Colombia. La exposición más reciente de Ríos, Los días póstumos de una guerra sin final, se inauguró en la Galería Bandy Bandy de Bogotá en febrero de 2020. Ríos ha ganado premios como el Fotoperiodista Iberoamericano del año, PoyLatam en 2023, Premio del Jurado en Days Japan (2017), el primer premio en la categoría News Series en POY Latam (2017) y el Hansel-Mieth-Preiss (2019). En 2014, fue invitado a participar en el Eddie Adams Workshop XXVII en Jeffersonville, Nueva York. En 2012, el fotolibro de Ríos La ruta del cóndor fue publicado conjuntamente por la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá y la Universidad de Caldas. Al año siguiente publicó Fiestas de San Pacho, Quibdó, junto con el colectivo fotográfico Mas Uno. Su fotolibro más reciente, VERDE, fue publicado por Raya con el editor fotográfico Santiago Escobar-Jaramillo en 2021. Su trabajo ha aparecido con frecuencia en The New York Times, National Geographic y otros medios como Stern, GEO, Time, Paris Match y LFI Magazine.

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* Gloria Nivia Ramírez Oliveri, es Comunicadora Social – Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín (1991), con un máster en Liberal Arts – Spanish en California State University Northridge, CSUN. Inició su carrera como reportera gráfica del periódico El Colombiano (1989), al registrar una de las décadas más difíciles de la historia reciente de Colombia. Sus fotografías se han publicado en diferentes medios periodísticos de Colombia y el exterior. La docencia y la investigación también hacen parte de su trayectoria profesional. Su tesis de grado (1991), Vigencia de la fotografía documental en la prensa escrita: Tras las huellas de Henri Cartier-Bresson en el contexto de Melitón Rodríguez, le abrió las puertas de la prestigiosa agencia de fotografía Magnum de París, de la que fue pasante en el año 1993. Es miembro de «Pacific Ancient and Modern Language Association», «PAMLA» y ha sido ponente de conferencias académicas en diferentes universidades de los Estados Unidos, país de residencia. Colabora con el equipo de investigación del programa de Periodismo en español de CSUN. Es editora auxiliar de esta revista y reportera «free lance».