FURIOSA: DE LA SAGA MAD MAX. LA VENGANZA RUGE

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furiosa

Por Rafael Mauricio París Restrepo*

George Miller es una figura fascinante en el ámbito del cine fantástico. Es conocido por su capacidad para narrar de manera dinámica, empleando enfoques visuales distintivos, que muchas veces rompen con las convenciones de los géneros cinematográficos. Su trabajo en la saga Mad Max revolucionó el género post-apocalíptico, presentando mundos desolados y personajes icónicos que reflejan la lucha humana en ambientes hostiles y el prevaleciente sentido de justicia. Miller no solo dirigió, sino que también coescribió y produjo estas películas, asegurando una visión coherente y única. Y, aunque Miller ha realizados otras películas, las de Happy Feet, o Babe el cerdito vienen a la memoria; su estatus de autor primordial del cine fantástico, siempre estará ligado a su desarrollo del universo de Mad Max; siendo sus aportes, tan importantes como los de Lucas y Spielberg, a la hora de valorar el desarrollo de este en los años ochenta, y su posicionamiento, consecuente, en la mente de los espectadores.

LA TRILOGÍA ORIGINAL (1979 – 1985). BARBARIE EN UN FUTURO PRÓXIMO

Su saga de Mad Max podría ser la respuesta «salvaje», al civilizado dogma que proponen las series de Star Trek y Star Wars; mas, sin caer en la oscuridad gótica o noir, de Ridley Scott en Alien y Blade Runner. El concepto principal es que el policía Max Rockatansky ha visto el mundo caer, por varias guerras, de las cuales, al menos una, fue atómica. Ante esto, los acuerdos fundamentales de una sociedad civilizada son reestructurados en clanes y pandillas que deben luchar por los escasos recursos que quedan, triunfando el más fuerte sobre el más débil. Sin embargo, en medio de la desesperanza aparece una figura legendaria, Max, quien impone la ley en medio del caos, no muy diferente a los personajes de los poemas épicos griegos.

La saga comienza con «Mad Max» (1979), donde Mel Gibson interpreta a Max Rockatansky, un policía en un futuro distópico donde el colapso de la civilización es reciente. Max es un rudo policía de carreteras que busca venganza después de que una pandilla de motociclistas liderada por Toecutter asesina a su familia. Esta es una película de bajo presupuesto, enmarcada en la sensibilidad (o, mejor, la insensibilidad) del cine grindhouse, el cine de teatros rotativos, donde la promesa era encontrarse con emociones fuertes y experiencias extremas. Violenta y descarnada, a veces irónica, a veces, intencionalmente caricaturesca, muestra la imposibilidad de encontrar la tranquilidad en una realidad que se cae a pedazos. La potencia de esta historia radica en las increíbles acrobacias con carros y motos, y en la creación de un héroe mitológico, en la misma vena de James Bond e Indiana Jones; pero, australiano, con chaqueta de cuero, escopeta y carro con motor V8.

La segunda entrega, «Mad Max 2: The Road Warrior» (1981), muestra a Max a modo de un solitario vagabundo en un páramo post-apocalíptico. Se une a una comunidad que defiende su suministro de gasolina de saqueadores liderados por el despiadado Humungus. Ahora, más en clave de ciencia ficción, la saga abraza, también, sus raíces de western, especialmente el italiano, presentando a su protagonista, en el rol de mercenario bondadoso que elige solidarizarse con los más débiles, enfrentando a los que utilizan la fuerza para amedrentar y oprimir. Aquí las persecuciones y acrobacias son más complejas; además, de presentar el estilo scrappunk que se caracteriza por imaginar cómo serían los objetos cotidianos si fueran reorganizados con partes de distintas fuentes; aplicándolo al vestuario de los personajes, sus armas y vehículos, que son híbridos, que oscilan entre lo extraño y lo monstruoso. Esta segunda parte es tan fundacional como la primera película de Star Wars, iniciando una tendencia artística que sería con frecuencia imitada, mas nunca igualada.

En «Mad Max Más Allá de la Cúpula del Trueno» (1985), Max llega a Trequelandia, una ciudad gobernada por Aunty Entity (Tina Turner). Allí es contratado para eliminar a una persona que se interpone a los intereses políticos de su contratista. Tras ser exiliado, descubre una tribu de niños perdidos y los guía hacia un lugar seguro. Esta película expande el mundo de Max, con un diseño de producción todavía más complejo, y mezclando la acción con una exploración de las conductas políticas más cuestionables que no desaparecen, ni siquiera en un oasis que pretende resucitar la civilización. Señalada de ser el eslabón más débil de la saga; es realmente un producto interesante de su tiempo, al tratar de vender, con las estrategias del cine fantástico más comercial, como lo es, el casting de artistas famosos y el mercadeo a través de canciones pop. Haciendo un énfasis más fuerte en el humor, «Más Allá de la Cúpula del Trueno», plantea la tesis de que intentar reconstruir una sociedad con sus antiguos vicios, llevará ineludiblemente a otra caída. Si se busca esto, debe hacerse desde la perspectiva de los niños que Max rescata, desde la fe y la inocencia. Aquí finaliza maravillosamente el arco del personaje, que fue de policía, a héroe y mesías que vaga por el desierto, lejos de un mundo que no aprende de sus errores.

LA BILOGÍA DE LA FURIA (2015 – 2024). DE SAGA A PROPIEDAD INTELECTUAL

Treinta años después la saga es retomada; aunque, las reglas han cambiado. Ya no es la época de las trilogías o las franquicias, sino la de las propiedades intelectuales. Por lo tanto, una película que iba a terminar el periplo del Max de Gibson, termina convirtiéndose en el inicio de una nueva trilogía; pues, en la época de los Avengers, es inútil ofrecer una película, cuando lo solicitado por los estudios, y lo más rentable es ofrecer una trilogía, una serie de TV de dos temporadas, cómics y videojuegos. Si bien, Gibson no tenía tiempo, ni edad para comprometerse con tanto producto; el rol fue entregado a Tom Hardy, quien se transformó en un Max traumatizado, furioso y derrotado.

Mucho se ha especulado sobre la cronología de estas cinco películas; y, aquí se intentará explicarlo desde una hipótesis, más o menos comprensible. La saga de Mad Max, posee hasta hoy cinco películas. Estas están divididas en una trilogía original, la de Gibson; y, una bilogía, más reciente, muy centrada en el personaje de Furiosa, una suerte de versión femenina de Max. Sin embargo, y llevando la contraria a la oficialidad, la trilogía parece desarrollarse en un universo; y la bilogía en otro, existiendo, ciertamente, el multiverso de Mad Max.

El primer universo, el de la trilogía original, tiene un estilo de western postapocalíptico inspirado por la saga de Yojimbo de Akira Kurosawa y la trilogía del Hombre sin Nombre de Sergio Leone. En este universo Gibson es un Max efectivo, lacónico y mercenario, características que lo hacen no solo el protagonista de la trilogía, sino, también, el motor de toda la narrativa, siendo, efectivamente el universo de Mad Max.

Ciertamente, esto cambia en la última bilogía; ya no solo, Max es interpretado por otro actor, sino que todo el concepto cambia, de western a fantaciencia. Esta se caracteriza por combinar elementos de fantasía y ciencia ficción; además, de no tener un solo protagonista, sino un coro de protagonistas; hacer énfasis en la construcción de mundo y poseer una estructura episódica. Estas condiciones son muy palpables en los trabajos Tolkien y Lucas, y al parecer, fueron referentes para crear las nuevas entregas.

En virtud de la construcción de mundo, se hace énfasis especial en describir la política, la religión, la economía, la cultura y el leguaje de este mundo, cosa que no pasaba en las cintas de Gibson. Y ya son episodios, pues si bien, primero se estrenó «Furia en el Camino» (2015); y luego, su precuela «Furiosa: de la saga Mad Max» (2024); ambas cuentan una sola historia, la de la vida de Furiosa, diferente a las de Gibson, que eran independientes. De hecho, lo ideal es ver primero, «Furiosa»; y posteriormente, «Furia en el Camino», en función doble, para apreciar el comienzo y el final de una narración, en la que ya el universo se siente grande, al estilo de Star Wars, Duna y el Señor de los Anillos; encontrando, la bilogía de la furia, como me gusta llamarla, la belleza en el deterioro de una forma épica y cinematográfica.

El presupuesto mayor de la bilogía, permitió desarrollar un scrappunk más ambicioso y sublime: creándose automóviles más monstruosos, algunos tan altos como una casa; e igualmente, escenarios y maquillajes más espectaculares, llenos de detalles en los cuales, de manera improbable, lo grotesco se vuelve atrapante; demostrando la versatilidad de la dirección de Miller, capaz de trabajar bien, en todo tipo de condiciones y circunstancias. En «Furiosa: De la Saga Mad Max», los mitos de Miller continúan con excelentes valores de producción y una historia de origen y venganza, que recuerda a la primera película, pero, enfocándose más a un tejido simbólico, rico y complejo.

FURIOSA, O EL DILEMA DE LA AMAZONA CON FIGURA PATERNA

Todo comienza en un desierto postapocalíptico. Furiosa de niña y su madre Mary Jabassa son capturadas por motociclistas liderados por Dementus. Mary es asesinada y Furiosa es adoptada por Dementus. Éste lucha con Inmmortan Joe por el control del yermo. En medio de la negociación, Immortan pide a Furiosa, para ser una de sus esposas. Furiosa, ya adulta, escapa de Joe, y se une al Pretoriano Jack, un personaje que transporta en un tráiler mercancía entre las fortalezas del yermo. Furiosa lo ayuda a repeler un ataque rebelde, para después, desarrollar una relación cercana. Dementus reaparece, planeando atacar a Immortan Joe, ante lo cual Furiosa aprovecha para vengar la muerte de su madre.

«Furiosa: De la Saga Mad Max», es la quinta entrega de la serie, y la segunda de la bilogía de la furia. Es una película de mujer vengativa, y en concordancia, sigue los temas y convenciones de este subgénero, al igual que clásicos como «Lady Snowblood» (1972-1973) y «Kill Bill» (2003-2004). De hecho, al igual que las antes mencionadas, está dividida en capítulos, que sirven para mostrar el progreso de la venganza; y, también, se cuenta en dos partes. Este subgénero es uno de los más controvertidos del cine, por su recurrente violencia gráfica; olvidándose, a veces, que es también uno de los más clásicos, y que su origen se remonta a las tragedias de la antigua Grecia. La figura femenina en el centro de estas narraciones es la de una amazona ofendida, o la de una víctima que se convierte paulatinamente en una amazona, ya sea por un aprendizaje o por un deus ex machina. La idea de un malvado cuyos crímenes aberrantes son castigados, letalmente, por una mujer, siempre es interesante; ya que la potente capacidad biológica de la mujer para producir la vida, debería ser equivalente, al menos en términos mitológicos, a su devastadora capacidad para producir la muerte.

Este marco narrativo de la venganza femenina es construido y enriquecido con alusiones a mitos y cuentos. Por ejemplo, la misión principal de Furiosa es regresar a casa, semejante a Odiseo con Ítaca; igualmente, en un punto, Furiosa se esconde entre los hombres, recordando al mito de Aquiles escondido entre las mujeres. Una estrategia tipo Caballo de Troya es usada para invadir un sitio llamado Ciudad Gasolina. En otro punto, una Furiosa, niña, engaña a un ogro malvado usando su cabello, en contraposición a Odiseo que usó piel de oveja para engañar a Polifemo el cíclope.

El simbolismo con el durazno y la capa de Dementus, el antagonista principal, es también algo importante; pues, la primera vez que vemos a Furiosa está tomando de un árbol un durazno, poco después cometerá el «pecado» de acercarse a unos motociclistas invasores y eso le costará ser raptada, o sea, simbólicamente hablando ser expulsada del paraíso. Por lo tanto, aquí el durazno es un símil de la manzana del Jardín del Edén, objeto que reaparecerá varías veces, en forma de semilla, para subrayar la promesa del regreso a casa. Finalmente, tras consumar la venganza, vemos a Furiosa, ya adulta, ofreciendo el durazno cortado a las esposas de Immortan Joe, y no se puede dejar de recordar a la serpiente, invitando a tomar la manzana en desobediencia a un dios; evidenciando en este caso, una invitación a la rebelión contra Immortan Joe, el dios del yermo. En cuanto a la capa de Dementus, el antagonista principal, una especie de anárquico Joker, enfrentado al imponente (y vaderesco) Joe; esta cambia de color varias veces en la película; primero, es blanca, cuando Dementus se presenta, inicialmente, en plan de mesías; enseguida se vuelve roja, por culpa de un accidente con una pistola de señales, coincidiendo con el momento en que Dementus decide retar a Joe por el dominio del yermo, exponiendo un temperamento sanguíneo y peligroso; en la parte final de la película la capa aparece opaca (medio roja, medio negra), quedando claro que Dementus no es un líder, sino un pandillero caótico, encontrándose este en retirada; y luego, capturado por Furiosa, quien usa la capa para «ponerse en la piel» de su enemigo, para ser tan cruel como él.

Sin embargo, el símbolo más interesante está escondido en el nombre de la protagonista. Furiosa es la versión femenina de Mad Max, y, en ese sentido, aparentemente, su nombre es una extensión de él, ya que Mad Max es también, en español, «Max el furioso». Pero, más curioso, es que el nombre Furiosa, contiene la palabra furia, probablemente, en referencia a las Furias o Erinias de los mitos griegos. Estas, también llamadas Euménides, son diosas que personifican la venganza, y que son temidas por su ferocidad. En la mitología romana se les llamaba furias, del latín Furiæ; o Diræ: «Las Terribles». Generalmente son tres y son figuras importantes en la Orestíada de Esquilo. Entonces, en este orden de ideas, en el personaje de Furiosa convergen el concepto de la Furia y el de la amazona. Siendo, de alguna manera, Dementus, una especie de figura paterna negativa, con la que esta amazona choca durante toda la película, en un afán mitológico por destruir esa masculinidad tóxica que la llama hija, y la obliga a realizar los roles más «usuales» de la feminidad. Con Immortan Joe, el choque será en la siguiente película, y de una forma más macro; pues, a su lucha se unirán muchas más personas, los oprimidos, los rotos, los que han perdido la esperanza.

Finalmente, vale la pena ver este inmenso díptico; no como parte de una trilogía, probablemente truncada; ya que se preparaba otra entrega sobre el Max de antes de «Furia en el Camino», que parece haber sido cancelada; sino, como una historia única de supervivencia dinámica, en las condiciones más adversas, en el escenario de un mundo agonizante. Ya veremos si Miller logra regresar a su yermo para añadir más detalles a un tapiz creciente lleno de violencia, incluyendo colores, texturas y sonidos, con una personalidad inigualable dentro del rango del cine fantástico.

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* Rafael Mauricio París Restrepo es publicista de la Universidad Pontificia Bolivariana, magíster en estética de la Universidad Nacional de Colombia y doctor en artes de la Universidad de Antioquia. Ha trabajado como docente en la Institución Universitaria Pascual Bravo, la Universidad Pontificia Bolivariana, la Universidad Católica Luis Amigó y Atec-Corporación Academia Tecnológica de Colombia. Igualmente hizo parte de la Corporación Madera Salvaje para la realización de video narrativo y experimental, y fue curador de la sala de cine del Museo de Arte Moderno de Medellín.

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