Literatura Cronopio

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HAY EDADES A LAS QUE NO SE LLEGA

Por Mabel Sobradelo*

Hay edades a las que no se llega
Por decencia,
Por la vida que duele,
Que se gasta,
Que se fuma,
Que se bebe
Y no se duerme.
Hay edades
Que las noches nunca se vuelven días,
Que los bastones son para otros;
Y los hospitales, castillos de hielo,
Y son habitados por fantasmas.
Que la tumba da paz
Y no se llora sobre los muertos bien vividos.
Hay edades sin sexo,
Sin amigos,
Sin placeres.
Edades en que la tierra da sentido
Y que desde abajo también se vive,
Se oye, se respira.
Que el poeta escribe sus mejores versos,
El filósofo sus mejores pensamientos
Y el músico sus mejores canciones.

A los solitarios
No se los entiende.
Se esconden.
Viven ajenos y distantes.

El silencio es oro.
Oro son los caminos
Por donde los pies levantan polvo.
Y los árboles sombra.
Los pensamientos, maravillas
Que se regalan a otros.
Los solitarios
Buscan estrellas, las cuentan,
Se pierden y vuelven a comenzar.
Se cruzan con pocos,
Pocos amigos,
Pocos amantes,
Todo poco
Porque los solitarios necesitan mucho.
De eso que no se entiende.

De las cosas que llegan a tiempo.
Algunos paisajes con sus gentes
Que no se parecen en nada al resto
Para safar del hastío justo a tiempo,
En el momento justo,
En el que la muerte es una buena idea.
Un día,
Lejos,
Un árbol junto a un río me contó
Que todo es más fácil de lo que se cree.
Me levanté en mi tristeza
¡Que sabrán ellos!
Con el tiempo les di la razón.
Los años pasaron.
Y con ellos, cientos de lágrimas
No lloradas.
La buena música de la Vargas,
Algunos cafés en el Tortoni,
Y mucho más tarde,
Con la guitarra y sus saberes, el señor Cabral,
Y para hablarme de amor Jaime Sabines.

* * *

Malditos todos aquellos que regalan relojes
Atados al cuerpo
Y sin querer recuerdan
Cada instante en nuestras vidas,
Cada segundo, minuto, hora,
Hasta algunos el día, el mes y el año.
Ayer hace un año que murió mi abuelo.
Eran las 4:30, hora de preparar mi café.
Así lo indica mi reloj.
Ridículo seguir atada.
La noche fue más noche que nunca,
Al igual que la tristeza
Y todas las muertes juntas,
Amontonadas, recuerdos colgados como marionetas.
La vida sigue, ríe y llora.
Ahora las cosas solo pasan.
No tienen horas, ni días, ni meses.
Y solo las recuerdo cuando me vienen en ganas.

* * *

Por la ventana que elijo
Entra la luna cada noche,
Refleja el nido revuelto,
El amor de gorrión
Que se estrella cada mañana.
Elijo dormir hasta que la noche vuelva,
Elijo las estrellas
Como deseos del alma,
A veces inconclusos,
Como los caminos no andados.
A veces elijo el día
Que aprieta cada órgano
Como madreselvas desesperadas.
De vez en cuando
Abro aquella ventana
Para que los sueños se realicen.
Se escucha a lo lejos,
Alguien canta,
Y este cuarto con estas paredes tan blancas
Se vuelven paraísos.

___________

* Mabel Sobradelo nació en 1970, en Argentina. Comenzó a escribir a los nueve años con el único afán de responder las cartas en forma de poemas que le dejaba su padre todos los días sobre la mesa de la cocina cuando llegaba muy tarde de trabajar. Ha participado en ediciones conjuntas con otros poetas argentinos. Asimismo ha publicado en la revista Avatares letras. También se ha dedicado durante muchos años a la docencia.

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