MÚSICA ANDINA COLOMBIANA: UNA REFLEXIÓN
Por Jaime Uribe E*
El folclor colombiano es muy rico, tanto en el número, como en la variedad de sus manifestaciones, a tal punto que cada una de las distintas regiones geográficas del país posee sus características folclóricas propias. La región andina colombiana abarca los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Huila, Tolima, Cundinamarca, Boyacá, Santander y Norte de Santander. Esta región se subdivide en regiones parciales, con características propias que se reflejan en el folklore regional.
En el folklore andino prevalece la cultura mestiza, con predominio de las supervivencias españolas sobre las indígenas. La influencia africana en la música andina colombiana es mínima. Solo basta con observar lo diferente que son la temática de las obras, cuyas letras son siempre románticas, delicadas, al igual que los bailes, además, de los instrumentos con que se interpreta, entre ellos, el tiple, la bandola y generalmente muy poca percusión, a diferencia de la música de las costas colombianas donde definitivamente la influencia de elementos africanos es muy alta.
Se destacan entre los repertorios de las tradiciones folklóricas andinas musicales los siguientes aires: El bambuco, el torbellino, la guabina, el pasillo, el bunde, la danza, el vals, el fox y la marcha
En la actualidad, al hablar de la música colombiana puede pensarse que, al parecer, ha pasado a un segundo plano, en parte debido a que las nuevas generaciones desconocen la riqueza que exhiben los variados géneros que presenta el folclor colombiano. También, porque se ha deteriorado el desarrollo y la promoción de nuestra cultura, para dar paso a géneros extranjeros, a los cuales han ingresado al país y se han establecido como favoritos entre la juventud, con lo que se ha cambiado gran parte del imaginario sobre el cual se construye la identidad cultural y se ha creado un desconcierto que no construye sociabilidades, actitud nada conveniente para el desarrollo de la cultura musical de una nación.
Hasta mediados del siglo XX, la música andina colombiana era un género predominante en la industria cultural; su presencia era frecuente tanto en la radio como en conciertos y diversos escenarios artísticos del país. Llama la atención cómo, al parecer de un momento a otro, ésta empezó a desaparecer del ámbito de la industria cultural nacional. Una de las causas, pudiera ser el gran número de músicos europeos que fueron migrando a los países latinoamericanos, algunos a causa del caos que se vivía en la Europa de la posguerra.
Estos músicos asumieron el liderazgo de los cargos principales en las diferentes orquestas sinfónicas o en las cátedras de sus instrumentos, y en muchos casos la dirección de los Conservatorios, las Academias y las Escuelas de Música que para ese entonces tenía el país; desplazando a los músicos colombianos. No obstante su formación artística, muchos de ellos no comprendían la música colombiana, no tenían interés por ella y por obvias razones, no sabían interpretarla; por lo tanto, su primera y normal reacción fue proscribirla e inclusive como sucedió en algunas épocas de triste recordación, prohibirla en los conservatorios.
Otra causa importante del por qué la música colombiana ha ido desapareciendo de las salas de concierto y eventos masivos, como afirma el médico e historiador Luis Carlos Rodríguez Álvarez en su trabajo “Colombia Siglo XX”, es como los músicos académicos locales, subestimaban a los intérpretes populares, como fue el caso de Guillermo Uribe Holguín, quien después de llegar de estudiar en Europa se convirtió en duro crítico de otros compositores nacionales, entre ellos Emilio Murillo.
Hasta el momento, un siglo después, son pocos los conservatorios o escuelas de música de las universidades de nuestro país, en que existe cátedra de música popular, o de percusión folclórica. De vez en cuando, se realizan talleres de de interpretación, especialmente de plectros, como materias opcionales en la formación de los guitarristas. Este desdén de los músicos formados en conservatorios y escuelas por la música popular de nuestro país lamentablemente no ha terminado.
Las bandas: instituciones clave, pero en crisis
Una de las agrupaciones más representativas que aún se conservan en muchas ciudades de Colombia en el género de interpretación de música colombiana son las bandas, que se han constituido en instituciones fundamentales en la vida musical de muchas regiones y pueblos colombianos. El repertorio de las bandas, incluye en sus conciertos, por lo general obras populares colombianas y casi siempre de la zona andina. Por lo que se considera que son las únicas agrupaciones de carácter sinfónico, que están interpretando continuamente el folclor colombiano.
Al respecto, Egberto Bermúdez afirmó en Radio Indymedia en 2003: “Es, como se ha visto, una tradición muy antigua, pero que en nuestro medio no ha tenido el mismo protagonismo y publicidad que tiene la actividad de las orquestas sinfónicas. Sin embargo, es iluso pensar que la desaparición de las bandas tenga menos impacto en el medio musical. Por el contrario, afecta a mucha más gente, debido a que la música de banda es escuchada por el público de estratos más bajos, su interpretación y difusión se realiza a través de los medios de comunicación como radio y televisión, lo que no sucede en igual medida con la música de orquesta sinfónica”.
En Medellín, la Banda Sinfónica de la Universidad de Antioquia, interpreta en todos sus conciertos música colombiana, con especial énfasis en música andina y es considerada hoy como patrimonio cultural de la ciudad y el Departamento de Antioquia.
Una orquesta o una banda no pueden desaparecer y luego ser creadas de un día para otro. El alto costo de mantenerlas en funcionamiento y los problemas laborales inherentes a una agrupación de esta naturaleza, han sido siempre un reto para los gestores culturales. Solo se encuentra justificación a su existencia, si se tiene en cuenta el alto valor agregado en cuanto a difusión de cultura. Si no, de qué forma se comprende el esfuerzo tan grande que realiza la Universidad EAFIT y la Universidad de Antioquia, para citar solo dos ejemplos, al financiar sus dos agrupaciones sinfónicas.
La reciente desaparición de la Banda Nacional es un ejemplo, que indica que resulta mucho más costoso desmontar una agrupación y volverla a organizar, que simplemente mejorarla corrigiendo sus errores por graves que sean. Por otro lado, la oferta de opciones culturales, tanto para los músicos como para el público, continúa siendo lo más importante en la existencia de agrupaciones de esta índole, máxime, hoy cuando existen tantas academias y escuelas de música de muy diversos niveles, se debería responder a la creciente demanda de empleo, buscando fortalecer y ampliar las opciones profesionales existentes, y no propiciar su desaparición.
Es necesario agregar que, todo el buen trabajo que en la formación de jóvenes intérpretes han desarrollado durante los últimos años instituciones como la Red de Escuelas de Música de Medellín, o que con su programa de bandas, viene realizando en el Departamento de Antioquia se queda incompleto, si no conlleva a la formación de agrupaciones de esta índole, profesionales, bien remuneradas y sostenidas por el Estado. El país debería tener por lo menos una banda profesional en cada ciudad capital de departamento.
El clarinete en el folclor de la región andina colombiana
El clarinete fue introducido en Colombia aproximadamente hacia el siglo XVIII. Además de su desarrollo en las orquestas sinfónicas y bandas de Colombia, fue implantándose con propiedad en la música folclórica de diversas regiones del país.
Es así como aparece como instrumento principal en las “chirimías” de la región pacífica, como protagonista importante en la “cumbiamba” y el” fandango” de la región Caribe; poco a poco se ha ido involucrando en los joropos y pasajes de los llanos orientales, y ya entrado el siglo XX, irrumpe con fuerza en la música andina colombiana
El historiador José Ignacio Perdomo Escobar en su libro: Historia de la música en Colombia, menciona que existían clarinetistas expertos en Colombia desde el siglo XVIII; sin embargo, no se tiene mucha información de estos intérpretes.
Ya en el siglo XX, uno de los principales clarinetistas colombianos fue el profesor Roberto Mantilla Álvarez, solista de la Banda Nacional y posteriormente de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia.
Su profesor fue el maestro Solón Garcés, excelente clarinetista de principios de siglo, de formación principalmente empírica y quien a su vez estudió con un clarinetista italiano de apellido Delpistolla, que había venido al país como solista de clarinete de una compañía de Ópera que visitó a Colombia a principios del siglo XX. Dichas compañías, según narra el presbítero José Ignacio Perdomo Escobar, llegaban a nuestro país y permanecían en él, por largos períodos, y en algunos casos establecían vínculos familiares con la población colombiana, y se quedaban a vivir en nuestro país, por lo cual fueron estos músicos los primeros profesores de instrumento en el país.”Historia de la Música en Colombia” Perdomo Escobar, 1980.
Otros clarinetistas destacados de esta época fueron: Jerónimo Velazco González que ejerció sus funciones en Cali y Bogotá y formó muy buenos discípulos. Julio Gómez, también primer clarinete de la Sinfónica de Colombia, Antonio Álvarez segundo clarinete y solista de la Banda Nacional, el “Negro” Martínez, Luigi Neroni, quien fuera primer clarinete de la Banda Nacional por espacio de tres años, por invitación del director de la misma, el maestro José Rozo Contreras.
Alfred Rosé, quien concurso en Europa y obtuvo una plaza en la Sinfónica de Viena; Armando Ananías, Jairo Peña, Alfonso Guerrero García, José Humberto Ospina Ruiz, Julio E. Mesa Giraldo, Roberto Vieco Ortiz, Ricaurte Arias Valencia, José Montoya, Pedro Nel Arango, el peruano José “El Cholo” Gallardo” y Efraín Moreno Restrepo quien también fuera director de la Banda Sinfónica de la Universidad de Antioquia.
En el género popular existieron muchos clarinetistas destacados, entre ellos: Álex Acosta, Luis Eduardo “Lucho” Bermúdez, Gabriel Uribe y Pedro Nel Arango, excelentes clarinetistas, quienes realizaron las primeras grabaciones de música colombiana tanto de la costa norte como del interior.
Actualmente existen en el país muchos clarinetistas quienes constantemente están efectuando grabaciones de música colombiana, destacamos entre ellos al Maestro Carlos Piña.
Ninguna música folclórica se interpreta como se escribe. Tratar de escribirla de la forma en que se ejecuta, daría como resultado una partitura muy elaborada y confusa en el momento de leerla. De ahí, nace la importancia de abordar su análisis con la seriedad que la academia puede brindarle. Se considera entonces, que debe ser una obligación académica, realizar el estudio y la investigación de la música colombiana, no como una materia electiva, sino como imprescindible en todos los programas de pregrado.
Hacen falta en el país, más compositores y arreglistas para la música tradicional colombiana que con nuevas ideas y armonizaciones novedosas la conserven interesante y actual para la juventud.
Es fundamental destacar el aporte que maestros como León Cardona, José Revelo, Germán Darío Pérez, Victoriano Valencia, Luis Fernando Franco, Rubén Darío Gómez y Alfredo Mejía, entre otros, le han hecho a la música andina colombiana. Ellos son conocedores a fondo del folclor colombiano, pero al mismo tiempo han sido versados en lo académico, le han brindado un nuevo “aire” a la música andina, tornándola más atractiva, tanto para los intérpretes, como para el oyente que la disfruta, involucrando en este proceso también a las nuevas generaciones.
La Banda Sinfónica de la Universidad de Antioquia en concierto. Pulse para ver el vídeo:
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* La Columna Interludio es auspiciada por el Departamento de Música de la Universidad EAFIT. Jaime Uribe E. es clarinetista y saxofonista con importantes meritos artísticos y amplia experiencia profesional. Estudioso de la música de los Andes y la costa norte de Colombia, el Jazz, la música erudita, Bandas y Orquestas Sinfónicas, la docencia y la dirección musical. Graduado en saxofón y clarinete y especialista en Artes de la Universidad de Antioquia. Magister en Clarinete de la Universidad Eafit Es desde 1979, solista de clarinete de la Banda de la Universidad de Antioquia. Ha sido solista con la Orquesta Sinfónica de Antioquia y la Orquesta filarmónica de Medellín, La Orquesta de Eafit, la Sinfónica Nacional de Colombia y la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Es actualmente profesor de Saxo en la Universidad de Eafit y en la Universidad de Antioquia. Fundador y director de la Big-Band de Jazz de Medellín. Como solista ha grabado siete discos compactos con importantes empresas disqueras colombianas; además de sus múltiples grabaciones con orquestas de música tropical y cantantes nacionales y extranjeros. De especial merito son: Nominación al Grammy latino 2001, con el Álbum Seresta. El Gran Premio “Mono Núñez“como mejor solista instrumental en 1993 en Ginebra Valle.
En la foto donde están Gabriel Uribe y Efraim Moreno el otro maestro no es Bonifacio Bautista, es Gustavo Bautista, su hijo.