Invitado Cronopio

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Nezahulcoyotl

NEZAHUALCÓYOTL

Por Xánath Caraza*

En el momento que lo vio supo que su mundo cambiaría para siempre. Venus estaba sentada en un café cerca del cementerio romano mientras leía poesía. El cielo del atardecer tenía tonos rosados en un fondo azul turquesa. Lo distinguió por su peculiar atuendo y exquisita joyería. Lo siguió con la mirada, parecía como extraviado. Era muy atractivo, de ojos vivaces e inteligentes, de piel morena. Un verso apareció en la mente de Venus. Se sonrió. Evocó su poesía con la certeza de que era él. Intuitivamente lo sabía pero la razón le decía otra cosa. Lo siguió con la vista. Observó cada uno de sus movimientos, cada paso que daba. El corazón se le aceleró por un segundo y se levantó de un brinco, no podía dejarlo ir. Dejó en la mesa unas monedas y fue directo hacia él. Él la vio acercarse con determinación. Esperó a que estuviera a unos pasos de él, se miraron de frente, como reconociéndose, una corriente marina llena de poesía entró en los pensamientos de Venus, la hizo temblar de emoción, fue un instante eterno. Él sólo le dijo que la esperaba. Un largo abrazo, confortante, selló el encuentro.

Quería hablar con él. Disfrutar de su presencia, de su poesía. Pedirle que le leyera sus bellos poemas. Netzahualcóyotl, el rey poeta, estaba en Barcelona.

Lo admiró como se admira la poesía. Observó de cerca sus alhajas. Jade de verde profundo, conchas rojas y oro lo adornaban. Plumas de quetzal verdiazules decoraban su negra cabellera. Una capa blanca del algodón más suave entrelazada con plumas rojas, azules y amarillas colgaba de sus hombros. Cómo no admirar tanta belleza. Era imposible que pasara desapercibido.

Caminaron juntos y en cada paso ella sentía poesía emanar de todo el cuerpo de Nezahualcóyotl. Ese era su aroma. No podía dejar de olfatear esa embriagante esencia. Era una combinación sutil de poesía, selva y copal. La hacía temblar. Sus palabras se le saltaban a la mente. Versos completos aparecían en la mente de Venus cada vez que aspiraba su aroma.

Caminaron a lo largo de la Rambla. La avenida con árboles a cada lado, cientos de turistas con cámaras fotográficas, gente local, que iba de un lado a otro, y un sin número de puestos de venta de amarillos girasoles, rosas rojas, suvenires multicolores y pintores callejeros. A ella, en un ensueño, le asaltaban versos de su poesía. La emoción la invadía. Venus le preguntó si quería tomar algo. No sabía de qué hablarle. La poesía de Nezahualcóyotl vibraba en su cabeza. Él la miró con calma, como queriendo controlar el torrente de poesía que sabía que Venus estaba experimentando, le dijo que quería ver el mar, que más tarde se sentarían a tomar algo. Ahora, quería ver el mar Mediterráneo. Siguieron caminando entre flores blancas, rosadas, anaranjadas, mosaicos en el piso rojos, azules y amarillos y gente que no dejaba de transitar en un constante vaivén por la Rambla.
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Se acercaron más al mar. El aroma azul del mar empezaba a competir con la esencia de copal y selva de Nezahualcóyotl. Al llegar frente al Mediterráneo, sin decirle nada, comenzó a recitar para ella. Ahí estaba, apenas y lo podía creer, estaba viéndolo, escuchando su poesía. Trataba de disimular la explosión de sentimientos que le causaba verlo, escucharlo, absorber su aroma. Reía nerviosa y discretamente para sus adentros. Recordó, que esa mañana, antes de encontrarlo, leyó en voz alta algunos de sus poemas, «…amo el canto del zenzontle, pájaro de cuatrocientas voces, amo el color del jade y el enervante perfume de las flores…»

Venus supo que iba a comenzar un diálogo más allá de las palabras. Entre miradas discretas, rimas y metáforas comenzó a temblar. Parecía que una eternidad de suaves sonidos la acariciaba. El azul del mar competía con el azul del cielo. Ella sintió cómo las palabras se adherían a su cuerpo, a su espíritu. Un sentimiento de paz la invadió. El azul del mar la cegaba y un par de lágrimas escaparon de sus ojos. De pronto, Venus se empezó a desvanecer. Primero, sus brazos se llenaron de palabras cubriendo en un instante todo el cuerpo. Parecía estar tatuada por completo de poemas en cada centímetro de su piel. Al minuto siguiente, el cuerpo de Venus empezó a desaparecer quedando sólo palabras. Los versos empezaron a fluir desde sus brazos, al tiempo que flotaban y se integraban en la atmósfera. Los versos se separaron en palabras, luego en sílabas. Con el ritmo de su voz ella se iba esfumando cada vez más al tiempo que se integraba al torrente de pasión de la voz de Nezahualcóyotl. Cuando finalmente Nezahualcóyotl acabó de recitar, aspiro profundamente la última de las estrofas de lo que había sido Venus. Su corazón no dejaba de palpitar y en silencio miró hacia el sol mientras se deleitaba con el rosado atardecer frente al mar. Comenzó a recitar otro poema con renovada fuerza. Su voz emitió un nuevo oleaje de pasión. Entró al mar lentamente y lo último que sintió fue el azul profundo del Mediterráneo chocando contra su pecho.
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* Xánath Caraza es viajera, educadora, poeta y narradora. Fue nombrada la autora latina número uno de los diez mejores nuevos autores para ver (y leer) en 2013 por LatinoStories.com. Su poemario, Conjuro, ha recibido los siguientes premios y reconocimientos: poemario finalista en la categoría, ‘Ficción: Multicultural’ de 2013 International Book Awards; segundo lugar en la categoría, ‘Mejor libro de poesía escrito en español en los Estados Unidos’ y mención honorífica para la categoría ‘Mejor Primer libro en español, Mariposa Award ambos reconocimientos como parte de 2013 International Latino Book Awards.  Caraza ganó el concurso Internacional de Cuento en español de Ediciones Nuevo Espacio en 2003 y fue finalista del primer concurso internacional de cuento John Barry Award.  Originalmente de Xalapa, Veracruz, México ha vivido en Vermont y la ciudad de Kansas. Tiene una maestría en Lenguas romances. Enseña en el departamento de lenguas extranjeras y literatura de la Universidad de Missouri en la Ciudad de Kansas (UMKC). Tiene la sección de poesía y narrativa en la Revista Zona de Ocio en México.  Caraza fue juez para el concurso de periodismo José Martí en 2013 y ha organizado el National Poetry Month en la página de Con Tinta por dos años consecutivos, 2012 y 2013.  Caraza es miembro del círculo de consejeros, Con Tinta, una organización literaria en los EE. UU. y fue parte de la mesa directiva del Latino Writers Collective de la ciudad de Kansas. Ha enseñado en México, Brasil, China, España y los Estados Unidos.  Su arte ha sido mostrado en el museo de arte Nelson-Atkins en la ciudad de Kansas.

Este relato hace parte de la coleccion de cuentos «Lo que trae la marea» / «What the Tide Brings» (Mouthfeel Press, 2013).

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