Invitado Cronopio

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Mera sugestión

MERA SUGESTIÓN

Por Fernando Sorrentino*

Mis amigos dicen que yo soy muy sugestionable. Creo que tienen razón. Como argumento, aducen un pequeño episodio que me ocurrió el jueves pasado.

Esa mañana yo estaba leyendo una novela de terror, y, aunque era pleno día, me sugestioné. La sugestión me infundió la idea de que en la cocina había un feroz asesino; y este feroz asesino, esgrimiendo un enorme puñal, aguardaba que yo entrase en la cocina para abalanzarse sobre mí y clavarme el cuchillo en la espalda. De modo que, pese a que yo estaba sentado frente a la puerta de la cocina y a que nadie podría haber entrado en ella sin que yo lo hubiera visto y a que, excepto aquella puerta, la cocina carecía de otro acceso; pese a todos estos hechos, yo, sin embargo, estaba enteramente convencido de que el asesino acechaba tras la puerta cerrada.

De manera que yo me hallaba sugestionado y no me atrevía a entrar en la cocina. Esto me preocupaba, pues se acercaba la hora del almuerzo y sería imprescindible que yo entrase en la cocina.

Entonces sonó el timbre.

—¡Entre! —grité sin levantarme—. Está sin llave.

Entró el portero del edificio, con dos o tres cartas.
—Se me durmió la pierna —dije—. ¿No podría ir a la cocina y traerme un vaso de agua?

El portero dijo «Cómo no», abrió la puerta de la cocina y entró. Oí un grito de dolor y el ruido de un cuerpo que, al caer, arrastraba tras sí platos o botellas. Entonces salté de mi silla y corrí a la cocina. El portero, con medio cuerpo sobre la mesa y un enorme puñal clavado en la espalda, yacía muerto. Ahora, ya tranquilizado, pude comprobar que, desde luego, en la cocina no había ningún asesino.

Se trataba, como es lógico, de un caso de mera sugestión.

+ Este es un relato del libro De El mejor de los mundos posibles, Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1976.
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* Fernando Sorrentino nació en Buenos Aires el 8 de noviembre de 1942. Es profesor de Lengua y Literatura. Sus cuentos suelen entrelazar de manera sutil, y casi subrepticia, la realidad con la fantasía, de manera que no siempre es posible determinar dónde termina la primera y empieza la segunda. Parte de situaciones muy «normales» y «cotidianas»: pero, paulatinamente (y con toques de humor), se van enrareciendo y se convierten en insólitas o turbadoras. Algunos de sus libros son Imperios y servidumbres (1972), El mejor de los mundos posibles (1976), En defensa propia (1982), El rigor de las desdichas (1994), Existe un hombre que tiene la costumbre de pegarme con un paraguas en la cabeza (2005), El regreso (2005), Costumbres del alcaucil (2008), El crimen de san Alberto (2008), El centro de la telaraña (2008). Le pertenecen dos volúmenes de entrevistas: Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (1974) y Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares (1992). Numerosos cuentos suyos han sido traducidos a diversas lenguas europeas y asiáticas. Su página web es: https://www.fernandosorrentino.com.ar

El presente cuento está tomado, con autorización del autor, de El mejor de los mundos posibles, Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1976.

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