Por Henry Posada Losada*
No creo que haya alguien de ésta membresía literaria que no haya emprendido alguna, vez en complicidad con sus amigos, la creación de una revista; y siempre las mejores son aquellas que convocan a un puñado de románticos sin un peso, pero con un entusiasmo desbordado por materializar sus sueños. Es esa mi experiencia. En la Universidad del Valle un grupo de poetas, estudiantes de literatura, lectores de Rimbaud, Rilke, Baudelaire, bajo la tutela de Estanislao Zuleta —cuando en la U. se hacían misas negras en el parque Freud y no faltaban las peñas musicales y los graffittis imitando el mayo francés: «La imaginación al poder», «Debajo del pavimento está la playa», «Amaos los unos encima de los otros», etc.— creamos Barcalebrio en homenaje al poema de Rimbaud, El barco ebrio. Salía irregularmente, pues siempre teníamos el bolsillo roto de socialistas y alguien que fungía de mecenas nos echaba un cable en cada edición. Celebrábamos con verdadero frenesí cada número. Fueron pocos. Aquello fue efímero y aunque la calidad de la revista era altísima nunca apareció quien financiara ese hermoso proyecto. Unos años después aquí en Bogotá, hice parte de otro bello proyecto, Papel de luna, casi como la película de Peter Bogdanovich, ¿o era Luna de papel? ¡Hace tantos años! Fue ahí, en la Perseverancia; Antonio, Alberto, chelo, entre otros, sacábamos de los cuarteles de Luna de papel, poesía, ensayo, pintura, todo lo que seduce de una revista literaria: bien impresa, buena fotografía, policromías, galeradas, portada, ¡cómo nos unía ese proyecto! Ya empezaba a sospechar que duraría poco y así fue también Luna de papel, se dejó morder tristemente por el tiempo, la falta de apoyo económico la hundió en el olvido.
Mi amigo Juan Manuel Roca también quiso tener su revista literaria, la llamó La sangrada escritura. Insistió varios números y terminó con un arrume de ellas en el zaguán de su casa, desangrándose sin lectores; aunque su singularidad, empezando por su formato tabloide, atraía. ¿Hubo problemas de distribución?, ¿un desfase en la inversión y edición? He visto muchas revistas literarias que uno quisiera tener cada trimestre, al menos como Conversaciones desde la soledad, de otro amigo, Santiago Mutis, exquisitamente editada, con contenido en cada una de sus páginas, y va en 4 números ¡y nada que vuelve a salir! Creo que uno de los testimonios más bellos de tenacidad, amor, pasión por una revista lo tiene el escritor, editor y director de Puesto de combate, Milcíades Arévalo, 30 años viajando por las procelosas aguas de la literatura, dándole la oportunidad a voces que sin su revista hubieran permanecido en la oscuridad, anónimas. Cada número es una aventura, y a pesar de las dificultades, a veces de mucha incomprensión de entidades que podrían avalar éste sueño, apoyándolo de cualquier manera, Milcíades, como un taumaturgo, saca otro número de Puesto de combate y uno no sabe cómo hace, pues él con generosidad los entrega a sus amigos, cómplices con su aventura. Desapegado como siempre ha sido Milcíades, en cada edición queda con deudas y de vez en cuando nos asusta con hacer el último número, pero por fortuna son amagues y con más ímpetus de los cuarteles de su sociedad de la imaginación sale airosa su revista para la que esperamos más blanduras económicas. Creo que aunque hayan excelentes revistas como el Malpensante y Número que tienen toda una infraestructura y hasta festivales como el F10 (va para el 11) como la que dirige Andrés Hoyos y mi amigo Mario Jursich, las otras revistas como Libros & letras, a quien felicitamos por sus 6 años, El Aleph, Noventaynueve, que hace en Cartagena Gina Ruz Rojas, la que dirige en Riohacha Betsy Barros, de poesía… Tantas y tantas que persisten en el tiempo o se ahogan en dificultades y perecen, da alegría saber que vivimos en el país de las utopías y hacer una revista literaria es una de ellas.
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En Cronopúsculos, Henry Posada nos hablará sobre los temas que lo apasionan, como el cine, la literatura, los viajes, y los recuerdos del trasegar por esta tierra.
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* Henry Posada Losada ha sido «periodista estrella» de la cultura, como lo nombraban en el Canal Capital. Dirigió el programa «Amaneciendo» en Señal Radio Colombia y también dirigió el Diplomado de La fiesta de la lectura con la Universidad Pedagógica. Actualmente dirije el programa Tintos y Tintas «El bello magisterio de la palabra», que se emite hace 25 años por las hondas hertzianas de varias radio-estaciones culturales, originando en la emisora de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá 98.5 FM con retransmisión en U.N. Radio Medellín 100.4 F.M., leyendo las creaciones de los grandes novelistas e invitándolos a conversar en los micrófonos de U.N. Radio. Se dedica a la escritura de novela y poesía. Fue ganador del concurso de cuento de la Universidad de los Andes con «Sandro de América» en el año 2014.