LAS QUIMERAS DEL TIEMPO
Por Paula Andrea Pérez Reyes*
LA QUIMERA DEL HERMENEUTA
I
Escribo por fuera de las márgenes del mundo,
no lo hago para hablar por él.
No lo hago para hablar por mí y argumentar.
No tengo la potestad de creer que encuentro la voz de Dios entre sus líneas;
precisamente por eso escribo con un pie de página
siguiendo los pasos de Aquel invisible siempre presente.
II
Hay ventanas de ventanas
y márgenes del mundo que dejan un pie de página en eso que solíamos llamar historia.
III
Hay razones que arrojan un desencanto con su tiempo,
máscaras que transitan de cara en cara.
Escribo a las márgenes del mundo
por ella y desde ella.
La marginalia es el trazo de mi vocación.
IV
Al Maestro Catalán Joan Carles Mèlich.
Seguimos leyendo el mundo.
Sigo al lector de la vida para comprender que el destino es una trampa de la mente;
es la astucia de la razón que se burla de los hombres a través del tiempo.
Hago anotaciones al margen del libro de la vida
que se escribe sin depender de la Era en la que me encuentro.
En la eterna biblioteca,
en cualquier lugar del Nirvana,
hago un pie de página.
Instante para poetizar, para sentirme Adán, aunque soy Sherezade.
Escribo a las márgenes del mundo
para comprender otra manera de perderme
detrás del telón de lo creado
cuando todo es Babel.
Sigo los pasos de John Wilkins desde las márgenes que toman distancia
de aquellos elegidos en la lotería de Babilonia.
ENTRE LOS DEDOS DE GOYA
Entre los dedos de Goya queda algo de tinta para pintar el cuadro que mide los días. Una escena brota de sus manos, cuando la historia se cuenta antes de que los tiempos anunciaran el principio.
Veo el paisaje que cuelga de una pared empolvada que sostiene la memoria.
Allí, el sol abre su boca y se traga al mundo.
Por la astucia de la razón, ella abre un pabellón y entre sus dientes se desliza la agonía luminosa y a eso Dios lo llama día.
Al séptimo día nadie descansa, un telón negro devora las ilusiones, mientras el sol esconde su rostro y se olvida del ocaso.
OBERTURA A MI FRAGILIDAD
A los días en que estuve rota.
En el suelo se suman los granos de arena
y de la vida solo algunas gotas.
Podía contar cada minuto mientras las agujas traspasaban mis venas.
El grito contenido quedaba en mi piel mientras se escuchaba un tambor agudo que no paraba de sonar.
De repente una caricia
y en el cuarto oscuro
unas luces fluorescentes jugaban con los conejitos de mi sombra.
Podía entrar en el lienzo pegado en la pared
encontrar otro aire, otras calles.
Un lugar esperaba por mí mientras buscaba despedirme de mi madre.
Esa era la entrada;
en la baldosa rodaban unos pétalos color escarlata.
LÁGRIMAS DE PIEDRA
Para aquella madre,
la que llora en silencio
porque le arrancaron a su hijo del pecho.
Seguimos llorando por tu partida.
Las lágrimas de doña Lorenza son un grano de arena en la piedra.
Ella llora y se hace esfinge, una roca que cuenta a sus hijos con los dedos de una mano.
La Obertura es aquella medida de sus remembranzas.
Es el inicio de una canción de cuna con la que mece al niño de las botas al revés. Detrás de la montaña se escucha una melodía que se hace medida, herida, quimera. Un pozo que revela el eco de todas sus desgracias.
La cama de Doña Lorenza es la tumba de su hijo José María Amador,
una figura baladí para sus visitantes.
ELA SOBRE LA LAGUNA DE ESTIGIA
A Gustave Doré que sigue en la barca.
Ela va en la barca sobre la laguna de Estigia.
Ela suspira sobre sus corrientes;
y en un vaivén de venenos para prolongar el recorrido
encuentra
un alma atrapada
en una esquina de la barca.
La vida es una débil llama que danza las melodías de momentos,
Ela es una vela que se mantiene encendida,
alumbra sobre la laguna de Estigia.
El tintineo de las monedas hace contraste entre las moradas de la tierra y el mundo del olvido.
Esta noche no viene Flegias.
Esta noche no nos visitará Caronte.
Esta noche Ela deja los cuerpos a las puertas del abismo.
Yo tengo dos monedas en mi bolsillo.
Mi barca se acerca al final del recorrido.
* * *
Los presentes poemas hacen parte del poemario Las quimeras del tiempo, publicado por Fallidos editores en 2022.
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*Paula Andrea Pérez Reyes es Abogada, doctora en Filosofía y Poeta. Docente Investigadora Junior ante Min ciencias de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Pontificia Bolivariana y experta en pedagogía para la paz y mecanismos alternativos de solución de conflictos. Desde 2017 dirige el Semillero de Transformación de Conflictos y el curso MARC 6: Literatura y Conflicto (Universidad de Antioquia). Es Doctora y Magíster en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana. Defensora de derechos humanos con énfasis en el reconocimiento de los derechos de víctimas y personas con discapacidad. Miembro fundadora de la Red para el Estudio del Proceso y la Justicia.
Ha participado como presentadora, conferencista y poeta en eventos nacionales e internacionales en países como Ecuador, México y Perú. Ha publicado numerosos poemas, artículos, columnas y capítulos de libro, en donde se destacan: su participación en la antología «Poemas del barrio a la ciudad» (Tragaluz Editores/Comfenalco Antioquia), selección de poemas para la revista «Ablucionistas», «Poesía por Colombia» (Editorial La Otra, México), «Cuadernos de educación y alteridad, el deseo en la creación poética» y selección de poemas para la revista «Kametsa». Es autora del libro Cuando escribo sobre el muro, de la Colección Voces del Mundo, de Quirófano Ediciones de Ecuador. En 2021 fue reconocida por la Editorial Universidad Pontificia Bolivariana en la ceremonia de Autores Bolivarianos 2021.
Su segunda obra, Las Quimeras del Tiempo. Apuntes poéticos en tiempos de sufrimiento, fue reconocida por la Editorial Fallidos Editores como el mejor libro de poesía en 2021 y tuvo su lanzamiento el pasado 17 de septiembre en la Fiesta del Libro y La Cultura de la Ciudad de Medellín.
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