LEÓN DE GREIFF CONTRA LA GENTE NECIA: LA PROVOCADORA REVISTA PANIDA
Por Juan Diego Vélez Puerta *
En 1915 Medellín se encontraba en un proceso de modernización, en el que el capitalismo se instauraba como modelo de producción indicado para el país, pues ya se empezaba a gozar de la expansión de las exportaciones de café y el crecimiento de la industria textil en los campos del mercado mundial. Además de la incorporación de nuevos sectores sociales como el proletariado urbano, burguesía, clase media. La iglesia católica también era (como en los tiempos coloniales) el eje direccionador de la vida comunal medellinense, dirigiendo el ámbito privado de los hombres, siendo así la ideología oficial y el principal enemigo de las voces profanas emanadas por la revista Panida.
El contexto social del Medellín de la época, estaba claramente inserto en una sociedad netamente católica, encerrada en las «buenas costumbres» y en los principios del progreso material; por lo cual fue un ambiente hostil para que el joven soñador, el artista, pudiera llevar a cavo y con plenitud su deseo creador.
La revista Panida fue fundada el 15 de febrero de 1915 en Medellín, por un grupo de trece jóvenes, siendo estos: León De Greiff, quien dirigió los primeros cuatro números; Félix Mejía Arango, quien dirigió los seis numero restantes. Los acompañaron Teodomiro Isaza, Rafael Jaramillo, Bernardo Martínez, Libardo Parra, Ricardo Rendón, Jesús Restrepo Olarte, Eduardo Vasco, Jorge Villa Carrasquilla. Más tarde se unieron al grupo Fernando González, José Manuel Mora y José Gaviria. Todos habían nacido entre 1894 y 1898; eran pintores, poetas, músicos, filósofos, autodidactas, y estudiantes con el glorioso antecedente de la expulsión de sus respectivos colegios [1].
Los integrantes de la revista solían reunirse en un café llamado «El Globo», ubicado frente a la puerta del Perdón de la catedral de Medellín. Allí usualmente se dedicaban a jugar ajedrez, recitar poesía o leer sus ensayos; desde este lugar aquellos jóvenes daban un duro cuestionamiento a la vida de Medellín, dotados también de una particular visión algo pesimista de la forma en como se le imponía al joven vivir, en medio de un mundo en el que la utilidad del hombre es medida de acuerdo a su inserción en un ámbito de producción industrial y la obediencia a la moralidad católica imperante en el imaginario colectivo. Además de quejarse sobre el mal pago que la sociedad le rendía a la actividad del artista, en si, la revista Panida podría entenderse como una forma de reclamo de status profesional o de, al menos, la petición de respeto por las creaciones intelectuales» [2].
Estos jóvenes panidas, fueron fuertemente influenciados por la obra de Friedrich Nietzsche, Arthur Schopenhauer, y Edgar Allan Poe, por lo cual podían fácilmente, ser señalados de herejes o rebeldes. Esta influencia, les permitió además, a la juventud intelectual antioqueña ser una fuerza espiritual muy subversiva e iconoclasta, y quizá por ello, prefirieron pasar por heréticos, anti heroicos, y malditos antes que adherirse a las exigencias de su sociedad [3].
Cada uno de los integrantes de la revista tenía su estilo personal, pero todos tenían un particular punto en común y este residía en que no querían aferrarse a ningún molde, a ninguna exigencia de mesura clásica [4]. La publicación de la revista pudo editarse gracias a la generosa y paciente colaboración del litógrafo Jorge Luis Arango, quien permitió que su taller fuera invadido por los caprichos de los jóvenes panidas que, con sus exigencias individuales, llegaban a exasperar a los armadores e impresores que trabajaban en la litografía, por el diseño de la revista y según el testimonio de Horacio Franco, se supone que cada autor de Panida exigía un tipo de imprenta distinto para su texto y eso implicaba mas trabajo en el taller [5].
De incalificable, inclasificable, rara, vanguardista silvestre, ha sido tildada la obra de León De Greiff, y nada raro es ello, pues este, en su poesía, siempre intentó mostrar el gran repudio que le producía el razonamiento corriente, además de su imperante gusto por la vida bohemia y su fuerte protección de esta conducta muy propia de un artista como el.
Durante su participación en la revista, León De Greiff acostumbró a firmar sus obras bajo el seudónimo de Leo Le Griss o Gaspar de la Nuit, y depositó en ella su particular léxico poco usual, la ironía, el humor, que con un ánimo de renovación se pronunciaba contra la hegemonía de los sectores intelectuales encasillados en un pensamiento clásico y cuadriculado. Es necesario —creo— aclarar de nuevo que la poesía de León De Greiff nació en un periodo de transición de la historia colombiana. Varios son los autores que les adjudican a esos periodos de la historia la virtud de dar origen a grandes aportes intelectuales y de hacer más intensos los conflictos entre aquello que sucumbe y aquello que comienza a vivir [6].
Un perfecto ejemplo del pensamiento de León De Greiff y de su profundo hastío hacia las conductas de sus conciudadanos, aliadas todas ellas de las costumbres conservadoras, es en este poema quizá, donde se aprehende su peculiar rechazo no solo al lugar que habita por aquel entonces —Medellín— sino también a la ley, a la no aprobación de lo institucional y de cualquier índole de jerarquía.
VILLA DE LA CANDELARIA [7]
Vano el motivo
Desta prosa:
Nada…
Cosas de todo el día.
Sucesos
Banales.
Gente necia,
Local y chata y roma.
Gran tráfico en el marco de la plaza.
Chismes.
Catolicismo.
Y una total inopia en los cerebros…
Cual
Si todo
Se fincara en la riqueza,
En menjurjes bursátiles
Y en un mayor volumen de la panza.
Es entonces este poema quizá un autorretrato del sector burgués en cuyos afanes siempre impera el ascenso social. De Greiff es un espíritu renovador que sugiere la reivindicación del ocio creativo y junto con su cohorte de poetas malditos hicieron de la producción artística un arma eficaz para combatir el conformismo y el pensamiento protector de las costumbres y la moral católica. Todos ellos dejaron en sus vivencias y en sus creaciones artísticas pruebas de una anti élite que rechazó con alguna osadía un modo de vida, unas costumbres, una moral que quería imponer esa rígida mezcla de conservadurismo religioso y afán positivista burgués [8].
Ahora bien, es en cierta medida algo irónico que León de Greiff a sus 19 años haya sido por un tiempo el secretario privado de Rafael Uribe Uribe, dirigente del liberalismo radical colombiano quien en 1907 opinó que «las revistas literarias, propiciaban ambientes demasiado desordenados y bohemios que solo servían para estorbar la sobriedad y la moderación que exigían los objetos del progreso económico de una sociedad tan positiva y antipoética como lo ha sido la antioqueña» [9]. Este señalamiento del oficio del poeta, como un oficio improductivo y por tanto inútil para la sociedad, estuvo presente siempre en el pensar del dirigente. Sin embargo, me atrevería a interpretar que la labor de secretario que realizó De Greiff solo se dio por el lazo de amistad que Rafael Uribe sostenía con su padre, el dirigente político Luis De Greiff Obregón, y no por ello debe desvirtuarse ni la obra, ni el espíritu libre de este artista [10].
Fue entonces la revista Panida, un buen comienzo, un gran ejemplo y un excelente punto de partida para que las futuras generaciones de intelectuales pudieran encontrar en ellos vestigios de rebeldía y formas de pensar no convencionales; a lo largo de diez números que publicó la revista quincenal de literatura y arte en un lapso de tiempo de cinco meses, pudieron congregar con bastante acierto y desmesura las voluntades dispersas de rebelión, que en el primer número no contuvo un programa de acción o una explícita declaración de principios, pero sí delató la herencia modernista que los nutria [11].
Así pues, para finalizar, la revista Panida, puede entenderse como un primer momento de la expresión colectiva de una nueva generación intelectual. Fue el acto inaugural de un grupo de intelectuales que irrumpió en el escenario histórico colombiano buscando poner en tela de juicio los valores predominantes. En esa revista quedó expuesta, aunque fuera de esbozo, la intención vanguardista de algunos jóvenes artistas inscritos en la generación intelectual de los nuevos [12].
NOTAS:
[1] Loaiza Cano, G. 2004, «revista panida», en : boletín cultural y bibliográfico N°67, pag. 25.
[2] Loaiza Cano, G. 2004, «revista panida», pág. 27
[3] Loaiza Cano, G, «(1895-1976) León De Greiff, el aporte vanguardista de tergiversaciones», en: Revista Numero, Numero 12, pag.60
[4] Loaiza Cano, G, «(1895-1976) León De Greiff…, pag.59
[5] Loaiza Cano, G. 2004, «revista panida», pág. 31
[6] Loaiza Cano, G, «(1895-1976) León De Greiff…, pag.59
[7] Originalmente hace parte de Tergiversaciones y esta fechado en 1914
[8] Loaiza Cano, G, «(1895-1976) León De Greiff…, pag. 60
[9] Loaiza Cano, G. 2004, «revista panida», pág. 22
[10] Loaiza Cano, G, «(1895-1976) León De Greiff…, pag. 60
[11] Loaiza Cano, G. 2004, «revista panida», pág. 26
[12] Loaiza Cano, G. 2004, «revista panida», pág. 33
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Puede descargarse una versión facsimilar de todos los números de la revista en este vínculo: https://repository.eafit.edu.co/handle/10784/8180
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* Juan Diego Vélez Puerta es Historiador de la Universidad Nacional de Colombia y Maestrante en educación por la Universidad Católica Luis Amigó. Posee un diplomado en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario por la Corporación Universitaria Americana.