Literatura Cronopio

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«FOTOGRAFÍA Y SOCIEDAD» DE EDWARD GOYENECHE GÓMEZ

Por Santiago Rueda Fajardo*

Con Fotografía y Sociedad Edward Goyeneche parece inaugurar en la bibliografía nacional los escritos de largo aliento sobre los usos sociales de la fotografía. Esta afirmación, que parece exagerada, puede ser puesta a prueba al revisar las publicaciones sobre el fenómeno fotográfico en nuestro medio. Con la excepción del libro «Álbum de familia: La imagen de nosotros mismos» de Armando Silva, editado hace casi una década, Fotografía y sociedad es el primer ensayo que reflexiona a fondo, desde una perspectiva teórica sobre la práctica fotográfica.

Indudablemente existen trabajos relativamente recientes, que se ocupan de una manera breve, concreta y correcta de la fotografía. Sin embargo, ejercicios teóricos como el de Carlos Jiménez; arqueológicos, como el de Margarita Monsalve; conmemorativos, como los de Eduardo Serrano, no se han preocupado por examinar a fondo la mecánica argumentativa con la que se escribe sobre fotografía ni han enfrentado material de archivo local con atención. No existen publicaciones periódicas especializadas como «Fotografía contemporánea», que circuló entre 1979 y 1986 y un libro de la calidad de «Fotografía colombiana contemporánea», continúa siendo una obra única y singular en la producción nacional.

Aunque los críticos de arte y curadores que se encuentran activos han sido atentos al desarrollo reciente del medio en las artes visuales, no han realizado estudios históricos o teóricos sobre algún periodo o fotógrafo, o análisis de las prácticas que no pertenecen al circuito galería–museo. La indiferencia ante el tema por parte de los profesionales de las ciencias humanas, quienes podrían participar activamente en la valoración y análisis de lo fotográfico, son otra causa que explica la debilidad de estos estudios en el país.

Paradójicamente, la fotografía alcanza en nuestro medio un reconocimiento cada vez mayor. En la presente década se han realizado eventos fotográficos masivos y exposiciones en salas de importancia, algo impensable hace diez años. El mercado del arte participa activamente en esta nueva valorización, aunque el principal factor de cambio para este renovado interés sea el paso crucial en que la fotografía análoga dependiente de la química, cierra su ciclo histórico para dar paso a la imagen digital.

La digitalización ha puesto al alcance de cualquiera el especializado y casi misterioso laboratorio fotográfico y junto a las posibilidades de archivo y visualización inmediata, ha hecho virtualmente imposible para un fotógrafo el fallar en la ejecución de casi cualquier proyecto. Este renacimiento fotográfico ha impuesto a través de los teléfonos celulares equipados con cámaras, los equipos portátiles y de bajo costo, una verdadera manía por escenificar y registrar desmesuradamente cualquier evento.

Hoy, por encima del video, la fotografía y sus instantes congelados se muestran como favoritos a la hora del registro, la participación y el almacenamiento de nuestras memorias y ritos sociales. En retrospectiva, puede recordarse con ironía las críticas que hace un par de décadas despertaban en Occidente —en especial en Europa y los Estados Unidos— los turistas japoneses, apasionados amantes del gatillo fotográfico.

En este sentido el estudio presentado en Fotografía y Sociedad demuestra su actualidad e importancia, recogiendo y registrando los modos y posibilidades de un periodo de la fotografía que se está cerrando y de unos usos sociales que antes de desaparecer —el registro de nuestra individualidad y nuestra colectividad, el posar ante la cámara— se han reforzado.

Los temas tratados en Fotografía y Sociedad nos llevan a preguntarnos: ¿De qué manera la fotografía es una herramienta de construcción de la memoria, la identidad y la historia? ¿Cómo articula la nación su historia visual? ¿Cómo convivimos día a día con el fenómeno fotográfico y cómo ello permea y codifica nuestra experiencia cotidiana? ¿Qué nuevas formas de escribir la historia nos sugiere la fotografía? ¿Cómo pondríamos en funcionamiento entonces, esa memoria visual, en el contexto de la sociedad de la información?

Valiéndose de los métodos de trabajo y análisis del historiador y el sociólogo, Edward Goyeneche rompe con la tradición local de percibir a la fotografía como ejercicio artístico o seudo artístico donde se valora la belleza formal, pero donde la reflexión sobre el medio en sí, es pobre. El autor emprende la tarea de aclarar el hecho fotográfico, de hacerlo a través de sus pensadores —Barthes, Bourdieu, Kossoy— y de reconsiderarlo después de examinar las particularidades históricas del entorno geográfico y cultural escogido, el de los pueblos del Valle del Cauca en el amplio arco temporal de la modernidad en Colombia, demostrando con éxito que la asimilación y no el remedo, crean esa herramienta inherente y básica para nosotros, el lenguaje.

Fotografía y Sociedad nos lleva a conocer el estado del arte de la fotografía en el Valle del Cauca entre 1870 y 1940. Su interés por la fotografía regional y la realizada fuera de los grandes centros urbanos, subraya la importancia del patrimonio cultural, del valor de los objetos con carga histórica, multiplicando con su ejemplar metodología las posibilidades de hallar horizontes de trabajo para los estudiosos de la imagen y la cultura. De manera general el autor intenta construir también una historia técnica de la fotografía, de los modos en que esta fue distribuida, comercializada y recibida. La historia de los canales de producción y las industrias que se beneficiaron y utilizaron la fotografía no alcanza a ser trazada, pero queda sugerida para futuros investigadores.

La sensación al leer este libro, y el lector podrá o no concordar con esta opinión, es la de estar presenciando casi a oscuras un amplio paisaje casi desconocido para nosotros, el de nuestra historia visual. Es este un recuento de usos sociales, y también de la vida de las personas que habitaron nuestro territorio, antepasados tan cercanos pero a la vez tan lejanos que sus experiencias, sus hábitos, sus lugares, sus casas, sus paisajes, sus vestidos nos son tan ajenos y lejanos que los hacen casi irreconocibles para nosotros.

Después del inventario de fotógrafos de la región, de sus actividades, de los recursos a su alcance, de sus modos y medios llegamos a «Apéndice»: El Álbum de Arthur Weinberg. En este punto podemos pensar que el autor da inicio a un segundo libro, y es que de hecho, la vida y obra de Weinberg, como es presentada y relatada, no solo es la puesta en escena y la ilustración de las ideas tratadas en el libro, son un abre bocas sobre la experiencia vital de un inmigrante europeo que hizo de su vida fotografía y de las fotografías, su vida.

Con Fotografía y Sociedad Edward Goyeneche toca la punta del iceberg de la fotografía colombiana de los últimos dos siglos contribuyendo a la construcción de un pensamiento crítico sobre el fenómeno fotográfico, entendiéndose lo fotográfico como parte importante del conjunto de herramientas tanto físicas como mentales que han instrumentalizado la mirada, la percepción y la memoria en los últimos 200 años.
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* Santiago Rueda Fajardo es pintor y crítico de arte. Maestro en Artes Plásticas con profundización en Pintura del Departamento de Artes Plásticas, Facultad de Artes, Universidad Nacional de Colombia. Cuenta con un postgrado en «Design and Media Arts» de la Universidad de Westminster en Londres 1997-1998. Texto cedido por la Carreta Editores.

1 COMENTARIO

  1. Hola, buen día.

    Estoy trastreando este autor para ponerme en contacto con él y pedirle unas referencias académicas. Podrían suministrarme el correo electrónio o darle el mio para que se comunique.

    Muchas gracias

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