A PUERTA CERRADA: RELATOS DIASPÓRICOS DEL TRUJILATO
Por César (Jochy) Herrera*
Hace varios años, el historiador dominicano Frank Moya Pons indicó que a juzgar por la proliferación de estudios, novelas, memorias, artículos y antologías acerca del dictador Trujillo y su régimen, podía concluirse que la trujillología «se había instalado con firmeza en la academia y la literatura dominicana». Es como si sus autores hubieran perdido el miedo a publicar sus recuerdos, revelar sus secretos y presentar públicamente sus pareceres, anotaba. Son más de una incluso, las antologías de cuentos sobre el tirano ya publicadas; entre ellas se destaca la recopilada por Miguel Collado: El fantasma de Trujillo (CEDIBIL, 2010), obra que recoge relatos de Marcio Veloz Maggiolo, Juan Bosch, René del Risco, Hilma Contreras, Miguel Alfonseca, Roberto Marcallé Abréu, Pedro Peix, José Alcántara Almánzar y un largo etcétera.
Aunque no es nuestro interés abordar el tema en profundidad en estos comentarios, consideramos pertinente resaltar que los pioneros de la cuentística trujillística, desde sus inicios, publicaron desde el extranjero; desde países tan dispares como Cuba, México, Francia y Chile, como fue el caso de Bosch, Pedro Henríquez Ureña, José Ramón López y Tomás Hernández Franco. Aquella diasporidad del temprano relato dominicano plantó semillas que influenciaron generaciones posteriores y aparece también evidenciada en autores contemporáneos que han publicado desde fuera y sobre la República Dominicana: Rubén Sánchez Féliz, Rey Andújar, Aurora Arias, Juan Dicent, José Tobías Beato, Kianny Antigua y René Rodríguez Soriano, entre otros.
Aun más, el trujillato como temática, en un interesante fenómeno cultural y lingüístico, traspasó idiomas y nacionalidades cuando Julia Alvarez, Junot Díaz y Vargas Llosa lo incorporaron a sus imaginarios, una vez más, impregnando esa trujillología literaria de un enriquecedor sabor extranjero. La colección de cuentos A puerta cerrada (Ediciones Torremozas, 2012) de Nayla Chehade (Cali, Colombia), es el más reciente ejemplo de tal fenómeno, relatos donde la autora revela voces que «reconstruyen literariamente espacios silenciados por las versiones oficiales de la historia en el marco de la dictadura».
Sea entre los fantasmas de la masacre de Palma Sola, o la provocada por la palabra perejil de la que miles de haitianos fueron víctimas, o el horrendo feminicidio contra aquellas tres hermanas Mirabal, en estos textos Chehade se aferra al terror y a la incertidumbre para sacudir al lector que escucha, en primera persona, personajes «anónimos» sometidos por la ignómina omnipresente imagen del sátrapa; la que invade iglesias, hogares, prostíbulos y monumentos junto a la de sus fantasmas.
Se trata de ecos femeninos cuyas vidas están al hilo del espanto: ante el asesinato de un esposo, un hijo o la violación de una adolescente; en la santera que narra la brutal pobreza de la siempre olvidada frontera dominico–haitiana; en la prostituta víctima de la traición, el desamor y la maldad del Jefe y en la jovencita que abandona la inocencia a causa de ello. Verbo de mujeres que rompen mordazas y códigos de la tradición de la que fueron dobles víctimas, gracias a un régimen que hizo del país el predio personal de un megalómano sin par.
«Que me bese con los besos de su boca… que me apriete con la carne de sus labios… que lo odie con la fuerza de mis besos… que lo borre de mi vida con el filo de mi aliento… que lo tache para siempre de mi alma con el fervor de mis labios… que lo disuelva entero con la fuerza de mi deseo, gimió, que me muera y vuelva a nacer, suplicó y se quedó dormida». El erotismo, importante eje en la madeja creada por Chehade, es reflejado en estos ruegos —casi súplicas— que narran las visiones de una adolescente soñando con la imagen casi divina del mismo malvado hombre que posteriormente odiará. Porque en este libro «lo poético, lo erótico y lo político se suman para perfilar figuras e iluminar complejos aspectos de su realidad personal y de su entorno», en palabras de la autora.
El fajo de historias que conforman A puerta cerrada es un certero ejemplo del poder del relato breve, no sólo por su fluidez, porque de pronto se les escapan de la mano a la autora y los hechos acaecidos se imponen sobre las palabras mismas (Trujillo y sus esbirros aparecen mudos, no hablan porque sus acciones son indescriptibles), sino también porque los personajes se palpan y se tocan; como seres de carne y hueso. Contradictorios, tiernos, asqueantes o hipócritas.
Chehade utiliza hábilmente las costumbres dominicanas del diario vivir y el léxico popular regalando pinceladas que saben a Dominicana aunque la autora sea colombiana; su temporal residencia en dicho país por una década, al parecer, fue lo suficientemente intensa como para motivar estos relatos. Confiesa cómo la figura de Trujillo fue para ella casi una obsesión que le calaba en lo más hondo: «Me intrigaba, sobre todo, su carácter paternalista, la relación «amor/odio/terror de gran parte del pueblo hacia quien controló por tantos años los espacios de la gente, que trató de imprimir su huella en cada resquicio de la mente y el corazón de los ciudadanos y se convirtió en casi mito, en lamentable arquetipo fundacional de una nación».
Recordemos que la cuentística trujillística ha sido protagonizada por escritores de sexo masculino, y que salvo unas cuantas autoras, tal como ha indicado Chehade, «…las voces femeninas que relatan la experiencia de la tiranía desde su propia perspectiva y a partir de sus propias incertidumbres, contradicciones, anhelos y pesares, han estado ausentes de este proceso de exploración de la dictadura y sus efectos».
A puerta cerrada fue seleccionado en Bogotá como primer finalista del concurso Premio Nacional de Cuento auspiciado por el Ministerio Colombiano de Cultura, y recientemente, en el marco de la Feria del Libro de Bogotá, la prestigiosa revista Granta en español presentó en Colombia. Sus armas ocultas, un dossier que incluyó textos de Chehade y otros 12 compatriotas como «una apuesta de escritores colombianos a descubrir».
La autora es Catedrática de la Universidad de Wisconsin-Whitewater en EE.UU., ha residido en dicho país por gran parte de su vida y actualmente trabaja en la novela Ardiente es el paraíso un capítulo de la cual puede leerse en el blog literario de El País (https://www.elboomeran.com/nuevo-contenido/347/ardiente-es-el-paraiso/).
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* César (Jochy) Herrera es miembro del Consejo editorial y la Mesa directiva de la revista Contratiempo publicada en Chicago, USA. Por más de dos décadas donde comparte el ejercicio literario (ensayística y periodismo) con la docencia y el oficio de la cardiología. Ha formado parte del colectivo cultural contratiempo.nfp de la ciudad de Chicago desde sus inicios; fue Presidente de su Mesa Directiva, miembro del Consejo Editorial de la revista contratiempo y más recientemente, coordinador de su brazo editorial, Ediciones Vocesueltas. Sus textos han sido publicados en periódicos y revistas impresas y digitales: Agenda del sur (Argentina), Cielonaranja (Alemania), Antelespejo (España), Mediaisla (Florida, USA), Nuestra aparente rendición (México), Diálogo (Chicago, USA),Ventana Abierta (California, USA), País Cultural (República Dominicana), Mythos (República Dominicana), La Jornada Semanal (México), Letralia (Venezuela), Acento (República Dominicana) y Claridad (Puerto Rico). Autor de los libros Extrasístoles (y otros accidentes) (Vocesueltas, 2009), una colección de ensayos sobre el corazón-metáfora, y Seducir los sentidos (MediaIsla 2010), obra que recopila ensayos y trabajos periodísticos sobre arte.