Literatura Cronopio

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Al yacente

VIENDO AL YACENTE Y OTROS POEMAS

Por Javier Naranjo*

«De manera que los muertos que yo
entierro e incinero son iguales a los
muertos anteriores a ellos, para quienes
el tiempo y el espacio se han vuelto
mortalmente insustanciales.»
(Thomas Lynch).

Viendo al yacente sospecho que no sabe que está muerto. Creo que no tiene idea de que los otros tampoco existen y no importan.

El muerto de cera en su caja no se detiene en nada, no lo afectan los cuchicheos, las lágrimas furtivas, las venas de los vivos que se tensan en los brazos. Al muerto lo tienen sin cuidado la gloria, la sangre que manó, los honores.

Distraído asiste a la mortal condición de lo vivo.

PAISAJE LUNAR

El viento es fresco en la noche, la brisa despeina todo lo que se doblega. Ondea mi cabello y las campanas tubulares. Hay voces afectadas de dispersión, elongación y distancia.

El temperamento empieza a enfermarse, hay algo que camina distinto en la sangre. Un animal con más cansancio que apenas deletrea. Las palabras se ahogan en pasmo y turbulencia.

CAMPO DE MIES

«…y murieron en la desesperada postura de su caída.»
(Edgar Allan Poe).

Oigo la suave música de Amélie. Me arrasa algo indefinido con nombre definido. La alegría de todos me inunda como un veneno que ciega todo movimiento.

Perdón, que siega.

Y en el campo de mies alguien corta antes de tiempo, y todo cae lentísimo.

Casi

detenido

en el caer.
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LA SOLA SALA DESOLADA

La sola música, la sola sala, la casa a la que nadie toca si no llega mi voluntad de estar a mover los objetos.

Tengo los dedos lastimados, el borde arde, hay sangre que me he lamido. He arrancado los pellejos con una pulsión caníbal de verme hasta el fondo, y hastiarme de ese estar aquí que se empeña en que habito.

TELÉFONO

A veces sólo nos queda la noche para encontrarnos y decirnos y hablar desde el hilo que se tiende inseguro de oreja a oreja, de laberinto a laberinto del oído.

Puente endeble que cruza acantilados.

Y en las torres almenadas de las cabezas, ejércitos que se disputan el precario territorio del entendimiento.

SE VE UNO

Se ve uno a sí mismo con ferocidad y hondura y un terco desamparo.

Luego tiene uno que atarse a algo, para que el canto de las sirenas de la disolución no atrape, y empecinar en la conciencia.

Saborear entonces a escondidas, como un dulce prohibido,
el propio nombre.
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MÁSCARAS

Al fondo de mí hay una máscara que cree que soy yo. Y atrás de ella otra y
otra.

Y cada una siente que adentro de ella está la verdad, el ser, el mismo Dios.

Pero siempre estás solo
mirándote mirar.

OSCURECIDO

La luna esconde ahora su condición y se muestra como si tuviera que ser otra cosa. El ojo la ve brillar y recela.

La gata acecha su sombra en el prado oscurecido. Otea con su pupila del tamaño del ojo. Lo anochecido está lleno de misterio. Bostezan las flores.

Ahora todo se funde en indistinto. La gata negra se pierde contra un telón de fondo donde relampaguea. Desaparece en un gran vientre que se devora a sí mismo.

VOLTERETAS

Yo también me pregunto cómo fue esa voltereta de los cuerpos. Es precisa palabra.

Pero ¿qué voltea tan rápido que hay que explicarlo para darse cuenta del giro? ¿Por qué no basta el solo giro para girar del todo?

Parece que el cuerpo gira más hondo cuando puede decirlo. Y sólo en mi memoria, tu cuerpo y mi atención en él dan volteretas.
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ATERIDO

Tengo ateridas las manos, los dedos buscan el calor de tu boca. No saben hacer sino eso: ir despacio.

Y recorrer tu vientre,
tierra feraz, perdida.

RESPIRAR JUNTOS

Sentí que respiraba al mismo tiempo que alguien.

¿Se tratará de eso?

¿Conspirar de los cuerpos
y sentir unas cosas
que los sobrepasan?

EROSIÓN

En la mesa del comedor, mi padre y yo vemos cómo mi madre desespera por hallar las palabras que saben decirla, el acuerdo entre la voluntad de pensar algo y lo pensado. La necesidad de que la conversación entre uno y uno no se extravíe.

Pero el encuentro es difícil, y alguno de los dos que es uno mismo, girará en un carrusel donde espera que el otro lo reciba. Y en la cabeza de mi madre se den un beso largo lo que busca y lo buscado. Y sean en ella felices las dos, para que en la mesa recuperemos la cara de que todo está bien. Los rostros tranquilos del entendimiento.
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EL ENAJENADO

Salir de sí para que la cárcel de verse cese.
Para el olvido, y ser todo, nadie y ninguno.
La embriaguez de no llamarse, de no decirse, para que el silencio ocupe.

Ah,
y respirar.

FLUIR

Voy en el placer de no encontrar con qué chocar, trato,

porque toda opinión y argumento son piedras que estorban. ¿Pero quién habla?

¿Qué habla por uno? ¿Soy yo?
No,

Yo está casi dichoso en el día, quiere hermanarse con todas las pasiones, pero es torpe y se siente exclusivo. Padece separación.

DESASIMIENTO

Yo abrazo feliz lo que me desabraza de mí. Lo que me suelta de la tiranía:

En la terraza del mirar pasa el día espléndido cargado de seres que transitan.

Y arriba de las cabezas ciegas, en el naufragio repetido del día, hay golondrinas e insectos que se aparean y se devoran.

ADENTRO DE NUESTROS GESTOS

Adentro de nuestros gestos estamos muriendo. En pie nos mantenemos, apoyados en el desenfado y el buen gusto, la mejor comida, el vino que preciso acompaña, la risa desbocada, la soledad, la carcajada.

Y en casa somos el ser que se desanuda, y quiere cama y compañía para yacer, mientras de veras yace.
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ASISTO

¿Adónde se fue la vida que gasté viviéndola? ¿Quién habita aquí que se empecina en que soy el que fui? En que somos los mismos.

Perder algo no tiene nada triste, sino exultante. La exultación del que se ve perder. No soy ya, me veo ser, me veo fui.

Con esta mano asisto.
___________
* Javier Naranjo nació en Medellín en 1956. Ha sido gestor cultural, promotor de lectura y docente. Dirige la Biblioteca y Centro Comunitario Rural Laboratorio del Espíritu, en El Retiro, Antioquia. Entre sus libros de poesía se encuentran Orvalho, Silabario, Lugar de cuerpo ciego, A la sombra animal, y De parte del aire. Casa de las Estrellas y Proyecto Gulliver, recogen creaciones infantiles. Las cartillas El Diario de Mammo y El Diario de… escritas para el MAMM tienen como fin el acercamiento de los niños al arte. Coordinador de diversos proyectos de escritura creativa y de algunas versiones de La Escuela de Poesía en el Festival Internacional de Poesía de Medellín. Coordinó también la primera Escuela de Poesía en Buenos Aires. Ha participado en eventos, seminarios, ferias del libro y festivales nacionales e internacionales. Artículos y poemas suyos han aparecido en diversas revistas, periódicos y antologías.

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